Paul Mcgrath, el flamante y jovencísimo subcampeón de Europa 20 kilómetros marcha, se siente “orgulloso” de Lanaja, el pueblo de su madre y de su familia materna, al mismo tiempo que la población monegrina responde con idéntica felicidad de contar con un segundo “hijo” olímpico que sigue la estela de Javier Gazol, cien por cien najino, que disfrutó de la experiencia en los Juegos de Atenas en 2004, al igual que va a hacer dentro de mes y medio Mcgrath en París.
Tal como informó EL DIARIO DE HUESCA, los veranos de la infancia de Paul Mcgrath -que no es tan lejana porque ha cumplido 22 años- discurrieron en Lanaja, a donde iban a disfrutar de las vacaciones desde Barcelona con su padre y su madre, Isabel Benito Alcubierre, la abuela y el resto de la familia materna y amigos del pueblo, con quienes mantiene esa relación desde que era pequeño.
Y Paul, tan adorable en la competición como en el trato durante la entrevista con este periódico, no olvida sus raíces y mantiene vivo su recuerdo y la cercanía con Lanaja. “He pasado todos los veranos en Lanaja. Dos y tres semanas. Cuando era más pequeño pasaba más tiempo, porque tenía menos ocupaciones y no tenía que entrenar. Desde los 17 años, que tenía que entrenar en verano, iba menos. Ahora si me escapo unos días o una semana, ya es mucho. Desde que tengo uso de razón, el verano me lo repartía entre Escocia -porque mi padre es de allí- y Lanaja, donde está la familia de mi madre”.
El pasado sábado vivió el momento más feliz de su vida al conquistar la medalla de plata con sabor a oro en Roma después de 20 kilómetros de marcha en los que le acompañó toda su familia y números amigos. “Todos se sentían muy orgullosos, felicitándome. Tener este apoyo de la gente es lo que me llevo. Estoy muy agradecido. No solo de los amigos sino también de mis padres, primos, tíos, otros familiares, amigos de mi madre y de mi abuela, un orgullo”, dice emocionado por la cantidad de “tifossi” que tuvo arropándole durante el trayecto hacia el podio.
Conoce a Javier Gazol, natural de Lanaja y que fue olímpico en Atenas, y en esas estancias vacacionales ha tenido la ocasión de cambiar impresiones con el pertiguista y recibir sus consejos ante las grandes citas. “Fue de los primeros deportistas con los que pude hablar de temas de rendimiento y de llegar a unos Juegos Olímpicos. Parece que todo es más físico, entrenar y hacer más kilómetros o en su caso saltar más. Pero la parte mental es muy importante, también la alimentación. En una conversación que tuve con él un verano me hizo pensar y mira, aquí estoy ahora”, comenta.
Una de las tradiciones en las fiestas de Lanaja es el desafío “hombre-caballo”, que Mcgrath conoce porque también lo ha disfrutado. “He estado en la carrera del hombre contra el caballo, nunca la he corrido porque me daba vergüenza cuando era más pequeño y me gusta más verlo. Porque ya marcho y corro mucho durante todo el año para descansar en vacaciones. San Mateo coincide en septiembre, que es cuando empiezo con la preparación de la temporada. A veces me escapo, pero utimamente no porque cuando estoy entrenando me gustar estar centrado, estar en casa con mi dieta, con mis entrenamientos y no tener muchas variaciones en la rutina de trabajo. Pero de pequeño iba mucho y me encanta”, afirma, tras recordar que el organizador (José Ignacio) le ha invitado en alguna ocasión a participar, “pero me gusta más verlo, es más emocionante”.
Tan emotivo cuando incide en la satisfacción de tener esa sangre najina que fluye por sus venas. “Es el pueblo de mi madre, de mi abuela, mis bisabuelos son de allí de toda la vida, una familia muy humilde, de muchísimos hermanos, ese espíritu aragonés de cómo salieron adelante en un pueblo pequeño y gracias a ese espíritu los hijos y los nietos nos estamos labrando una carrera y una vida. Y en mi caso, clasificarme para unos Juegos Olímpicos, gracias a la sangre aragonesa. Después de todo lo mal que lo pasaron en la Guerra Civil, salieron adelante. Es todo un orgullo”.

Pero no olvida tampoco la otra parte, la que corresponde a la genética escocesa de su padre, gran hincha del Celtic de Glasgow. Afición y devoción que ha sabido transmitir a Paul. “Es el equipo de toda la vida de mi padre. Te gusta desde pequeño ser del equipo del que es tu familia y me hice del Celtic. Es gracioso ser de un equipo de fuera de España, se ve el fútbol de otra manera y se vive de una forma muy intensa y divertida. El Celtic forma parte fundamental de la familia, parece el sol y nosotros orbitamos alrededor del Celtic. Es algo que nos une a todos”, asegura.
Tanto, que “siempre que he ido a Glasgow intento ir Celtic Park y también en la Champions League, que alguna vez nos hemos enfrentado contra el Barça, nos han metido goleadas pero hemos estado apoyando en el Campo Nou. El ambiente de Glasgow en su campo es brutal, de los que te ponen los pelos de punta”, incide, mientras su padre anhela que el campeón español sea homenajeado en el estadio escocés por el club de sus amores. Seguro que no tarda.
Hablando de fútbol, también mira de reojo al Huesca, que en esta época dorada tuvo su primer presidente en la figura de otro najino, Armando Borraz (“no lo conocí personalmente, pero sabía quién era”, apunta). Y sí, también está pendiente de lo que hacen los azulgranas. “Muchos amigos son del Huesca y otros del Zaragoza, siempre estoy metiendo el ojo en Segunda. Sé que el Huesca este año lo habéis pasado mal, pero acabaron salvados, que es lo importante. Siempre me miro la clasificación y espero que vayan para arriba, no como esta temporada, que hubo momentos críticos”.

UNA TRAYECTORIA ENVIDIABLE
Paul Mcgrath, en su último año Sub-23, está viviendo una temporada sencillamente espectacular. El pasado mes de febrero se aseguró el billete olímpico con el título de campeón de España en Zaragoza, batiendo al mismísimo campeón mundial Alvaro Martín. En la Copa del Mundo fue subcampeón individual y campeón por equipos con España y el pasado sábado logró la plata poniendo en aprietos al enorme Karlston. Antes de Roma y con su club, el Cornellá, logró el récord nacional absoluto de 5.000 metros marcha en la final de la Liga de División de Honor, precisamente en la jornada en la que su equipo coincidió con el Intec-Zoiti en Serrahima.
El año pasado fue campeón de Europa Sub-23 en Espoo y retrocediendo en el tiempo, pero sin ir muy lejos, ha sido también campeón europeo Sub-20 en Tallín y bronce en el Mundial de Nairobi en 2021, medallista en el FOJE de 2019 en Bakú tras estrenarse en el Europeo Sub-18 de Gyor.
Aunque es su último año Sub-23, corre ya entre los “mayores” en una disciplina en la que se le puede considerar un adelantado. “A medida que la temporada ha avanzado, de repente vi que era accesible, que no era soñar en grande sino que era una realidad conseguir clasificarme para los Juegos o tener una medalla europea de plata absoluta. Pero sí que es verdad que hace tres años lo veía complicado. Pero siempre he creído en mí, en la gente que me apoya, ellos creen mucho más y nunca me he puesto límites. Yo voy siempre a por todo”.
Sobre si el proceso de “maduración” de los marchadores requiere más tiempo, “es una prueba de resistencia donde la experiencia, los años y la acumulación de entrenamientos cuenta. Pero he tenido la suerte de que me he podido adaptar muy bien, me he encontrado muy a gusto, no he tenido ninguna lesión grave -que es muy importante- y hasta ahora todo ha salido rodado. Toquemos madera y que siga así”.
Y así se planta en los Juegos Olímpicos, con el propósito de “darlo todo”. “Después de conseguir la plata, estuve tirado dos horas que no sabía ni dónde estaba. Ante los juegos lo mismo, darlo todo, disfrutar, ganar experiencia y está claro que cuanto más cerca esté del primer puesto, mejor. Pero aún así, si quedo primero estaré super contento, si logro Diploma también, si termino decimotercero o vigésimo segundo, también. No me pongo otro objetivo más que el de darlo todo, disfrutar y el asfalto dictará”.

EVA RICO: “ES EL EJEMPLO DEL PRESENTE”
Paul Mcgrath es de la misma generación que la oscense Eva Rico, si bien ésta está en su segundo año Sub-23 (un año más joven). Paul optó por no moverse de su casa en Barcelona y mantenerse bajo los cuidados de quien ha estado siempre al frente de su preparación. Eva está becada en la Blume madrileña. Pero los dos se conocieron y coincidieron en las convocatorias internacionales con la selección española.
“Es una chica encantadora”, dice Paul de Eva. Y la oscense destaca del atleta que “es una persona que va a trabajar y va a sacrificar todo lo que haga falta para conseguir sus objetivos en la vida, ya sean deportivos o personales. Es un chaval que nos ha abierto los ojos a toda la generación que venimos, que no tenemos que esperar unos años para conseguir las cosas sino que con trabajo e ilusión hay veces que las cosas llegan antes. Es un tío que se ha subido a Sierra Nevada o a Font Romeu él solo, y solo por conseguir su sueño”.
Eva Rico afirma sentirse admiradora de Mcgrath, “al que quiero un montón y tengo la suerte de contar con él para todo lo que necesito porque tenemos una relación muy buena. Me encanta escucharle, ver en sus ojos todo el brillo y los sueños que tiene y que nos va a demostrar y sorprender”.
Es más, añade la marchadora, “yo diría que ahora mismo es el ejemplo del presente más que del futuro. Al fin y al cabo, hasta hace un año era el futuro de la marcha española y este año se ha convertido en presente, en Zaragoza haciendo la marca que le clasificaba directamente para París ganando a Alvaro Martín y luchando en Roma con figuras como Karlston y el italiano Fortunato. Creo que en los Juegos tiene muchas papeletas para realizar una actuación sorprendente y quién dice una medalla”.
Rico le agradece a Mcgrath haber sido un compañero “que no solo me ha motivado en el atletismo sino también en mis momentos débiles porque ha estado allí. Es una grandísima persona y ojalá algún día se le conozca y tengan la oportunidad de conocerle como yo le conozco”.