Estos días están siendo para Inmaculada Martínez Lacarte muy emotivos, de mirar hacia el pasado, pero también hacia el futuro, hacia una nueva etapa que le espera. Hace un tiempo tomó la decisión de cerrar su establecimiento, Micaela, la tienda de puericultura que abrió en el Coso Alto de Huesca el 15 de mayo de 1996, y desde entonces está recibiendo el cariño de los oscenses, de tantas generaciones a las que ha atendido.
Entre sus mejores recuerdos quedarán las noches que después de cenar bajaban con sus tres hijas para sacar los peluches y otros productos que había que preparar para la campaña de Navidad. Un momento de felicidad como los miles que se han vivido en este establecimiento al que siempre se acude con ilusiones por tener un bebé en la familia. Ahí siempre ha estado Inmaculada con su mejor asesoramiento y consejo.
No era este el primer camino de Inmaculada Martínez (Albero Alto, 1967). “Trabajaba en otro sector fuera de Huesca y un día, paseando con mi niña por la calle, reflexioné sobre la pena que me daba dejarla todos los días y decidí emprender un negocio, y fue este”. Sobre su elección, lo piensa y comenta que se basó en que el sector le llamaba especialmente la atención, quizá porque al ser madre conocía las necesidades.
En sus inicios se vio muy apoyada por las empresas del sector y sus representantes, a quienes agradece esa ayuda para empezar. Tampoco el recorrido de 27 años considera que ha sido difícil para ella. “Sí que han sido muchas horas -apunta-, pero para hacerlo bien necesitas horas y hacerlo tuyo, muy tuyo, y yo lo hice. Micaela ha sido como un hijo más”, resume.
El establecimiento en este tiempo ha ido creciendo y adaptándose a los cambios. “Empezamos con una tienda pequeñita, pero como los locales de al lado se iban quedando vacíos los íbamos cogiendo y ampliando”. Pasó de 40 a 200 metros cuadrados, lo que muestra la buena evolución de este negocio, que también se adoptó pronto a las nuevas tecnologías y fue de las primeras en tener página web y vender por internet.
Este ha sido un cambio importante. “La generación de ahora es mucho de pantalla y de inmediatez, quieren tenerlo todo ya”, por eso “el trabajo debe ser renovarte cada día”, considera.
Lamenta que “se está perdiendo un poquito el tú a tú. Pero quien viene a esta tienda lo hace siempre con ilusión, ya entra por la puerta y se nota, vienen padres, abuelos, otra familia, amigos… todos contentos por hacer regalos al bebé”, valora.
Acerca de los establecimientos que están cerrando en la actualidad, Inmaculada es optimista. “Comercio siempre tendrá que haber, da vida a las ciudades. El cara a cara, las puertas abiertas, los escaparates dando luz es algo que no se puede perder”.
Ahora Inmaculada siente que ha completado una etapa muy satisfactoria. “Han sido unos años muy gratificantes. He conocido tantas generaciones…, tengo bebés de cuando empecé que ahora vienen con sus niños”, recuerda.
La hora de la despedida ha sido también “gratificante” para Inmaculada. “La gente de Huesca ha respondido muy bien y estoy muy agradecida”, comenta.
Todo ello le reconforta ante una decisión que le ha supuesto mucho esfuerzo tomar porque su idea era jubilarse con Micaela, un establecimiento que ha formado parte de ella y al que puso el nombre en recuerdo de su hermano Miguel Ángel, al que perdió con 25 años. “Me ha costado porque esto es una vida. Micaela ha sido una vida”, dice sin perder su constante sonrisa. Pero quiere empezar otro trayecto. Ya lo hizo hace 27 años. “La vida son etapas y esta es una nueva”, apunta esperanzada.
Micaela ya no abrirá en enero. Todos los recuerdos se quedan por el momento para ella, aunque cabe la posibilidad de que se decida a compartirlos plasmándolos en un libro.