Víctor Lapuente: "La nueva derecha y la nueva izquierda nos han llevado por un camino muy individualista"

El politólogo altoaragonés ofreció una charla en Huesca en la que puso de manifiesto que, “incluso en los temas más divisivos, es posible llegar al acuerdo”

Periodista
29 de Marzo de 2024
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Víctor Lapuente habla sobre "Decálogo del buen ciudadano"

El doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Oxford Víctor Lapuente Giné ofreció en Huesca una charla sobre su libro Decálogo del buen ciudadano. Cómo ser mejores personas en un mundo narcisista, en la que abordó la actual situación de polarización política y de la necesidad de recuperar los valores del mundo grecorromano de prudencia, justicia, coraje y templanza, junto con los judeocristianos de amor, fe y esperanza.

Víctor Lapuente (Chalamera, 1976) compartió una charla con la politóloga binefarense Carmen Lumbierres, en un acto organizado por la UIMP-Pirineos y celebrado en el Centro Ibercaja, que se llenó de público en la tarde de este pasado miércoles para escuchar al catedrático de la Universidad de Gotemburgo y ESADE.

Lapuente puso el origen de Decálogo del buen ciudadano en que se dio cuenta de la falta de libros que ayudaran a convertirse en mejor persona. Lo que pretende ser una contribución a un cambio en una sociedad en la que los ciudadanos, a pesar de las cuotas de bienestar alcanzadas, están “más angustiados que nunca”.   

Víctor Lapuente. Foto Mercedes Manterola
Víctor Lapuente. Foto Mercedes Manterola

“Este individualismo extremo que estamos viviendo y que no nos está haciendo felices me llevó a reflexionar sobre cuál es el objetivo en la vida. Escuchando lo que habían dicho los filósofos en Grecia y los teólogos medievales, me di cuenta de que, en general, no llegaban a la conclusión de que fuera la búsqueda de la felicidad, eso es algo que llega después, un resultado indirecto. A partir de ahí, empecé a indagar -agregó- y una constante es que tienes que buscar un sentido a la vida, un propósito, y una vez que lo tienes, el resto de las cosas llegan bien dadas”.

Como expresó Lapuente, el resumen de su último libro es "dios y patria, que dicho así suena un poco antiguo, pero hay un dios y una patria en el sentido de buscar un propósito que nos trascienda como individuos, algo que vaya más de nuestra meta individual, y esos objetivos los hemos ido perdiendo a lo largo de los años”.

Así, en su libro, el politólogo denuncia que "la nueva derecha y la nueva izquierda nos han llevado por un camino muy individualista -señaló- y nos están desconectando del sentido colectivo que hemos tenido las sociedades occidentales, y eso explica en gran parte por qué hay tanta gente que se siente huérfana de un sentido y por qué tanta gente está abrazando causas populistas de izquierdas, populistas de derecha o ultraderecha o separatismos y utopías diversas que ofrecen una idea de identidad a un pueblo”.

Asistentes a la charla en el Centro Ibercaja.
Asistentes a la charla en el Centro Ibercaja.

Hizo reflexionar a los presentes sobre la derecha de pasadas décadas con políticos como Angela Merkel. “Los partidos de la derecha de la democracia cristiana defendían unos valores cristianos. Que la empresa -concretó- es proyecto colectivo, vamos a intentar mantenerla cuando llega una crisis, vamos a pagar más, que el objetivo no es maximizar los beneficios y engordar los bolsillos de los empresarios”. Sin embargo, estos políticos fueron sustituidos por otros como Berlusconi, Donald Trump, Boris Jonson, que propugnan “enriquécete, no hay ningún límite a tu avaricia, intenta maximizar los beneficios en tu empresa, trata a los trabajadores como si fueran una celda en la hoja de cálculo de Excel. Y ese es el problema que veo en la derecha, ese individualismo extremo, este neoliberalismo que ha roto con la meta trascendental que yo llamo dios, en el sentido del dios cristiano genérico”.

El doctor en Ciencias Políticas también achacó culpa a la izquierda. “El dios tradicionalmente de la izquierda en occidente ha sido la patria -no tanto en España-. La socialdemocracia europea defendía el Estado te va a dar -subsidio, sanidad, educación-, pero también te va a exigir -impuestos, servicio militar o prestación social sustitutoria, sacrificios por los demás-. Pero, en la evolución de la izquierda, ya prácticamente no habla de deberes hacia los demás, básicamente habla de derechos. El Estado te da derechos”.

“¿Os podéis imaginar ahora un partido de izquierdas defendiendo el servicio militar?”, preguntó. “Resulta casi inverosímil y sin embargo esto ha ocurrido a lo largo de la historia, y quizá el último que lo defendió fue Barack Obama, que por eso consiguió un resultado espectacular. Hablaba de recuperar el patriotismo, pero no entendido como mirar hacia atrás, sino como proyección hacia el futuro. Somos una nación inacabada y, si queremos tener una nación mejor, más igualitaria, vamos a tener que contribuir todos: el Estado va a tener que invertir en hospitales, escuelas…, pero nosotros también debemos invertir algo en el Estado, una reciprocidad”, explicó.

Unido a esta idea, abordó el nacionalismo, que siempre se ha pensado como lo opuesto al individualismo. “No es así, el individualismo llevado al extremo acaba conduciendo al nacionalismo, son extremos que se tocan. Lo opuesto al nacionalismo -expresó- es el patriotismo, la idea todos estamos en el mismo barco”.

El nacionalismo, consideró Víctor Lapuente, “mira hacia atrás y solo los que tengan 8 apellidos vascos, catalanes o españoles tienen derecho a los beneficios. Lo que hace es enfrentar. El patriotismo mira hacia el futuro para construir un país mejor para todos, da igual el color de la gente, su trabajo, pero todos vamos a contribuir”.

“Una de las cosas que me inspiró este libro -relató- fue pensar que algunos de los países que eran particularmente patriotas, como los países nórdicos, sin embargo, dan un 1 u 2 % del PIB de ayuda al desarrollo. ¿Cómo puede ser que los más patriotas sean los más solidarios? Porque si eres patriota eres solidario con otras patrias, si eres nacionalista vives enfrentado a los demás, sobre todo a los migrantes”, abundó. Agregó que el nacionalismo “ofrece un enemigo fácil” a quien se siente huérfano de identidad.

Víctor Lapuente firma su libro tras la charla.
Víctor Lapuente firma su libro tras la charla.

Víctor Lapuente defiende los buenos resultados de ponerse en la piel del otro, y de dialogar, ceder y consensuar. “Hablar es una manera de entenderse y ponerse en los pies de una persona diferente obra milagros y la gente se vuelve más tolerante”, consideró citando como ejemplo proyectos de unir a contrarios que psicólogos llevan a cabo en EE.UU, que podrían denominarse “polarizados anónimos”.

“Creo más en estos ejercicios individuales o grupales que en grandes soluciones políticas, pero también pienso que es responsabilidad de los políticos tratar de abandonar este mensaje individualista. No se dan cuenta de lo importante que pueden llegar a ser sus palabras, y yo creo que es una pena”, expuso.

Llamó la atención sobre la creencia de los políticos en las encuestas y, como politólogo, aseguró que no son de fiar. “La gente cambia de opinión constantemente, la voz del pueblo expresada en las encuestas es muy volátil, un político con la capacidad de ilusionar es capaz de revertir las encuestas”, opinó.

Agregó que existe una gran “ingenuidad” por parte de los políticos, que utilizan “mensajes son extremadamente simples y están perdiendo una oportunidad. Mucha gente es capaz de entender un mensaje relativamente sofisticado”, señaló. “La población es muy madura y capaz de comprender que las cosas tienen un coste en la vida”, agregó.

Para el doctor en Ciencias Políticas, “la mayoría de los problemas políticos, incluso diría los indultos y amnistías, se pueden cuantificar y dividir, y si cada uno está en un extremo, se puede llegar al centro. Eso sería lo lógico y normal”, consideró.

“Lo que ocurre -agregó- es que pactar ahora con el rival político es como pactar con el diablo, porque es del bloque opuesto, y con el diablo no llegas a un acuerdo”.

Si embargo, llamó la atención sobre virtudes de España como que es un país en el que, a pesar de la antipatía que se siente hacia el partido rival, no pasa lo mismo con las políticas del partido contrario. “La gente de derechas y de izquierdas queremos prácticamente la misma sanidad pública y la diferencia entre los impuestos que estamos dispuestos a pagar es muy pequeña”, puso como ejemplos. Es decir, que “la sociedad española no está polarizada en las opiniones, coincide en la mayoría de las cuestiones e incluso en temas como los indultos y la amnistía. Si se habla, la gente se puede poner de acuerdo. Yo creo mucho en esto”. Incluso en los temas más divisivos es posible llegar al consenso y al acuerdo -insistió-. ¿Qué es lo que ocurre? Que a la gran mayoría de los políticos no les interesa porque les gusta vivir del desacuerdo”.

Víctor Lapuente habló también de que la salud de la democracia en España es “relativamente saludable”, ahora que “está colapsando en tantos lugares” y el factor más importante “la corrupción”.

Como expuso al hilo de los casos que han surgido ahora en España, “no se es consciente de los costes que tiene la corrupción para el sistema político, porque en el momento en que permea en la sociedad que las instituciones son corruptas, que las élites son corruptas, surge alguien que dice: “Yo os limpio”. En Italia, en los 90 un señor dijo eso y se llamaba Silvio Berlusconi”.

Reflexionó sobre que el “y tú más” que se lanza la clase política no solo no funciona, sino que es “contraproducente, porque genera desafección ciudadana hacia la política”. Además, indicó que la corrupción “no es un problema de los partidos políticos. El porcentaje de casos de corrupción de un partido político es proporcional al poder que toca”.

Frente a la corrupción, citó el caso de EE.UU., que mantuvo los partidos, pero creó controles dentro de las instituciones, independientemente de quien gobierne, con “dirigentes públicos, a los que los partidos no pueden echar, que toman las decisiones con los políticos. La corrupción cayó de manera drástica”. Por su parte, Italia la afrontó cambiando el sistema de partidos. “Los viejos desaparecieron y aparecieron nuevos como el de Berlusconi, que no solamente no acabaron con la corrupción, sino que la aceleraron”, recordó. “En España, muchas veces transitamos más por el camino italiano que por el americano”. También agregó que “a los políticos no les gusta mucho, porque cuando llegan al poder en lugar de nombrar a 300 nombran a tres”.

Durante el coloquio con los asistentes a la charla, Lapuente se refirió a Andrés Rivera, que tuvo oportunidad de convertirse en el “líder de un partido de centro, como los partidos de centro liberales en el resto de Europa, que pactan con la izquierda y la derecha cuando les conviene. Sin embargo, los asesores que tenía alrededor le llegaron con los números de las malditas encuestas diciéndole: “Si te proyectas un poco más como líder de la derecha, desbancas al PP y no pienses que puedes ser ministro, piensa que puedes ser presidente del Gobierno y estar en la Moncloa”. Se creyó a los chicos y chicas de las encuestas y el partido ha acabado desapareciendo a largo plazo”.

También hizo referencia a los acuerdos económicos del Gobierno de España con Junts para Cataluña y, refiriéndose a todas las democracias, dejó claro que “el problema surge cuando hay unos ciudadanos que se consideran de segunda y que otros son de primera. Cuando se generaliza la sensación de que el Estado trata a unos ciudadanos de forma privilegiada, se genera el malestar social y eso lleva a los populismos. Hay que tener muy claro eso”.

En este sentido, se refirió a la Comisión de Venecia cuando dice que “hay que tener mucho cuidado” con la Ley de Amnistía, “porque si no consigues una mayoría cualificada dentro del Congreso, lo que puedes hacer es que, en lugar de llevar a la reconciliación social en una comunidad, produzca un disenso social en el resto del país. Y eso es lo que se destila de la redacción actual de la Ley de Amnistía”.

VALORES TRADICIONALES

Víctor Lapuente reivindicó los valores tradicionales del mundo romano. “Por un lado, debes tener coraje para enfrentarte a los problemas y, por otro, debes ser templado como el buen soldado. Por un lado, debes ser justo hacia los demás, ayudarles, y por otro lado, ser prudente y pensar en tu propia familia. Esas cuatro coordenadas son fundamentales y las hemos olvidado. Es la primera pata filosófica que creo que hay que recuperar en el sistema educativo. Y la otra -continuó- son los tres valores que más asociamos con el cristianismo. La fe, que nos conecta con nuestro pasado y con el grupo. La esperanza, que es nuestra relación con el futuro. Podemos enfrentar la incertidumbre – y ahora tenemos muchas- con miedo o con esperanza, que es el mensaje cristiano. Y el amor, la cáritas, el amor a los demás y a la comunidad que nos conecta con el presente”.

Lapuente lamentó que “no se habla de estos valores. No se venden libros sobre esto, en las escuelas no se enseña esto, sino todo lo contrario. El humanismo se ha ido perdiendo en los sistemas educativos, no solo en España, sino en muchos países”, indicó y abogó por recuperarlos.

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