La Casa Regional de Andalucía en Huesca ha culminado la celebración del Día del Flamento Patrimonio Inmaterial de la Humanidad con la proyección del documental y coloquio posterior sobre la figura de Manuel Tejuela, sin duda el gran artífice de esta cultura en Aragón. Ha sido la de este domingo una velada entrañable que ha puesto el colofón al taller práctico de flamenco protagonizado por Sandra Nogarol y a la actuación de La Garlochi, con la propia Andrea Blanco al baile, el maestro Harry al cante, Moisés de la Rosa a la guitarra y Antonio Tejero a la percusión.
Bajo el título "Al compás de tus huellas", el epígrafe del documental de la robresina Helena Millán Fajó, la sesión ha comenzado con la proyección que recoge el cante y la palabra de Manuel Tejuela, el cantaor y poeta leonés afincado desde finales de los ochenta en Zaragoza. Su hijo Emilio, a la sazón guitarrista, profesor y padre de cantaores, y el realizador Carlos Soriano han guiado una conversación fluida y emocionada dirigida por Sandra Nogarol, el alma del flamenco en la Csaa de Andalucía de Huesca.
Como ha explicado en su introducción la propia Sandra Nogarol, Manuel Tejuela no sólo fue las raíces y el tronco de una estirpe flamenca, sino que idéntica definición se puede aplicar para el flamenco de la comunidad de Aragón. Sin el germen de la Peña Flamenca, este arte no gozaría del buen estado del que disfrutamos. Emilio Tejuela ha recordado cuando llegaron a Zaragoza a finales de los ochenta. "Cuando llegué, yo que estaba aprendiendo flamenco, y no vi nada, dije: ¿ahora yo qué hago? Estábamos en Madrid y allí había flamenco a patadas para aprender, fijarte y compartir. Cuando llegué a Zaragoza, no había más que la nada".
La estampa de Manuel Giménez "Tejuela" en Zaragoza se hizo inconfundible. "Siempre iba elegante, con su gorrica, su traje de raya diplomática, siempre educado. Si tenía oportunidad, te cogía y te cantaba una letrica, y te decía que así las palmas. Tenía como esa labor didáctica todo lo que pudiera transmitir en la plaza o en la calle. Era su vida y su pasión. Quien nace artista, nace artista. Cuando tienes un amor tan grande por la música o el cante, te acompaña", agregaba Sandra Nogarol.
Carlos Soriano ha narrado los rodajes desde el año 2019, los distintos escenarios y la evolución del trabajo desde su estancia en Zaragoza hacia sus orígenes en Madrid y León, su tierra natal. Helena Millán Fajó ha asegurado que "Manuel siempre estaba abierto y dispuesto. Y lo mismo con la familia. Manuel era generoso y contaba su historia, a todo el mundo le explicaba lo que había vivido. Está hecho como por su voluntad y cariño, y su familia ha abierto las puertas en un momento muy delicado", y es que Tejuela falleció el mismo 2019. Tenía a flor de piel un palo, el tango.
Emilio ha desvelado el origen del nombre artístico de Tejuela, procedente de una persona que le escuchó cantar y le dijo que Giménez no era muy atractivo, por lo que le propuso Califa porque era muy moreno. "No me va mucho, dijo. Y escogió Tejuela, una pieza de la montura de los caballos, lo que refuerza el asiento por detrás del jinete". El hijo del homenajeado ha desvelado también el origen de dos suerte que popularizó Manuel Tejuela, las pravianas (de Pravia) y las montañesas, que enlazan directamente con su condición de leonés y los nexos con Asturias.
Manuel Tejuela, leonés nacido en 1937, inició su andadura profesional en tablaos, troupes y reuniones, con grabaciones en las que el palo del tango llega a su máxima expresión. Tanto que el propio Camarón acudió durante un tiempo a casa de Gabriel Heredia, bailaor, a escuchar en cintas los tangos de Tejuela. Protagonizó la ebullición del flamenco en el barrio de la Magdalena tras trasladarse a Zaragoza, donde dirigió la Peña Unión Flamenca en la que se aplicó a la enseñanza a generaciones jóvenes a las que trasladaba no sólo conocimientos sino su gran pasión.