¡Viva el aragonés! Del universo de Elena Chazal a las historias "sin solta ni volta" de Juan Carlos Marco

La editorial Gara d’Edizions impulsa la diversidad literaria con "Cuentos de la lluna nueva" y "Sobre tot no tomar mal"

01 de Junio de 2025
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Elena Chazal y Juan Carlos Marco, en la 41 Feria del Libro de Huesca. Foto Myriam Martínez
Elena Chazal y Juan Carlos Marco, en la 41 Feria del Libro de Huesca. Foto Myriam Martínez

La Editorial Gara d’Edizions ha presentado dos obras que destacan la riqueza del aragonés como patrimonio cultural de Aragón. Los escritores Elena Chazal y Juan Carlos Marco, acompañados por el editor Chusé Aragüés, han dado a conocer sus libros en la 41 Feria del Libro de Huesca. Estos títulos, distintos en estilo y enfoque, subrayan el compromiso con la lengua y la identidad aragonesa, demostrando su vigencia y diversidad literaria.

Elena Chazal ha desembarcado en Huesca con su obra “Cuentos de la lluna nueva”, una colección de veinticinco relatos organizada en dos secciones diferenciadas. La primera parte exhibe un perfil más cosmopolita, integrando vivencias personales y viajes a diversas latitudes, entre ellos un episodio memorable en Nueva York, poco antes del trágico atentado a las Torres Gemelas.

La segunda sección se adentra en un ámbito más costumbrista, con narraciones que evocan la tierra natal, teñidas de matices psicológicos y un leve predominio del drama en ciertos pasajes. Estos textos abarcan un periodo creativo que se extiende desde hace dos décadas hasta la actualidad.

La autora ha rescatado varios escritos con la intención de congregarlos en una obra conjunta, dado que, aunque algunos ya habían sido difundidos o galardonados, nunca antes los había compilado en un solo volumen. Confiesa que siempre le ha ilusionado la idea de reunirlos, pues tras años de producción literaria prefiere evitar la dispersión de sus creaciones.

Elena Chazal y Chusé Aragüés. Foto Myriam Martínez
Elena Chazal y Chusé Aragüés. Foto Myriam Martínez

Se ha mostrado igualmente cómoda con ambas vertientes literarias, cosmopolita y costumbrista. Señala que la literatura en aragonés ha tendido a anclarse excesivamente en temáticas rurales y tradiciones vinculadas a la agricultura, por lo que resulta imperativo “liberar el género de ese estereotipo” para abordar cualquier experiencia o tópico, incluso aquellos que trascienden el ámbito aragonés.

Chazal define su libro como un compendio equilibrado de ambas dimensiones.

Inició su andadura en la literatura en lengua aragonesa en 2005 con la publicación de su primera novela, “May no se olvida”, dando paso a una etapa prolífica. Ha contado con el respaldo de editoriales como Xordica en sus primeras obras, y actualmente colabora con Gara d’Edizions. Reconoce no haber tenido motivo de queja, ya que siempre ha gozado de un sólido apoyo editorial.

En cuanto a su audiencia, reconoce que resulta limitada, una consecuencia lógica del reducido uso del aragonés, aunque no se muestra crítica al respecto. En su ámbito de influencia, especialmente el Somontano y la comarca de la Ribagorza, ha logrado consolidar un público más significativo, y también ha detectado un interés creciente en la capital oscense.

Juan Carlos Marco y Chusé Aragüés. Foto Myriam Martínez
Juan Carlos Marco y Chusé Aragüés. Foto Myriam Martínez

SOBRE TOT NO TOMAR MAL

Por su parte, Juan Carlos Marco, físico y profesor, ha presentado “Sobre tot no tomar mal. Historias sin solta ni volta”. Marco, que trabaja en la Escuela de Adultos de Barbastro, en la Comcarca del Somontano, ha explicado que su intención inicial fue escribir una novela en castellano, pero su editor, Chusé Aragüés, le propuso una recopilación de textos humorísticos.

Marco dudaba de tener suficiente material, pero al revisar sus escritos comprobó que sí. Adaptó ortográficamente todo el contenido a la normativa actual y creó un libro que incluye entrevistas radiofónicas y una televisiva, así como relatos cortos.

Las entrevistas proceden del programa de radio Casa nuestra, emitido en la radio municipal de El Grado. Marco grababa sus intervenciones de veinte minutos desde su hogar, donde también editaba y mezclaba los audios, añadiendo efectos especiales. 

Además de los programas, Marco incorporó artículos que publicó durante años en medios locales como Ronda Somontano, la revista Buñero de Estadilla y El Cruzado Aragonés de Barbastro. Estos textos no estaban pensados para un libro, pero al recopilar todo encontró continuidad temática.

Ha añadido, que, aunque también escribía textos serios, el público prefería el humor, por lo que para números siguientes optaba por ese tono, que era lo que esperaban los lectores.

El autor ha señalado que la conexión con el lector surge porque las historias reflejan situaciones reales o reconocibles. Explica que cuando narra alguna vivencia, el público suele identificar a alguien cercano o a sí mismo en circunstancias similares, lo que genera empatía y agrado.

El libro carece de un orden o hilo narrativo estricto, salvo en los fragmentos procedentes de programas de radio. Marco ha observado que se repiten ciertos temas, especialmente relacionados con la vida de pareja y las polémicas familiares. Emplea el humor como herramienta para abordar incluso asuntos complejos o delicados.

Por ejemplo, ha incluido relatos sobre el maltrato animal, tema que condena, pero que presenta con tono humorístico para suavizar su impacto.

El título del libro combina dos expresiones: la primera es un dicho habitual de un amigo suyo de Fonz y, la segunda, “historias sin solta ni volta”, alude a relatos absurdos y sin sentido, reflejando el carácter desenfadado del conjunto.

41 Feria del Libro de Huesca: domingo 1 de junio
41 Feria del Libro de Huesca: domingo 1 de junio

Marco ha destacado que, aunque el castellano cuenta con abundante humor, los libros en aragonés con este tono son poco comunes. Considera que la originalidad, aunque no siempre valorada, aporta una perspectiva diferente y atractiva. 

Aunque escribe en ambas lenguas, reconoce que hay pocos lectores y eso dificulta la venta de libros. Pero Juan Carlos Marco entiende que usar esta lengua constituye un acto diferencial y una manera de preservar un patrimonio cultural vital.

Creció en Fonz hablando aragonés y siente la responsabilidad de preservar esta lengua. Rechaza la idea de que sea una invención y compara su conservación con la restauración de iglesias románicas: “No tiene sentido cuidar las piedras y abandonar la lengua. A un niño no le entregan piedras cuando nace, sino palabras", observa”.

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