Amaia Agirre, el homenaje de Huesca a una "criatura preciosa, un ser de luz"

La médica y montañera de Peña Guara desaparecida en la Patagonia recibe un hermoso tributo de compañeras de todas sus facetas vitales

06 de Mayo de 2023
Guardar
Homenaje a Amaia Agirre en el Centro Manuel Benito Moliner

Un encuentro hermoso en torno a una "criatura preciosa". Pocas veces, en su ya prolongada trayectoria, el escenario del Centro Cultural Manuel Benito Moliner habrá escuchado una concatenación de palabras, de sentimientos, de recuerdos tan bella como la que este mediodía ha inundado la atmósfera de la sala de butacas. Ahí estaban, José María y Belén, los padres de Amaia, la montañera vasca asociada de Peña Guara que fue arrastrada con Iker Bilbao por una avalancha en Patagonia. Doctora en el Centro de Salud Pirineos, tras el paso que dejó huella por el del Perpetuo Socorro. El tributo ha regado los lacrimales, las encogidas gargantas, las remembranzas vividas, y ha llegado hasta las cumbres que la alpinista holló como una expresión de amor a las montañas.

¿Quién ha sido el organizador? La voluntad popular de esa comunidad que Amaia engendró en torno a sí misma con el liderazgo emanado de su humildad, de su magnetismo, de su humanidad. Cierto es que ha estado en la infraestructura Peña Guara (presente esta mañana con su presidente, Manolo Bara, con Lorenzo Ortas y con Manolo Avellanas), y que el presidente del Colegio de Médicos, José Borrell, ha participado de la emoción que ha invadido los corazones de todos, a los sones de Ludovico Einaudi, la gran pasión musical de Amaia, el pianista de la naturaleza, de las abruptas cimas, de los océanos y de los polos.

Desde que el 21 de enero se conociera el fatal desenlace, tras el fuerte impacto en los ánimos de sus compañeras de los distintos ámbitos, este reconocimiento ha ido adquiriendo forma, acumulando materiales. Las escaletas de las audaces amigas que han subido al escenario estaban humedecidas por el llanto, incontenible y contagioso desde que Bea, Clara y Teresa han introducido el recorrido por la vida de Amaia, la joven de Urnieta atraída por los avatares del destino, de la profesión y del amor por los escenarios naturales hasta Huesca. "Durante su etapa por aquí se desarrolló personal y profesionalmente, y sobre todo disfrutó de las montañas que le rodeaban. Por eso los que hemos compartido con ella su etapa en esta ciudad sentimos la necesidad de recordarla con este acto aquí".

Ha durado poco la entereza y ha dejado paso al sentimiento, a la congoja, a la descomposición de la voz, entrecortada, auténtica. "Nos asaltaba la duda de si los que la conocisteis desde pequeña erais o sois conscientes de la gran repercusión, recuerdo, cariño y alegría que ha dejado en la vida de todos los que la conocimos en esta etapa".

¿Cómo definir, en una frase, a Amaia? "Un tsunami que llegaba, arrasaba y te cambiaba la vida para siempre, o al menos la forma de ver la vida. Para que entendáis de qué estamos hablando, vamos a ir recorriendo la historia de una vida alucinante".

LAS MIL Y UNA VIDAS DE AMAIA

¿Acaso la vida es unívoca, rectilínea? No, el homenaje lo ha desvelado desde el principio, desde esas amigas de Urnieta que han combatido la paralización del llanto con el video de su último encuentro en el pueblo, esas vacaciones en el monte con las confesiones a la luz de la luna. "Te fuiste pronto, Amayi, sin avisar, y nos quedamos con el alma helada y la mente llena de recuerdos bonitos. Pasan los meses y todavía se nos llena la boca de palabras bonitas de decirte y que ojalá te lleguen allí donde estés". Relevo en la palabra impedida por la nostalgia. "Siempre fuiste especial, súper inteligente, buena en todo lo que hacías", en el colegio. Voló a Zaragoza y Huesca, "y ahí encontraste tu pasión". "Has dejado un vacío, y aunque ahora tu sonrisa es un recuerdo que duele, te intentaremos recordar siempre con una sonrisa".

Con Amanda y Ainhoa, conformaban las tres aes en Zaragoza, en torno a la facultad. "Nos conocimos siendo unas niñas y juntas vivimos unos años locos para pasar a ser adultas. Recuerdos de "Al amanecer" de Los Rebeldes, que han interpretado con sones apenas hilados, y esa promesa de hacer un diario para compartir las aventuras. "Amayi, para nosotras eras fortaleza, libertad, alma libre, carcajadas escandalosas. Amayi, eres luz".

Y se presenta Irene, que define a Amaia como un ser "amarillo" en el sentido de esa especie a la que ha dado nombre Albert Espinosa. "Esos amigos que siempre están" y que dan sentido a nuestra vida.

La gestualidad se ha elevado a la máxima expresión con el ejercicio de funambulismo interpretativo de la escalada de Migui, amigo de Amaia. Ha recordado la cantidad de horas de estudio del MIR de la homenajeada en su furgoneta. "Amayi era muy inteligente, entendía la vida. Sabía hacer reír e ilusionar". Y se ha comprometido a vivir "la enorme belleza que dejó, la estela de su camino".

Lorenzo Ortas, en representación de Peña Guara, ha apelado a una característica de Amaia: la discreción. "Yo la conocí en clases de indie pop, cuando ya por entonces había escalado en un invierno casi las escaladas invernales de toda mi vida". Ha asegurado que "escalaba muy bien, era muy fuerte, era valiente y sobre todo tenía grandes proyectos". No le daba importancia a los premios. Lo suyo era disfrutar con los amigos unas veladas estupendas. Recuerda cuando le dijo que le iba a la Patagonia. Ahora, "nos queda una triste sensación, pero solo podemos pedir a sus amigos que recuerden que era una mujer extraordinaria".

Su paso por el Centro de Salud del Perpetuo Socorro también dejó huella. Un texto de María Jesús Mur ha sido leído por María Cortes. "Amaia es presencia. Nunca se acabará de ir". Humildad, sencillez, ligereza de equipaje, buena compañera, trabajadora eficaz, inteligente para disfrutar de las pequeñas cosas y amar la liga. Amaia era todo energía y era capaz de sembrar amistades muy bonitas. "Por eso nos duele tu ausencia". Se ha dirigido a sus padres: "Hicisteis una criatura preciosa y os debéis sentir muy orgullosos. Te recordaremos siempre, Amaia".

Sus compañeras de piso, Teresa y Bea. Un chollo preparando los desayunos, el café, las tostadas, el aguacate y alguna vez lentejas. Y la gran afición al brócoli. Pero sobre todo, ejercicio, ejercicio y ejercicio. Vídeos simpáticos de la conversión del piso y de los rellanos de un gimnasio en plena pandemia. Redefinió el día a día. "Pasamos de ser lo que hacemos por cambiar lo que somos". Deporte, cuidados y mucho Ludovico Einaudi para generar un ambiente relajante y activo. "Para nosotras, Amaia era fuego ardiente, incandescente, estrella fugaz que presente o en la distancia nos va acompañando". Y las enseñanzas: "Amaia nos ha enseñado todo: a disfrutar cada momento. A no preocuparnos por las cosas que no tienen importancia. A respetarnos y querernos. A creer en nosotras. A cuidar a otros sin dejar de cuidarnos. A vivir la vida y aprovecharla al máximo... y nos va a seguir cuidando". "Eres nuestro ejemplo"

El video de Laura Quero y luego Bea&Bea (Gimeno y Rodríguez). "Amaia, gracias por ser tan inspiradora y auténtica", por su sinceridad y su plenitud. "Gracias por todos los momentos inolvidables". Y se han preguntado por qué la elección de la imagen del homenaje. "La foto la eligió Amaia. Nos estaba diciendo en lengua de signos 'te quiero'. Te queremos. Amaia, te queremos".

Dos alpinistas se han sumado al tributo, acompañadas por dos videos emocionantes de la Federación Española de Montaña. Compañeras de equipo de alpinismo, han resaltado su "energía, era feliz, fuerte, comprometida, sensible". No se le ponían por delante ni pasos, ni cordilleras ni paredes. Han traído la memoria de una merluza al pil pil espectacular que les hizo en los Apeninos, o esos masajes que intercambiaban tras el esfuerzo. Y esa noche en Marruecos en que acabaron en un bar de alterne brindando, o el último viaje a Jordania y Arabia.

EL TESTIMONIO DE IVÁN

Y ha llegado un emocional video de 9 minutos de Iván, del que reproducimos algunos de sus fragmentos.

"Polvo, fuego, cielo y paz. Venimos de las estrellas". "¿Por qué? Resuena en mi cabeza una y otra vez. ¿Por qué? Amaia, Amayita, Amayi te gustaba más que te llamáramos. Viniste cargada de energía positiva con tu sonrisa y acompañada de esa mirada capaz de responder cualquier pregunta". "Vivías como si de un juego se tratara, pero tus decisiones eran decididas y valientes, a veces alocadas". "A cualquier propuesta decías: venga, vale, vamos a probar. ¡Qué guay! Pues no había estado nunca... Anda, ¿te vas a Islandia la semana que viene? ¿Puedo ir?".

"Sonrisa con aguacates, cafetito, yogur de Sieso con nueces y que no pare la fiesta. Con lo que he cobrado esta semana tengo para vivir el resto del año". Respetuosa, bromista y cercana. Le fascinaba el arte, el teatro, la cultura, las personas, el baile, la literatura y la poesía. "Tenías tantos planes que cuando te dieron el primer premio no pudiste ir al recogerlo porque estabas en el monte".

"Cuando se te ocurrió mezclar montaña, escalada y buena gente, descubriste un mundo tan fascinante e infinito de experiencias, libertad, paisajes, personas y sensaciones que te llevó al límite y a apostar todo lo que tenías por seguir un sueño: el de vivir intensamente libre y a tu manera". Recuerda que las manos se le ponían amarillas "como a Homer", se le rompía el pie o sangraba, pero seguía navegando como la protagonista en una gran aventura. Y sacaba el tiempo de donde fuera para "estar con tu gente". "Aprendías y enseñabas con la misma intensidad".

"Lo mejor de todo es que eras una mujer normal pero que decidió hacer cosas extraordinarias. Eras humana, de carne y hueso, real, sensible, con tus sentimientos y miedos, con tus problemas y tus alegrías, con tus ideales y tus ilusiones, pasiones y obsesiones..."

Mostraba pocas veces "su corazoncito". "Tú sabías que la vida no es sólo hacer lo que uno quiere, también disfrutar de lo que se debe, y es vivir y sentir cuando las cosas no salen, o cuando un acontecimiento inesperado rompe tu camino, o cuando alguien que quieres se va. Te he visto llorar, sufrir y preocuparte por los demás, te he visto reir, gritar, cantar, bailar, enfadarte, enamorarte. Amabas a tu familia, a tu gente, a la montaña, a la vida. Y lo que todavía no sabes es que poquito a poco nos ibas transformando, ibas generando cada vez más atención".

"Al final, nos dejaste claro que eras como nosotros. Hoy estamos, pero tal vez mañana no. Creo que lo sabías, Amaia. Creo que sabías que este juego de la vida al final es más breve de lo que imaginamos. Y si finalmente fuéramos conscientes también creo que haríamos todo lo posible para vivir como tú lo hacías. Para estar más tiempo con los nuestros y los que nos hacen sentir bien. Para exprimir y apreciar cada instante. Para vivir todo aquello que siempre hemos querido pero nunca nos atrevimos. Para tirarnos a la piscina una y otra vez. Lo más fascinante es la teoría de que, para comenzar a sentirte vivo, debes aprender a rendirte ante la vida que te ha tocado. Y creo que es una gran verdad. Tú conseguiste que la vida se rindiera ante ti para enseñarnos cómo se puede estar vivo siempre".

"Tú estás más arriba, mucho más arriba, en la brisa del aire, en la nieve, en las montañas, en la gente y su sonrisa... Has vuelto a las estrellas para confirmar tu viaje, porque el viaje nunca termina, porque tú siempre supiste responder por qué estamos aquí. Gracias, Amaia".

Clara y Bea, antes de recordar el aperitivo y la posterior comida en Salas, han puesto un colofón maravilloso. ""Amaia, fuiste una persona sencilla, tranquila, pero a la vez muy activa, segura de ti misma, muy valiente y, sobre todo, libre. Todas tus cualidades te hicieron llegar muy alto en cada una de las facetas de tu vida. Queremos decirte que cada uno de nosotros tenemos la suerte de habernos llevado un pedacito de ti".

Archivado en

Suscríbete a Diario de Huesca
Suscríbete a Diario de Huesca
Apoya el periodismo independiente de tu provincia, suscríbete al Club del amigo militante