"Tocando el alma" no es un concierto de una gran pianista sin más. Constituye una composición en la que se produce un doble movimiento de dentro hacia fuera y de fuera hacia dentro. Del ánima de Nati Ballarín brota algo más que belleza, emerge también un invisible mensaje ético que, en el sentido inverso, introduce en nuestro interior valores que curan.
La creación de la artista de Castejón de Monegros afincada en Sariñena, desde donde irradia al mundo por una reputación cosechada en el blanco y negro de sus teclas que tocan el blanco y negro del mundo, se mimetizaba este sábado con un escenario tenuemente iluminado para entregar en mano al deleite de la buena música las estrellas que cada cual desee incorporar a su colección íntima.
Anna Cerrillo ejerció de introductora del concierto para desentrañar los misterios de su alumbramiento, y Carmen Pacheco, gerente de Carma, dibujó con la palabra las sensaciones y emociones que la música de Nati Ballarín iba a perfilar en el programa pianístico, que iba a ejercer de sanador del alma y del cuerpo, descubridor de los vericuetos por los que guiar el bienestar emocional.
Nati Ballarín, elegante traje oscuro y flor de Lilium, desprende melodías clásicas y vanguardistas para expresar los sentimientos que brotan hacia sus dedos y, de ellos, hacia la sala. El Preludio Bwv 846 de Johann Sebastian Bach irrumpe delicada y serenamente. "Sentir, relajare y emocionar", misterio trinitario de la música que brota del ser de la pianista. Luego, hace comparecer a Beethoven, Eros&Psique, Debussy, Chopin, alineados para simbolizar e inyectar melancolía, pasión, armonía, tristeza y alegría. Una a una, cada obra enciende metafóricamente una vela en los terrenos que antaño fueron lóbregos, para obsequiar a quien escucha con calma, con paz..
Hay una metamorfosis cuando suena una pieza como Candle Light, la música se torna cromática e incluso corpórea, se hace presente con matices imposibles a través del virtuosismo que, paradójicamente, convierte lo cotidiano en admirable, lo admirable en eterno y lo eterno en efímero. Y, de repente, el público, convertido en comunidad y familia, constata que la sensación perenne caduda.
Y siente el respetable la necesidad imperiosa de reconocer con largas, prolongadas y sentidas emociones la generosidad de Nati Ballarín, que sublima la humildad con los agradecimientos: Carmen Pacheco, del Centro Carma, Canales Floristería, Peluquería Nuevos Tonos y el Ayuntamiento de Sariñena, contribuyentes activos del proyecto "Sinfonía de Serenidad", un hilo para la conexión de la música y las emociones. Curar a través de la belleza. Primera misión cumplida. Quedan muchas más.