A diferencia de otras jornadas, tras la derrota de este domingo en Andorra, no se puede decir que el Huesca pecara de conservadurismo. Aunque llevó a su línea defensiva -esta vez de cuatro en vez de cinco- a unas cotas más altas de las acostumbradas, al Huesca no le sirvió para llevarse una victoria que anhela fuera de casa desde hace más de seis meses.
El Huesca presionó la salida de balón del Andorra con un bloque alto donde arriesgó mucho más que en jornadas pasadas. El míster Cuco Ziganda planteó un esquema con cuatro defensas -a diferencia también de otras ocasiones a domicilio- y, en muchas fases del juego, emparejó hombre a hombre a tres de sus cuatro defensores. Ratiu quedaba pendiente de Valera en el costado derecho, Pulido lo hacía con Bakis en el eje central y Florian quedaba emparejado con Bundu.
El jugador más "libre" y que más arriesgó el domingo fue Jérémy Blasco. Esta temporada ha quedado claro que el central francés se ha consagrado en el eje de la defensa azulgrana para sorpresa de muchos, y Ziganda confía en él a todas luces. Ante el Andorra fue el encargado de saltar a la presión saliendo de posición y ayundando a Gerard Valentín a tapar a Molina y Pampín.
De esta manera, visto lo visto sobre el césped, el Huesca arriesgó porque dejaba un tres para tres en la última línea. Sobre todo después del gol de Bakis que llegó en el minuto 17. Sin embargo, ya el Huesca daba señales de su idea antes de encajar el único tanto de la tarde que vio el Estadi Nacional d'Andorra porque la línea defensiva se situaba de igual manera bastante alejada del área de Andrés.
Nada de eso sirvió porque, aunque la idea sobre el césped varió, el resultado fue similar al de otras jornadas a domicilio.
Por delante restan ahora seis jornadas para el final, tres de ellas a domicilio, donde el Huesca buscará una victoria que le libere de un gran peso que tiene ahora sobre la espalda. Málaga, Leganés y Lugo son las plazas para intentarlo.