Diez conclusiones en torno al derbi que el Huesca no debió perder

Desde la previa hasta el post partido de una contienda de bajura: pobres rivales, pésimo arbitraje, inquietante entorno

21 de Abril de 2024
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Pulido, en lo más alto de la celebración del gol de Loureiro
Pulido, en lo más alto de la celebración del gol de Loureiro

Columnas como ésta requieren reposo, bajada de temperatura, regulación de la tensión, dejar en el equilibrio adecuado las ineludibles emociones y la racionalización. Me permito, desde la semana previa hasta el post partido, realizar diez consideraciones y cada cual juzgue, convencido como estoy de la madurez de los lectores de EL DIARIO DE HUESCA.

1.- Cada vez que alguien de la altura del club habla de una buena situación no es sino el preámbulo de la catástrofe. Si es sobre lo económico, se descoyuntan las cuentas. Si sobre lo deportivo (léase reunión con las peñas), se avecina el descalabro. Algunos dirán que es factor gafe, en versión de mi madre es que "Dios castiga sin palo". Y, en este caso, se atribuiría a la gestión global. Elijan ustedes.

2.- En las fechas precedentes al derbi, mientras los aficionados se mordían las uñas, la cúpula se concentraba en el Conde de Godó y el Jardín de la Abadesa. Siempre nos quedará Nadal y, en torno suyo, una fiesta. En este caso, se habría brindado con tequila. ¿Don de la inoportunidad? A juicio del lector.

3.-  Dos clubes en dinámicas opuestas, uno en reconstrucción, otro en deconstrucción. No suele fallar. Las crisis institucionales devienen en crisis en el césped. Y hasta en Murphy omnipresente.

4.- El derecho de Hidalgo a equivocarse. Es falible el de Granollers, sobre todo porque cuando intenta una variante el fondo de armario es muy limitado. Aun con todo, su capacidad de reacción debió obtener mejor recompensa.

5.- Una famélica legión... pero con espíritu. Dentro del cúmulo de adversidades, la última media hora del partido no sólo reconforta sino que alinea a todos con un equipo valiente y meritorio que debió obtener algún rédito a su fe y a sus merecimientos.

6.- Los árbitros. Imposible que con tipos como Medina Cantalejo (otra gran gestión de la cúpula aquella queja) o Negreira el colectivo mejore. Han creado una cultura de la ortopedia, muy habitualmente perjudicial para los pequeños, profundamente arbitraria de modo que cualquier gesto o movimiento natural en un área se metamorfosea en penalti y en la otra un agarrón con derribo ni es revisado por el VAR. Determinante en el resultado del derbi. Ávalos Barrera pasa a la nómina de colegiados "horríbilis" para los nuestros.

7.- La afición. Cada uno es como es. Nuestro público carbura, en partidos normales, con diésel, le cuesta arrancar. Pero cuando encuentra el octanaje adecuado en el césped, es maravillosa. Ayer dio una magnífica lección de elegancia y señorío. Es curioso, llegaron unas hordas de vándalos a insultarnos a nuestra casa. Y la respuesta denotó que Aragón es Huesca.

8.- Odiosos. Me quedé concluyendo la faena hasta un rato después del partido, en compañía de dos colegas zaragozanos de buena pluma. Si a la excitación no se le añade un punto de ebriedad, no concibo que se puedan corear proclamas que demuestran que no saben perder ni ganar. Faltando al respeto. Quod natura non dat, Salmantica non praestat. Sólo un fracaso del sistema educativo puede engendrar congéneres de tan baja estofa. Donde todos piensan lo mismo, es que se piensa poco. Zaragoza no merece este ejército de energúmenos, pero es misión de Zaragoza afearles la conducta y controlarlos.

9.- Soñar contracorriente. Aun con todo, aun viviendo una dificultad máxima, aun sabiendo que hemos de sufrir (la palabra tendencia de Antonio Hidalgdo), aun conscientes en el rinconcito de nuestra memoria de la profundamente mejorable planificación en todos los sentidos, me agarro a la teoría de José Antonio Marina de que los héroes son los que saben nadar frente a la querencia de las aguas a arrastrarte hasta el abismo. El Huesca puede ser una leyenda como el pez koi, el que aletea hasta lo más alto del río Amarillo para convertirse en dragón.

10.- Lo que nos queda. En lo deportivo y lo institucional. Yo tengo fe en Hidalgo. Punto. En cuanto a las altas (aunque lo de la altitud es opinable) esferas, todo es una maraña, una enredadera de gentes que ya no están pero influyen, recreaciones de la invasión de Bahía Cochinos (como metáfora, es cíclica, se va y viene), intereses que no miran por el club sino por los bolsillos y los egos propios, presiones para que todos comamos tacos picantes y otras bajas pasiones inconfesables. Ahí, aunque no lo parezca, nos jugamos los verdaderos partidos de nuestra vida como azulgranas. Y tengo serias dudas -o no- de quienes pretenden pasar el futuro del club por un trágala sin futuro (permítanme la reiteración).

Dicho lo cual, brindemos por la Sociedad Deportiva Huesca, por el club y sus colores, por la identidad y por Aragón, que somos nosotros con todos. Feliz San Jorge.

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