Los Danzantes de Huesca, vuelta y vuelta, rinden un homenaje histórico a San Lorenzo en su cuna, Loreto

En una proeza lindana en lo sobrenatural, la agrupación completa su 2025 épico bailando en el Santuario tras haberlo hecho en la tumba en Roma, en medio de un calor sofocante

11 de Agosto de 2025
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Fotografía de Danzantes, Banda de Música, autoridades y cofradía en el Santuario de Loreto
Fotografía de Danzantes, Banda de Música, autoridades y cofradía en el Santuario de Loreto

Los Danzantes de Huesca han vivido una experiencia única, singular, y de paso se han sentido más identificados con el patrón, con San Lorenzo. Vuelta y vuelta, después de la Fiesta del Mercado y de las actuaciones en sendas residencias de personas mayores, los iconos de Huesca han bailado, cuarta sesión de la mañana, en la cuna del mártir, en el Santuario de Loreto, acogidos con entusiasmo febril por cientos de feligreses, dispuestos a someterse a otra sesión de esa parrilla que es la canícula laurentina en demostración, como explicaba el Padre Pedro, obispo de Huesca, el Día Grande, de que la fe mueve la confianza y la voluntad para afrontar cualquier reto.

Los Danzantes, que no siempre son bien comprendidos por algunos foráneos y otros propios, se mueven a impulsos de la Banda de Música, que es otra que merece todo el aplauso y admiración, y en cuanto suena Valentín Gardeta en el Dance de Espadas sus pies les llevan por más que estén lastimados, cargadas las rodillas, resentido el tronco y tan sólo movidos por el corazón. En Loreto, se han presentado con buenas caras, aunque delataban involuntariamente cansancio indiscutible. El caso es que lo fundamental era arrancar en la explanada del santuario y, a los primeros sones, proclamar el Dios dirá a golpe de movimiento coordinado. La irrupción en el templo ha sido apoteósica, oscensismo puro, amor por San Lorenzo, por la derecha hasta llegar al centro frente al altar y completar la primera de las danzas con el mayoral, Francisco San Emeterio, serenamente feliz.

Entrada de los Danzantes al Santuario de Loreto

En la primera bancada, la alcaldesa de Huesca, Lorena Orduna, acompañada por la vicepresidenta, Mar Vaquero, y la consejera de Bienestar Social, Carmen Susín, y por detrás gran parte del consistorio (representantes de todos los partidos excepto VOX). Ausencia de Cofradías a las que se había reservado espacio (hay que tener en cuenta que este día 11 es el Día del Cofrade de la Real der San Lorenzo). En el altar, el sacerdote oficiante, José María Aznar, que se ha dejado llevar por el entusiasmo popular y ha dado palmadas como todos los feligreses congregados en Loreto. Junto a él, para acompañarle en los tormentos, Santiago Pardo, prior de la Cofradía de Loreto y San Lorenzo.

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Los Danzantes han podido descansar, en los bancos hace apenas ocho días ocupados por las mairalesas en el Homenaje a la Cuna de San Lorenzo . Atentos, han escuchado el Rezo de los Tormentos, enumerados por Santiago Pardo y con meditación subsecuente por el padre Arnal. El primero, "fue arrojado en cárcel tenebrosa". El segundo, que fue azotado y herido cruelmente. El tercero, puesto en la cateasta, le azotaron con escorpiones de acero. Cuarto, aplicaron a sus miembros desnudos lámnias candentes. El santo, ya enfilaado hacia el martirio, padeció los golpes terribles "moliendo sus carnes con aceros emplomados" y luego rasgaron sus carnes con peines de hierro. Séptimo, volvió a ser puesto en cárcel terrible, sin alimento ni bebida. Puesto posteriormente en la parrilla, fue quemado a fuego lento. Noveno, revolvían su cuerpo en el fuego con garfios de hierro. Y, décimo tormento, puesto sobre la cratícula (la parrilla), arrojaron sal sobre sus heridas.

Después de la ofrenda floral de los Danzantes al Santo, depositada sobre el ara del santuario hasta el punto de tapar a José María Arnal (lo ha puesto de manifiesto provocando la risa de los presentes), se ha rezado la oración. "Glorioso San Lorenzo, hijo de Huesca, arcediano de Roma y mártir de Jesucristo, míranos aquí postrados en tu presencia, sinceramente arrepentidos de nuestras culpas, firmemente confiados en tu patrocinio". La invocación rogaba al diácono infundir en nuestro corazón la ferviente caridad que devoró el suyo, para con Dios, para con la Iglesia y para con el prójimo, "ya que a los pobres dedicaste tus últimos y más amorosos desvelos".

Tras reclamar que por los célebres tormentos venzamos nuestras pasiones y por sus portentosas virtudes abundemos en las propias de nuestgra condición y estado, la oración suplica que inunde su bendición a España, donde se meció su cuna, y a Roma, campo principal de su apostolado, para extenderlo al orbe entero que aún resplandece con la gloria de su inmortal martirio. "Que todos cuantos te hayamos invocado e imitado aquí en la tierra te podamos acompañar para siempre en el cielo".

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El sacerdote ha mostrado la reliquia de San Lorenzo prestada por la Real Cofradía para que fuera venerada. Primero, los Danzantes, organizados religiosamente para pasar uno a uno, igual que las autoridades y posteriormente el conjunto de la feligresía.

El objetivo estaba cumplido. En apenas cuatro meses, habían orado al Santo en la Basílica San Lorenzo Extramuros, en su tumba, y en la cuna del oscense más universal, admirado y querido. Era el momento de partir hacia la explanada, una auténtica parrilla de temperatura, para golpear los palos, ordenar y mecer las cintas, y ejecutar el Degollau. Cientos de personas permanecían en esta especie de comunión con los Danzantes, a cuarenta grados de temperatura que parecían más. En el exterior, los palos han sonado rotundos, las cintas melodiosas y el degollau ingenioso. Y la fusión entre el mártir, sus oscenses y sus danzantes ha resultado una experiencia tan extrema como memorable. Orgullo de ciudad.

Danzantes y Banda de Música, en la explanada

 

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