La librería Anónima de Huesca acogió este jueves la presentación de El Critiquín, una versión abreviada e ilustrada de El Criticón de Baltasar Gracián, que nace con la vocación de acercar este clásico del Siglo de Oro a las nuevas generaciones. El acto contó con la presencia de los autores del proyecto, la filóloga Pilar Sánchez Laílla y el ilustrador José Luis Cano, acompañados por el artista Isidro Ferrer y la profesora de música Lirio Miravete. Todos ellos interpretaron en directo fragmentos de la obra con acompañamiento de música barroca.
Publicado por la editorial Prames, El Critiquín condensa el monumental texto de Gracián en un formato más accesible y visual, sin perder la esencia del original. El criterio ha sido modernizar el vocabulario, pero manteniendo rasgos característicos del lenguaje de la época, en un equilibrio entre fidelidad y claridad.
Chema Aniés, responsable de la librería Anónima, abiró el acto destacando la calidad de la edición de Prames, "y no hay nadie que lo pueda abreviar mejor que Pilar ni ilustrar mejor que Cano”, apuntó. Lo que siguió fue una presentación coral y divertida, con espacio para la música barroca.
José Luis Cano comenzó explicando cómo nació su implicación en el proyecto. “Pilar me pidió permiso para usar unos dibujos sobre Gracián en clase", algo que ya le resultó insólito. "Hablando, descubrimos que su mayor ilusión era hacer accesible El Criticón a sus alumnos, y la mía era ilustrar la obra desde que la leí hace 40 años. Empecé a hacerlo, pero se me adelantó Antonio Saura y ya era inútil que siguiera”, comentó.
"Luego, siempre me ha dado mucha pereza porque es un libro muy duro, pero al saber que lo iba a abreviar Pilar, vi mi oportunidad de poder ilustrarlo con más tranquilidad", añadió.
Cano, que confesó que no se identifica con Gracián, "un pesimista radical, a pesar de ser jesuíta", decidió abordar el trabajo desde la ironía. Aunque le reconoció somarda, apuntó que "algunos de los chistes de Gracián son infames. Por boca del personaje principal Critilo dice que hay que dejar la risa para la boca del necio". "Eso a mí me ofendió profundamente", agregó y le dió vueltas a qué cara poner a este personaje que no se ríe nunca. "Una noche, en sueños, pensé: Buster Keaton, que para mi es lo más, y ya salió el libro de un tirón", contó. "Aparte de reflejar muchas de las imágenes de sus películas en el libro, he hecho recopilación de todos los clásicos del Siglo de Oro, porque es lo que hace Gracián también, coge a los clásicos griegos y romanos y con eso construye el libro", explicó.
Pilar Sánchez Laílla contextualizó la presentación en Huesca dando las gracias por la acogida “en esta ciudad que Gracián definía como ‘siempre victoriosa’, cuna de Salastano y de Lastanosa, donde se hallaba su jardín de la sabiduría. Pero esa sabiduría -precisó- no es la que radica en el saber, sino la del ser, del ser personas que en el peregrinaje de la vida no siempre se tiene la fortuna de encontrar. Yo sí la tuve al cruzarme con Cano”, valoró.
“Gracián también decía que ‘no hay dicha ni desdicha, sino prudencia o imprudencia’, y todavía no sé si fue prudente o imprudente aventurarnos en esta edición, pero desde luego ha sido una gran dicha trabajar juntos”, afirmó. Recordó cómo este proyecto surgió hace tres años a partir de fragmentos que había ido adaptando y que utilizaba en sus clases con estudiantes, que en ese momento "dejaron de ser sombras para cobrar luz en los pinceles de Cano", trasladó Sánchez Laílla.
Ese trabajo compartido fue tomando forma poco a poco, “devanando el texto, quitando fragmentos, saltando, brincando por las páginas de El Criticón en todas sus crisis”, hasta que acabó naciendo este Critiquín, cuya presentación acogió la Anónima. "En este mundo que anda muchas de las veces del revés, es felicidad dar con personas anónimas que también representan esta ciudad y en esta acogedora y querida librería, como imaginamos podría ser la de Lastanosa", finalizó.
La velada concluyó con una breve interpretación dramatizada de algunos pasajes del libro, a cargo de Sánchez Laílla, Cano y Ferrer, acompañados por la música de Lirio Miravete. Como anécdota final, Cano contó una anécdota en un restaurante que justifica que se lanzaran al proyecto: “El camarero nos ofreció ‘vino de la casa’. Preguntamos cuál era y respondió: Baltasar Gracián".