Sin duda la reacción del Huesca ha llegado esta temporada bajo el “efecto Hidalgo”. El técnico catalán ha sido el gran artífice de la metamorfosis del equipo, de la mejoría en su juego, de su solidez y de su trayectoria ascendente para sacarlo de unas posiciones de descenso a las que parecía irremediablemente abocado tras la derrota ante el Eldense, que obligó al club a destituir al Cuco Ziganda.
Aquella decisión fue más allá del relevo en el banquillo. Por “orden” (en realidad, un compromiso adquirido) de Petón, entonces todavía presidente de la Fundación Alcoraz, la estructura deportiva de la entidad se vio fortalecida con el regreso de Agustín Lasaosa. Era la vuelta a los orígenes del proyecto que lideraron el propio Lasaosa y Petón cuando dieron el paso al frente en el año 2006, con el equipo al borde del descenso a Tercera División, para tomar las riendas del Huesca. El tiempo y los resultados les dieron la razón.
No vamos a entrar en detalles sobre lo sucedido desde entonces, ni siquiera en la deriva económica y deportiva que ha sufrido el Huesca en los últimos tiempos, y que solo no ven quienes tienen carne en los ojos, cuando ahora la prioridad es amarrar la permanencia. Es la única fórmula realmente factible para la pervivencia de la entidad. Cada palo tendrá que aguantar su vela porque hay un peaje y una factura de muy elevado coste.
El encuentro que juega este sábado el Huesca en el Heliodoro Rodríguez siempre es “algo más que un partido” cuando aparece la figura de Agustín Lasaosa. Tras aquella “orden” de Petón para recuperar al que fuera su hermano futbolístico, amigo y compañero de fatigas, se escondía la vuelta de una pieza clave en la historia de la época dorada que ha vivido el club.
Lasaosa se apartó del Huesca por voluntad propia cuando estalló la Operación Oikos -camino ya de cumplirse el quinto aniversario, permanece en el juzgado, aunque este jueves se ha despejado más si cabe el camino de la liberación con la petición de sobreseimiento por parte de la Fiscalía, tal como ha adelantado EL DIARIO DE HUESCA-, decisión que ahora habría que ver si, visto lo visto con el paso del tiempo y de los acontecimientos, volvería a tomar. El ex presidente siempre ha defendido su inocencia porque “no hay nada” de lo que pueda culpabilizarle. El tiempo y la Fiscalía le están dando la razón.
La foto de su regreso efectivo al Huesca fue tomada el pasado 25 de octubre, en la Base Aragonesa del Fútbol. Lasaosa, acompañado por Petón, junto con Antonio Hidalgo, Ángel Martín González, Pedro Ibaibarriaga y Ramón Tejada. Desde aquella fecha, es habitual su presencia en los entrenamientos del Pirámide y también en algunos desplazamientos.
Ha vuelto como asesor deportivo, prefiere mantener un perfil bajo, estar en la sombra o en un segundo plano. Pero a nadie escapa que ese “efecto Hidalgo” que ha propiciado un cambio radical en el Huesca tiene una cierta concordancia con el “efecto Lasaosa”.

Además de tomar nota de lo que ve en entrenamientos (donde también aparece el último consejero incorporado y ex jugador del Huesca, José Luis Bandrés) y partidos, suele hablar con los capitanes (Pulido, Álvaro, Nieto y Sielva), también con el entrenador, con otros jugadores y con el director deportivo e igualmente se ha asomado al vestuario en momentos o situaciones puntuales. Con Martín González mantiene una estrecha relación desde la etapa de este último en Osasuna y aquellas cesiones que hizo el club rojillo al Huesca. “Es de esos amigos que te da el fútbol”, apunta Lasaosa.
“He venido a colaborar, a sumar, a hablar de fútbol. Lo normal en alguien de fútbol cuando se encuentra con gente de fútbol que es totalmente receptiva y que ves que te aprecia”, señala.
El ahora asesor también destaca la “cercanía” que observa en el entrenador, Antonio Hidalgo, cuando se saludan y cambian impresiones. “Es bueno, está claro que ha sacado rendimiento a la plantilla. Antes el equipo defendía por amontonamiento. Ahora se le ve muy bien situado, con variantes e innovando cosas. Hablamos, nos saludamos, pero en absoluto me inmiscuyo en su trabajo ni comentamos alineaciones. La gestión del equipo es cosa suya”, afirma.
Lasaosa viajó este miércoles a Tenerife, donde hoy le ha llegado la “buena nueva” de la petición de sobreseimiento de la Oikos acerca de su persona por parte de la Fiscalía. Antes de partir a las “Afortunadas”, solicitó permiso al club para disponer de un sitio en el palco el sábado, en el que estará acompañado de viejos amigos de la entidad canaria, entre ellos el que fuera su entrenador allí y en el Logroñés, José Ramón Fuertes. Pero el viaje, quede claro, se lo ha costeado él mismo.

EL RECUERDO DE “LASAORO”
Agustín Lasaosa siempre ha dicho que sus dos equipos del alma son el Huesca y el Tenerife, así como un tercero, el Logroñés, en el que también dejó un gran recuerdo. Pero su mejor época como futbolista profesional fue en el club chicharrero.
Estuvo tres temporadas, entre 1982 y 1985, en las que jugó 116 partidos y marcó 49 goles. Una época que le lanzó como “pichichi” cuando Julio Salinas en el Athletic y Juanito en el Real Madrid eran artilleros imparables. Vivió la gloria del ascenso tinerfeño de Segunda B a Segunda ganándose el apodo de “Lasaoro”, compartiendo ataque con Rubén Cano. Es el décimo máximo goleador del Tenerife en sus más de cien años de vida, en una lista en la que figuran nombres de relumbrón como Pizzi, Rommel Fernández, Amaral... "Siempre ha sido mi segunda casa", dice.
Con motivo del centenario del Tenerife, en 2022, el club canario hizo un enorme despliegue sobre la historia y sus protagonistas. Y uno de los más celebrados es precisamente Lasaosa. “Fue el mayor ídolo blanquiazul a principios de los años ochenta y uno de los artífices del ascenso a Segunda División, logrado en el curso 82-83, tras un lustro interminable alejado del fútbol profesional. Delantero rápido y con gol, vivía de la velocidad, las paredes y los desmarques, alejándose del estereotipo del ariete clásico de choque, pundonor y cabezazo”, recuerda en ese repaso del centenario el periodista Luis Padilla, que por añadidura le hizo una entrevista en profundidad que hoy tiene tanta vigencia o más que cuando se la hizo hace dos años.
Fue un “salvavidas” para sus compañeros porque el Tenerife le obligó a formar parte de un traspaso al Elche por 12 millones de las antiguas pesetas que permitió a sus compañeros cobrar las cantidades que el club tenía pendiente con ellos. Aceptó su salida a regañadientes, pero reitera que lo hizo por la precaria situación económica de la entidad y el balón de oxígeno que representaba para los jugadores.
Después llegó el Elche, su despedida como futbolista en activo en el Lleida y su irrupción como director deportivo (entonces les llamaban secretarios técnicos), donde a partir del Rayo Vallecano demostró su buen ojo en la gestión de fichajes. Tras esos años “exiliado” y trabajando como ojeador y agente, volvió a Huesca para emprender el proyecto que llevó al club azulgrana de Segunda B a Segunda y años más tarde a Primera División.
LA OPERACIÓN OIKOS
Hasta que estalló la Operación Oikos y llegó el calvario para el Huesca y para Agustín Lasaosa. Luis Padilla le pregunta cómo se le ha inquirido tantas veces por estos pagos: “¿De qué se le acusa?”. Y su respuesta entonces es la misma que puede dar hoy: “No lo sé ni yo”.
“Ha habido una maniobra, y hay una maniobra, una mano negra que desde luego me ocuparé hasta el último aliento de mi vida de saber quién ha montado este circo, porque desde luego esto es un circo, una feria en la que ha ido a cargarse ese binomio Petón-Lasaosa del que hablan en Huesca, que tanto bien ha hecho por su club y por su ciudad y lo he tenido que pagar”, declara en dicha entrevista el ex mandatario, que también avisa: “Habrá un día que tendré que decir: y a mí quién me devuelve los ratos tan malos que me han hecho pasar?”.
En esa jugosa entrevista, el mismo Lasaosa, viejo zorro, sabe lo que viene con mucho tiempo de antelación (recordamos que son manifestaciones de 2022). “Luego viene el mal del telediario, la noticia es que el hombre muerde al perro, no al revés, que es lo normal. Con lo cual, salió así de grande que Agustín era así de malo y cuando salga la verdad, saldrá que Agustín es así de bueno, pero así de pequeño”.