No me gustan los inconformistas, prefiero los que van, si menester fuere, contra corriente. La disciplina es una virtud siempre que no implique renuncia. Me está agradando Sergi Guilló por muchos motivos, uno el futbolístico con su buen gusto por el control del balón (y por su adaptación a las circunstancias como hoy), otro por la bonhomía que se le atisba y el definitivo porque nunca se traiciona.
"La plantilla no está cerrada, esperamos gente en este esprint final del mercado. Nos gustaría que estuvieran cuanto antes". Esta expresión es del entrenador del Huesca 2025-26 en la previa del Mirandés-Huesca. Sin tapujos, sin mansedumbres como ha sucedido en tiempos pretéritos en los que los técnicos eran unos buenos funcionarios del club incapaces de elevar la voz para exponer las carencias.
Traducida su respuesta en la comparecencia de prensa, en realidad es una llamada telefónica vía metáfora a Ángel Martín González, que después de dos años en la penuria está estirando el suspense cuando hay abundancia de disponibilidad de recursos. Ha sido una pretemporada de dos ritmos: la frenética de fichajes 1ª RFEF de tres en tres y la parada de mula justamente cuando el dinero aflora. Quiero entender que está todo atado y bien atado, que los deseos de Guilló (confluyentes con los del Consejo) de traer dos-tres jugadores contrastados van a ser satisfechos por un director deportivo que ha hecho de la flexibilidad en su relación con los clubes una virtud propia de la experiencia.
No me cabe la menor duda (y si me la cabe me la meto para mis adentros) de que el ritmo demasiado lento para el gusto de los aficionados impacientes obedece a alguna causa del mercado que es un arcano para muchos. A argumentos ignotos para la generalidad, con la convicción de que en los ocho días que quedan para cerrar el plazo nos van a traer un par o un trío de jugadorazos que hagan bailar la jota, como aquella que motivó el fichaje de Sandro Ramírez cuando ya sonaba la campana para la segunda temporada en Primera. Y es que no puede defraudar el director deportivo ni a la afición, ni al Consejo ni al entrenador. Amén. Que así sea.