Olga Pueyo: "La autocensura condicionó a Sender en la tercera parte de Crónica del Alba"

La autora ha presentad en el IEA "El triángulo editorial de Crónica del alba" junto a José Domingo Dueñas

12 de Diciembre de 2023
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José Domingo Dueñas y Olga Pueyo. Foto Myriam Martínez
José Domingo Dueñas y Olga Pueyo. Foto Myriam Martínez

El triángulo editorial de Crónica del alba, de Olga Pueyo Dolader, es el fruto de una investigación sobre el fondo de los editores Aymà, que se encuentra depositados en el Archivo Nacional de Cataluña y analiza las vicisitudes por las que atravesó el tercer tomo de Crónica del Alba, de Ramón J.Sender, publicado por este sello (1965-1967), especialmente los problemas que tuvo con la censura.

El triángulo editorial de Crónica del alba es uno de los libros más importantes que ha editado el Instituto de Estudios Altoaragoneses en los últimos años y se ha presentado este martes en la sede de esta entidad, con la presencia del autora y la introducción de José Domingo Dueñas, experto en la materia, vicedirector científico del esta entidad y responsable de la Colección Estudios Altoaragoneses en la que se enmarca.

El propósito del libro, ha explicado la autora, “tiene que ver con la memoria histórica” y reflexiona sobre lo que supuso el régimen franquista para los libros, autores, críticos e historiadores de la literatura, que en España "quedaron ausentes durante muchos años".

Por eso, Olga Pueyo estima que, la lectura de autores en el exilio es importante que vaya acompañada del conocimiento del contexto y de todas las dificultades que tuvieron que pasar.

El libro se centra en el complicado acceso que los lectores españoles tuvieron a Crónica del Alba, considerada como una de las mejores novelas del siglo XX. Ramón J. Sender se vio sometido al exilio, como consecuencia de haber militado activamente en defensa de la República española durante la Guerra Civil.

El público ha seguido con interés la presentación del libro.
El público ha seguido con interés la presentación del libro en el IEA.

El exilio, observa Olga Pueyo, "condenó al olvido el nombre del autor y de sus obras". Desde septiembre de 1939, su nombre forma parte de una lista de autores prohibidos, como Voltaire o Zola, entre otros. Él, que había sido Premio Nacional de Literatura en 1935.

“Se impuso la destrucción de ejemplares en las librerías, se expurgaron los que había en las bibliotecas públicas y privadas, y se excluyó a Sender de la historia de la literatura”, ha detallado.

“La recuperación de las obras de los exiliados fue lenta y, en ocasiones, obedecía a una campaña propagandística que pretendía blanquear el régimen. Para ello, se tenían en cuenta los títulos menos inocuos, en una estrategia muy selectiva. Autorizaban unos, pero impedían otros”, ha explicado.

Así, por ejemplo, Javier Morata solicitó la importación de diez ejemplares de Crónica del Alba en agosto de 1946 y la petición fue aceptada. “Sólo se entiende por el escaso número”, ha considerado Olga Pueyo.

La censura había establecido categorías entre "autores redimibles y los irrecuperables", pero Sender regresó a las librerías en junio de 1965, con los sellos de Gredos, Destino y Delos-Aymà. Sin embargo, su reposición y lectura fue bastante dificultosa, como ocurrió con todos los autores del exilio. “La reintegración de la literatura del exilio tenía como finalidad dar una imagen de paz y progreso al país”, agrega la escritora.

En ese contexto escribió Ramón J. Sender la tercera parte de Crónica del Alba, mediatizado por la autocensura, en opinión de Olga Pueyo, que "le condicionó a la hora de elegir el tema, el enfoque, el desarrollo de las escenas y la psicología de los personajes”.

La autora encontró en el Archivo Nacional de Cataluña 167 cartas, sobre todo profesionales, que se cruzaron Ramón J. Sender y el editor Jaume Aymà. “Se trata de una información muy rica, que aborda los inconvenientes de la censura, la evolución de la amistad entre ambos y también los desacuerdos. Que se haya conservado toda esta documentación es una ventaja muy grande para los investigadores, un material de primera mano”, señala.

A través de esa correspondencia, se aprecia también la negativa recepción que tuvo, en general, el tercer y último libro de la serie Crónica del Alba, muy diferente a los dos primeros, editados en Nueva York.

Pueyo recoge también en la publicación, el relevante papel que jugaron las redes editoriales para la existencia de los autores, sobre todo aquellos que tuvieron que vivir en países que no eran hispanoparlantes.

Ramón J. Sender no regresó físicamente a España hasta 1974.

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