Hoy el aspecto del escenario del Corral de Comedias de Robres aparece diferente. El espectador puede ver, a su derecha, una pequeña parcela del mismo ocupada por varios instrumentos musicales, desde un arpa a una vihuela, y otros aditamentos (campanas, cascabeles). A la izquierda, el caos: maderas amontonadas, una cruz, un espejo; un caos que recuerda un vertedero.
Pero todo tiene su sentido: la parte derecha de la escena la ocupa Sara Águeda, encargada de la banda musical y los efectos especiales de la obra. En la parte izquierda, reinará el saber hacer de Pepe Viyuela, quien entre parlamento y parlamento improvisará una puerta, una cocina, un confesionario o incluso una catedral con apenas unos listones de madera. Con estos elementos “de fortuna” elaborará el atrezzo donde orará, comerá, disertará y dará vida a sus escenas.
El Corral de Comedias de Robres estaba con aforo completo desde veinte minutos antes de iniciarse la función. Nadie quiso perderse este estreno con el recordado Pepe Viyuela, que ya el año pasado logró un éxito rotundo.
El espectáculo comenzó incluso antes de la función, con la entrada de Luis Casáus, director del teatro. Entre bromas y complicidad con el público, anunció que desde esa noche el Corral pasaba a formar parte del extenso currículo de escenarios de la compañía.
Ya en tono solemne, destacó: “El Corral de Comedias de Robres vuelve a vestirse de gala para recibir de nuevo al actor Pepe Viyuela. Su presencia en este escenario es sinónimo de éxito: el pasado año protagonizó una de las noches más memorables del teatro, colgando el cartel de completo”.
La obra presentada fue “Guitón Onofre (El pícaro perdido)”, basada en la novela picaresca de Gregorio González y adaptada por el propio Viyuela junto a Bernardo Sánchez. La puesta en escena cuenta además con el talento de la arpista Sara Águeda, que aporta un componente musical y poético único.
Lo que siguió fue un auténtico ejercicio de virtuosismo teatral: un Pepe Viyuela desatado, con dominio vocal, gestualidad explosiva y control corporal absoluto. Interactuó con Sara Águeda y transformó la escena en un espacio vivo, donde hasta un simple candelabro arrancaba risas.
El público disfrutó de principio a fin, entre carcajadas y complicidades, hasta regalar a los actores un largo y repetido aplauso que obligó a saludar varias veces.
Tras la representación, Sara Águeda destacó la acústica perfecta para el arpa en un espacio como este, mientras que Pepe Viyuela confesó que lleva a Robres en su corazón y que deseaba volver tras el éxito del año pasado.