Ver para creer. Años ha que los nostálgicos recuerdan el tradicional partido de fiestas entre el Huesca y el Zaragoza en San Lorenzo, en tiempos históricos con habitual dominio de los blanquillos como reflejo de la superioridad de categoría que ostentaron durante décadas. Alguna vez sufrían algún susto en el marcador (no confundir entonces con el sinónimo del electrónico, porque aquellas tablas se manejaban a mano sobre el eje superior cilíndrico), para gozo de Parque Goya 3 (tampoco se utilizaba la expresión, había más respeto y menos redes sociales), pero eran los menos.
Habitualmente, se concentraba en los últimos días de fiestas, para satisfacer de común acuerdo las necesidades de planificación de la pretemporada.
Pues bien, en estos tiempos posmodernos, el derbi laurentino se recupera en una fecha muy especial. El 9 de agosto, el Trofeo Carlos Lapetra. En expresión de Trillo, ¡manda güevos! En la castiza aragonesa, ¡de cojón!, que en su polisemia puede significar aceptación, estupefacción, incredulidad o rechazo. Es lo que tiene la libertad.
Sorprendentemente, la inauguración del Ibercaja Estadio será el 9 de agosto con un derbi, el Zaragoza-Huesca, justo el día en el que los aficionados del Huesca están para poca atención y concentración, después de los almuerzos previos, el Saludo al Santo, el Cohete, la Cabalgata, toda una locura además en sábado. O sea que, más que presumiblemente, no va a haber color en las gradas del Ibercaja Estadio, el nombre del modular provisional que posteriormente, tras estas dos temporadas, se prolongará en cuanto al nombre (naming rights le llaman en la fiebre de los anglicismos con lo fácil que es llamarles derechos de nombre) como Ibercaja Romareda. Fruto del acuerdo entre la Sociedad La Nueva Romareda S.L y la entidad financiea aragonesa.
O sea que, para más que ver fútbol entre los equipos de Gabi y Guilló, sea una oportunidad para perpetuar las negociaciones en torno a El Alcoraz... o lo que sea. Se presume que, quizás al calor del 9 de agosto, mientras en Huesca todos disfrutamos del bullicio de San Lorenzo, la recepción al autobús azulgrana quizás sea más amable.
Conviene puntualizar, en cualquier caso, que este partido tiene sentido para analizar las pruebas de carga y el comportamiento del nuevo estadio transitorio para los dos próximos años en aspectos como la fluidez en los accesos, entre otras cuestiones técnicas.
En todo caso, el sentido de la oportunidad no es el que ha escogido la fecha aparentemente, aunque, para criterios, colores.