Olla de Huesca, un nuevo espacio gastronómico en el centro de la ciudad

Alberto Rodríguez, José Antonio Duerto y Roberto Villarroya han iniciado juntos esta andadura que pone el acento en el producto de la zona

Periodista
13 de Junio de 2023
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Alberto Rodríguez y José Antonio Duerto en su espacio Olla de Huesca.
Alberto Rodríguez y José Antonio Duerto en su espacio Olla de Huesca.

Huesca suma una nueva oferta gastronómica basada en productos de la zona en un espacio céntrico y de la mano de personas con experiencia en hostelería de la ciudad. El nuevo espacio, que se estrenó el 7 de junio, se denomina Olla de Huesca y recupera el local ubicado en la esquina de las calles Goya y Ramiro el Monje.

Al frente de esta nueva propuesta se encuentra Alberto Rodríguez y José Antonio Duerto, en cocina, y Roberto Villarroya, en sala. Los dos primeros proceden del restaurante Flor de Huesca, con 20 años de experiencia José Antonio y más de 6 Alberto, y otros 14 años de trabajo en el sector aporta Villarroya, que ha formado parte del equipo del restaurante Tomatejamón.

En nuestra oferta intentamos que haya producto de la zona para poner en valor el territorio en el que vivimos; cocina tradicional, pero con un punto de vanguardia para que sea más atractivo al cliente”, explica Alberto Rodríguez. A ese producto local se refiere el nombre del restaurante, que juega con la olla de cazuela y la Hoya de Huesca.

Cuando decidieron lanzarse a esta aventura, a los socios les encajó este tradicional espacio de hostelería de la ciudad, que cuenta con una capacidad para 30 personas en el interior, aforo que se ampliará cuando puedan instalar la terraza.

Para este inicio de andadura “queríamos algo pequeño”, explica Rodríguez, un espacio al que han dado su toque con papel de pared con el efecto de casa antigua de pueblo, luz indirecta y mesas y sillas de madera, jugando todo a favor de que sea un local acogedor. La principal inversión ha sido el cambio de cocina.

Principalmente trabajan tapas y raciones, “siguiendo la tendencia actual”, acompañado por vinos de la zona, “sobre todo Somontano, también de Calatayud, Rioja, Ribera del Duero, verdejo DO Rueda -que está en auge-, y típicos como el Gewürztraminer de Sommos”, cita Rodríguez.

Suben la persiana a las 12 horas, para poder disfrutar del vermú y, aunque no tienen menú como tal, ofrecen una carta en la que se puede elegir entre cinco entrantes, cinco carnes, tres pescados y cuatro postres.

Además, una pizarra marca las sugerencias con producto de temporada. “Tenemos croquetas caseras de jamón y bacalao, que están teniendo muy buena acogida -sobre todo la de bacalao-, por su sabor y también por su tamaño. Quien pide una croqueta no quiere que le saquen media”, dice Rodríguez. Otra de las propuestas, que también ha gustado entre sus primeros clientes, son los calamares en tempura, a la que se le añade la tinta. Hay platos más tradicionales como las migas a la pastora con huevo –“que no pueden faltar”- y unas patatas bravas con un toque de chile; no se olvidan de la tradicional gilda para el vermú.

“Somos una pequeña empresa que acaba de arrancar con muchas ganas de que salga todo bien, de que venga la gente y disfrute”, señala Rodríguez, quien traslada que las primeras sensaciones son buenas. A punto de cumplir una semana de apertura ya pueden decir que “la acogida ha sido buena”, y aconsejan reservar si se quiere acudir por la tarde-noche.

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