Seguramente, el escenario de la presentación del videoclip de El Rotomotor del disco Viral de Virgilio Aljama sea un anacronismo para tal misión. Parece que el Salón Azul del Casino quede para puestas de largo pomposas, solemnes, con música de cuerda o, si acaso, jazz u otro tipo de manifestaciones más convencionales. Y, sin embargo, es difícil reunir un mejor tributo a esa línea transversal en las artes como el surrealismo con gente tan genial y talentosa.
Lo que podría interpretarse como una exaltación de un vetusto vehículo de automoción rústico se convierte, por obra de magia, en una expresión de las tendencias más urbanitas, los vestidos de vaqueros del lejano oeste en el sonido de las músicas de vanguardia y el tráfico de la palabra una forma de hallar sentido al relato de Virgilio, que quería su rotomotor para ir como un aviador porque surcando las carreteras el mundo es mucho mejor, y ahí encontró su espacio para el audiovisual de la mano del intrépido y indescriptible José Manuel Ayuda. Fue, precisamente, el artífice creador del Centro Deportivo y Aeródromo de Tardienta, cuyos proyectos no son de este mundo, el que desveló el origen de todo.
Y así, José Manuel, que de paso se ha traído unos de los vinos de su relaboración, República de Monegría (un garnacha-merlot con personalidad desértica pero amable), ha remembrado que todo empezó con una hamburguesa. Fue cuando Virgilio y Rosi cayeron en sus predios y Aljama se enamoró de la excelencia de la carne. Y de ahí pasaron a una relación más estrecha, y escuchó Viral y, al oir El Rotomotor, lo asimiló al Pájaro Uyuyuy, ese que en la leyenda científica es el Testículus Inmensis Amazoniae, además de servir de chanza en el Manual del Ecologista Cazador de Alfonso Ussía. Y, de repente, Virgilio llevaba su guitarra y Ayuda desempolvó su contrabajo, que para eso había hecho sus pinitos. Y tomaron como conejillo de indias a un camello, Tempranillo. "Y parece que le gustó". Si funcionó en el, por qué no en el homo sapiens. Y, dicho y hecho, el aeródromo fue un gran plató con el uyuyuy y con el avión pilotado por Pedro Pérez Granero.
Y, a partir del germen, todo empezó a cuajar bajo la dirección y guión de Gabriel Martínez Jiménez. que ha descrito esta maravillosamente maldita aventura, con cierto punto de indisciplina y una total dosis de genialidad, de ocurrencias. "Y el peor de todos era José Manuel Ayuda". Y en estas César Casanova, encargado de la realización, ha recordado que la canción le gustó, que rodaron de 11:30 a 15 horas bajo un sol de (in)justicia y que, naturalmente, él no montó en avión. Colocó una cámara y, como riesgo, ya era suficiente.
Y Rosmeri Navas y Roxana Manuela Gherman. que con Paloma Serrano han sido las modelos, gozaron muchísimo e incluso se atrevieron a desafiar las leyes de la gravedad. Y Virgilio ha querido reconocer el mérito musical de Antonio "Tonino" Prieto, con quien es uña y carne compositiva. Y en los títulos de crédito han aparecido las hijas de José Manuel, Matías y Alicia, y la mujer de Aljama, Rosi, como Igor Aruabarrena e Íñigo Salas.
La guinda expuesta por todos es el gran Raúl Sunn, el diseñador que ha convertido la manifestación gráfica del videoclip en una obra de arte, exactamente igual que ha conseguido con la revista de San Lorenzo de EL DIARIO DE HUESCA.
Virgilio, que comparte todo (incluso unos deliciosos bocados de panadería de Boltaña), ha explicado sus proyectos con una banda de Los Ángeles con la que ha colaborado para su canción "Middle Class Murder", y también con otros grupos españoles. Y, de paso, el que apoya a su amigo Fran J. Saavedra para realizar una serie sobre Alfonso el Batallador. Como la ocasión lo merecía, su estilo personal con cuatro canciones acompañadas con el contrabajo por José Manuel Ayuda. Es imposible encontrar más alicientes y más benditas locuras en una presentación. Todos hemos salido con un rotomotor.
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