De los nueve establecimientos cuya reapertura anunció EL DIARIO DE HUESCA hace unas semanas, varios ya están funcionando a pleno rendimiento y esta tarde de lunes ha abierto Don Quijote en la plaza Unidad Nacional, con una importante presencia de clientes que ya han conocido los servicios de la familia Lin en sus anteriores desempeños en El Puerto y en el Lobera, donde Luis y Juani siguen con su gestión.
Es la familia Lin muy emprendedora. Hace más de tres lustros, arribó en Huesca, donde nació David hace 16 años. Dicen quienes le conocen que es un verdadero fenómeno en los estudios. En el Don Quijote, la saga pequinesa ha depositado su confianza en Daniel, el primogénito, que además ha abierto en Madrid con otro socio un restaurante, el Chaotianmen Hot Pot. Entre todos, ya han sido capaces de aglutinar más de 20 trabajadores, 13 de ellos en la capital y 7 en el Don Quijote hoy estrenado.
Daniel habla más que aceptablemente el español, y sus padres, Juani y Luis, son todo sonrisa. Les acompañan Mariano Sánchez, su amigo José Luis Barrao y todo su equipo. A Daniel, o Dani, le "encanta la hostelería" y compromete todo su esfuerzo global entre comidas, almuerzos, cenas, aperitivos... La apuesta es nacional, con tortillas, callos, caracoles y toda la oferta propia de un restaurante adaptado. Como dice el crítico Miguel Ángel Almodóvar, son los chinos los auténticos guardianes de la gastronomía española. Han confiado las cocinas, eso sí, al bilbilitano Ángel Ochoa, que está acompañado por la venezolana Neyva Sotillo.
En el estreno, además de la carta, han ofrecido un menú de 12,50 euros con ensalada de salmón, menestra de verduras con jamón, alubias del pilar con almejas, espárragos con jamón y pasta boloñesa como primeros, y pollo con champiñones y setas, merluza a la romanda, longaniza, pechugas de pollo a la plancha como segundos. De postres, coulant de chocolate, fruta y tiramisú. Y algo muy importante, en el estreno han recibido la felicitación firmada en el mantel de una pareja venida en tránsito desde Lloret de Mar.
En la inauguración del Don Quijote, con hijodalgos y escuderos, con dulcineas y sirvientas, ha habido mucha alegría, buenas viandas y una serena celebración. Pero, sobre todo, la sonrisa de la familia emprendedora, los Lin, Daniel, Juani, Luis y la hermana de Juani, Laura, que no suenan mucho a chinos, y es que su integración es tan estrecha que son capaces de lo mejor que hacemos los españoles: lucir en la industria de la felicidad. El turismo. La hostelería. Un brindis.