El sacerdote José María Arnal ha anunciado que se iba a ofrecer la reliquia de San Lorenzo para la veneración de los feligreses en el acto extraorfdinario con motivo de la actuación de los Danzantes en el Santuario de Loreto. A su vez, ha solicitado a la Banda de Música que interpretara el Himno a San Lorenzo, pero su petición no ha encontrado eco, probablemente porque no estaba prevista esta contingencia, en unos días que también para el grupo dirigido por Alejandro Escuer son agotadores.
El paso de danzantes, ayuntamiento y posteriormente fieles para venerar la reliquia ha encontrado un acompañamiento insospechado. Intentando encender la pasión oscense, y habida cuenta que se habían distribuido en el santuario dípticos con los Tormentos a San Lorenzo, la Oración final y el Himno a San Lorenzo, desde la cuarta fila han empezado a ser escuchados los sones de la hermosa composición de José María Lacasa.
Leopoldo Carranza, Gemma Allué, Silvia Salazar y Marta Escartín, en comunión y armonía porque el amor al mártir no entiende de siglas, han comenzado a cantar el himno. "San Lorenzo Patrono de mi tierra, de esta tierra, bendita de Aragón, que en su alma celosa encierra siempre viva la llama del amor". Esperaban quizás que cundiera el ejemplo, pero el templo permanecía silencioso, tímido.
Este hecho ha motivado que durante unos segundos hayan detenido la interpretación, pero el cuarteto se ha animado a buscar una reacción: "Los oscenses postrados a tus plantas, y admirando tu fe sobre el dolor, te suplican infundas en sus vidas, los alientos que el cielo le otorgó".
Por momentos, surgían las dudas, pero volvían a la carga. El solo se convertía en interpretación a capella del que podemos dar en llamar el "Cuarteto Consistorial", y Salazar, Allué, Escartín y Carranza se atrevían con el solo: "Ofrendamos primicias de los campos, fecundados por ese mismo sol, a cuya luz tus ojos entreabrieron, en tu cuna de oscense y español".
Y la verdad es que no se han llevado ni un aplauso, pero que merecían una ovación por su valor y su oscensismo, como se suele decir, ni cotiza. ¡Bravo! Que cunda el ejemplo.