El espacio exterior del Instituto de Estudios Altoaragoneses (IEA) se llenó este pasado miércoles en la presentación de la nueva edición de Contraataque, de Ramón J. Sender, publicada por Ediciones Deusto (Grupo Planeta) el pasado mes de junio. El acto, enmarcado en el programa Biblioteca Presenta, se celebró en el espacio exterior del IEA, en colaboración con Librería Anónima, y reunió al escritor y periodista Sergio del Molino, autor del prólogo de la reedición titulado El soldado escritor, y al profesor y experto senderiano José Domingo Dueñas, del Campus de Huesca.
Dueñas recordó el itinerario editorial de la obra que se publicó por primera vez en la editorial Nuestro Pueblo, que pertenecía al Partido Comunista. Pasaron 40 años para que se publicara de nuevo el libro, en este caso en una editorial Almar de Salamanca, en 1978. Tras casi cuarenta años más, la retoma la editorial aragonesa Contraseña, y ahora, solo nueve años después, “vuelve a aparecer nada menos que en la editorial Deusto, con un prólogo de Sergio del Molino”. Para Dueñas, que esta editorial lo recupere significa situar a Sender “entre los principales pensadores políticos de nuestro tiempo y que considera Contraataque como una obra de actualidad”, con lo que se mostró de acuerdo.

También consideró Dueñas significativa la elección de Sergio del Molino como introductor del libro. “Sender y Del Molino mantienen afinidades bastante claras. Ambos cultivan indistintamente la literatura y el periodismo, modifican a su gusto los géneros tradicionales, encuentran en la escritura su manera de estar en el mundo y son lectores voraces de obras clásicas y modernas. Los dos combaten con tenacidad los prejuicios y los tópicos de nuestro tiempo -añadió-. Pienso además que la obra de Sender ha inspirado en distintos momentos a Sergio”, señaló antes de repasar la obra del escritor y periodista. “También comparte con Sender la condición de escritor prolífico”, apuntó.
En la conversación, Sergio del Molino confesó sentirse “emocionado” al descubrir hasta qué punto llega la similitud con Sender. “La afinidad que encuentro es más extraliteraria que literaria, tiene que ver con su actitud ante la vida, con su forma de enfrentarse al oficio y a las letras. Sender necesitaba constatar lo que vivía escribiéndolo, y eso es algo con lo que me identifico mucho”.
Del Molino insistió en que Contraataque, pese a su origen propagandístico, “trasciende la propaganda” y se convierte en una novela bélica de gran valor literario. “Es un libro que está entregado a la causa republicana y de la revolución comunista en ese momento y ahí se nota que Sender hace un esfuerzo por intentar encajar en las ideas que considera justas, pero siempre es un militante incómodo, porque su talante natural le lleva a tener un discurso completamente independiente. Cuando se presta a ser propagandista le termina saliendo mal y Contraataque es un ejemplo de propaganda fallida”, algo que confesó que también le pasa.

“Pero lo que nos emociona es su visión humana, la comprensión de lo pequeño, la capacidad de anticiparse a las emociones de los otros. Eso convierte el libro en un testimonio universal”, agregó Del Molino.
El escritor defendió la necesidad de reivindicar Contraataque como una novela. “En España hay muy pocas novelas de guerra escritas desde dentro, estuvo luchando en varios frentes y eso es lo que cuenta”. Sender apenas aporta épica, “hay más lírica que épica, porque es un intelectual y no puede evitarlo, y le preocupa la condición humana de los soldados más que las estrategias militares”.
Sergio del Molino afirmó que Sender defiende que la guerra era muy fácil de entender. Escribe de forma “muy lúcida en contra de la sublimación intelectual de la guerra. Cuando dicen que los grandes estrategas son grandes intelectuales, gente muy inteligente, muy sofisticada y que los juegos que plantean son tremendamente complejos, Sender dice que no es verdad: la guerra es brutalidad y gana el más bruto”.
Del Molino relaciona estas reflexiones bélicas de Sender con la primera novela de Crónica del Alba, “donde cuenta las peleas a pedradas entre un pueblo y otro. Narra la guerra exactamente igual. Lo interesante es que él dice que entiende la guerra desde niño, porque es un juego en el cual el que más zurra y el que más mata gana y no hay más. Esto es la barbarie pura, no hay civilización. La civilización está en la palabra, el arte, la cultura, en la parte intelectual de la vida, eso sí que es complicado, pero esto es un asunto absolutamente primario y tribal. Por muchas armas sofisticadas que haya y por muy compleja que parezca la guerra y la estructura militar, en realidad no es muy distinto a unos niños tirándose piedras de una orilla a la otra del río, y ver eso es de una lucidez alucinante”.

Del Molino subrayó cómo el final de Contraataque, al revelar la tragedia personal que vivió el autor, transforma el libro en una obra “mayúscula”, que trasciende el momento histórico para convertirse en literatura universal. “Sender sabe que, si nos lo cuenta desde el principio, no vamos a entrar en la historia, que Contraataque no va a ser igual de eficaz. El libro está al servicio de una causa y es capaz de hacer el enorme esfuerzo de esconder su dolor hasta el final. Y emerge justo cuando tiene que hacerlo para que el testimonio se convierta en literatura de primer nivel, en una obra que trasciende cualquier coyuntura y se convierte en el testimonio universal de alguien verdaderamente devastado, de alguien que en unos meses va a abandonar España; sabemos que está derrotado”.
La conversación entre José Domingo Dueñas y Sergio del Molino se adentró en la relación de Sender con Goya. Dueñas subrayó la evocación que Sender hace de Goya en la ermita de San Antonio de la Florida, donde el escritor parece reconocerse en la misma mirada con la que el pintor había retratado los horrores de la guerra. "Sender explicaba ese paralelismo porque los dos son aragoneses”, apuntó.
“Yo creo que la patria que une a Sender y Goya es la guerra”, afirmó el escritor. Trasciende el origen compartido: “Lo hubiera sentido exactamente igual si Goya hubiera sido polaco. Lo que refleja es una experiencia de la guerra que conecta con quienes han vivido su brutalidad”. Del Molino recordó que el redescubrimiento de Goya como artista contemporáneo se produjo a comienzos del siglo XX, cuando una Europa marcada por la guerra vio en sus lienzos la expresión más clara de los bombardeos, los incendios y la devastación que asolaba el continente. En ese contexto, Sender se inscribe en una sensibilidad común. “En los diez años anteriores toda la cultura europea se ha rendido a Goya, porque en él reconocen las atrocidades que ellos mismos están viviendo”.

Para finalizar, Dueñas puso el acento en la vigencia de Contraataque, que pese a estar escrito “en un contexto tan particular como la Guerra Civil, con la clara intención de defender la República”, sigue leyéndose hoy con “una frescura impresionante. Pocos autores podrían hacer una novela como esta, que tenga vigencia cien años después”.
“Probablemente -transmitió Del Molino-, si me hubieran encargado este prólogo hace diez años, hubiera escrito algo completamente distinto, porque vivíamos en un mundo donde la guerra era una abstracción por completo para los europeos. Ahora nos interpela mucho, de una forma dramática, porque la vemos como algo muy cercano, un horizonte que está constantemente rodeándonos y no vemos lejos la posibilidad de que volvamos a vivir escenas como las que cuenta Sender en Contraataque. En 2025 nos conmueve de la misma forma que a la generación de Sender le conmovió descubrir a Goya y descubrir que había alguien que entendía la guerra y la había visto como ellos”.

El autor de La España vacía insistió en que la obra de Sender "tiene una vocación universal, trasciende la coyuntura y va un paso más alla. Comprende la condición humana y sus emociones básicas, que son universales y superan cualquier frontera o barrera temporal”, señaló. En su opinión, ese sentido trágico de la vida, abordado con la precisión del cronista, permite que "Contraataque nos conmueva coyunturalmente, pero también nos podría conmover de otra forma si la guerra no fuera una sombra que estuviera tan cerca. Pero, ahora mismo, domina el escalofrío de ver que a muy poquitos kilómetros de aquí están sucediendo cosas como las que cuenta Sender en Contraataque. Que hay gente igual de perpleja, gente que muere y gente que está intentando sobrevivir y escapar del horror exactamente igual que cuenta Sender en esas escenas”, concluyó Del Molino.