La calle Ramiro el Monje, más conocida como la Correría de Huesca, acaba de dar la bienvenida a Carussel y Cay Ville, dos nuevas tiendas que ocupan el lugar de otros dos establecimientos que cerraron recientemente sus puertas y que, junto a la jubilación de Rosa Casals y el cese de la actividad de su negocio de interiorismo y decoración, habían dejado un poco triste una de las arterias más comerciales de toda la capital altoaragonesa.
Fondo de Armario ha cedido su espacio a Carussel, dedicada a la venta de zapato infantil, respetuoso con el niño y, por lo tanto, más flexible para que los movimientos y el desarrollo del pie sean más naturales.
Comenzó su actividad en 2019, año del estallido de la pandemia de covid 19, en el Pasaje Arcoiris, que se encuentra ubicado en la zona de Los Olivos. El coronavirus les puso las cosas un poco más complicadas a Cristina Gazol y Fernanda Abadías, pero intensificaron la venta online y supieron salir adelante.
"Aunque los estudios de viabilidad salían muy bien, dado que había dos colegios muy próximos, el Pedro J. Rubio y el Pirineos Pyrénées, al final es un barrio joven residencial y la gente que iba rotando era siempre la misma".
Por eso decidieron cambiar de zona y a la Correría llegan con mucha ilusión y ganas de hacer cosas. "Creo que es una calle en la que encajamos muchísimo, porque es pequeño comercio, muy dedicado al público, y a nosotras nos gusta que no se pierda el contacto, poder ayudar a la gente y orientarle".
CAY VILLE
Cay Ville, por su parte, ocupa el lugar donde antes se encontraba Cañailla. Elena Baldrés explica que se trata de una franquicia que ofrece "una ropa muy bonita", poca cantidad de tallas repetidas y algunas únicas, "para que la gente pueda sentirse diferente".
"Pretendemos ser una tienda en la que todo el mundo pueda encontrar su look, desde gente jovencita a más mayor, con cosas un poco más serias y tradicionales y también con tallas un poco más amplias", añade.
Tenía mucha ilusión por establecerse por su propia cuenta y buscó una zona céntrica. "Lo del Coso es bastante difícil y los precios de los locales están tan desorbitados que están impidiendo que la gente que quiera pueda emprender", comenta, pero observa que La Correría, una calle donde vivió muchos años cuando era niña, le atraía mucho. "Está muy cerquita de la zona más comercial y ha tenido mucha vida. Me parece un lugar muy interesante y el local es muy bonito".