El mérito de un espectáculo íntegramente a capela va más allá de la destreza técnica: radica en la capacidad de la voz humana para crear timbres, armonías y matices que normalmente esperaríamos de toda una orquesta. Como señalaba el compositor Eric Whitacre, “la voz humana es el instrumento más poderoso que existe: puede susurrar, rugir, elevar el espíritu y conmover hasta lo más profundo”.
Esa potencia quedó plenamente reflejada este sábado en el Palacio de Congresos de Huesca, donde B Vocal logró que cada nota, cada acorde y cada armonía fueran percibidos con la riqueza y complejidad de un conjunto instrumental, demostrando que, aunque no se usen instrumentos, la música puede alcanzar dimensiones extraordinarias.
La velada comenzó con las palabras de Augusto González: “¡Buenas noches! Aquí estamos, amigos, esta tarde-noche, para celebrar con vosotros nuestra vida, nuestra historia, los momentos que hemos vivido durante 30 años. Porque vosotros habéis sido parte de nuestra familia. Por eso estamos hoy aquí, porque amamos Huesca!”. Con este saludo, el grupo estableció desde el primer instante un vínculo directo y afectuoso con el público.
B Vocal —Augusto González, Carlos Marco, Fermín Polo, Juan Luis García, Satur Rodríguez y Javier Cadena— realizó un repaso de sus tres décadas de historia, apoyados en un archivo audiovisual que alternaba con las interpretaciones sobre el escenario. También fueron citados el resto de los integrantes que han pasado por el grupo, entre los que destaca Alberto Marco.
Desde 1995, estos jóvenes aragoneses emprendieron la aventura de recorrer el mundo únicamente con sus voces, desentrañando los secretos de la música a capela, que han llevado a todos los rincones del planeta con humor, pedagogía y creatividad.

Han actuado en China, India, África, Rusia, y buena parte de Europa y Estados Unidos, y han recibido premios internacionales, aunque siempre con sencillez y humildad. "Nunca hemos dejado de aprender aunque nos pareciese que estábamos enseñando la evolución de la historia de la música solo con nuestras voces”. Entre los momentos más celebrados, destacó el duelo vocal entre Fermín Polo y Juan Luis García: el primero defendiendo Francisco Alegre y Olé, el segundo Pena, penita, pena. La interacción mostró tanto la maestría técnica como el sentido escénico del grupo.
La velada también incluyó la historia cómica de un inmigrante rumano convertido en Drácula, interpretada por Augusto González: “No hay sangre de calidad… me he quedado en los huesos. Por eso estoy cantando en B Vocal, entregando mi voz y mi pasión en cada nota”.
En otro momento, Augusto asumió el papel de “catedrático de lexicografía, gramática, musicología, filosofía aplicada y estereotipismo” de la Universidad de Miami, cuyo departamento trabajaba en fusionar géneros como el reguetón con la música clásica y popular.
La historia del grupo -que se recoge en un libro-disco con 17 canciones inéditas- se fue desgranando nota a nota: sus hitos, sus premios, sus viajes, su paso por los grandes medios de comunicación nacionales, en definitiva, su crecimiento artístico hasta llegar al momento actual, que no es sino otro escalón más hacia no se sabe dónde puede culminar su prometedor camino.
No faltaron palabras de cariño del grupo para su querido pueblo de Grañén, muy representado en el Palacio de Congresos, y con palabras emocionantes para recordar a los amigos.
Al finalizar, Augusto González se despidió del público de Huesca con humor y emoción: “¡Sin protestas! No se entristezcan, porque este tema que cierra nuestra historia de tres décadas, tiene un título que resume el profundo sentimiento del público y de los artistas cuando termina un espectáculo de B Vocal. ¡Aleluya!”.

Sin embargo, el grupo regresó al escenario para culminar el fantástico espectáculo de aniversario con un mensaje de esperanza: “Que los pueblos que se van quedando vacíos puedan vivir las generaciones que han dejado las casas con los nuevos que vienen; que se puedan quedar porque existe un futuro. Va por todos ellos en Aragón, en España, en el mundo, que nos cuidemos las personas. Sed felices, amigos”.
Así, el cierre definitivo llegó con la interpretación de la Albada de Labordeta y el Canto a la Libertad, dejando patente que B Vocal continúa siendo un referente mundial de la música a capela.
Tras treinta años de trayectoria, el grupo mantiene su virtuosismo, creatividad y capacidad de emocionar, combinando humor, narrativa y pedagogía en un espectáculo que sigue sorprendiendo, conectando y elevando la voz humana a nuevas alturas.