Nadaban los sones de Estirpe de Aragonia por el río Martín con la Jota de Híjar. Llevaban bailadoras y bailadores el ritmo propio de tan hermosa composición y, repentinamente, un ruido de chispazo precedió al apagón, que es palabra de moda, temida y odiada. El público que inundaba los bancos y que por desborde de las plazas sentadas permanecía de pie se vio sorprendido por el hecho de que los protagonistas no cesaron en su canto y en su baile sobre el escenario.
Tornando a los inicios de los tiempos, la Jota volvía a su esencia, la noche envuelta por los sones, por los movimientos, por las voces, y con ellos la admiración profunda de los espectadores en el Paseo Carlos Vidal del Parque Miguel Servet. Más de dos minutos y medio de bravío folclore, así, a pelo, y sin un sólo error fruto de la oscuridad. El final es imaginable: un aluvión de aplausos y exclamaciones de "¡bravo!" sin cesar durante un largo concierto, esta vez de vítores. Como hay que ser prácticos, Estirpe anunciaba que el recital había de reposar cinco minutos en el horrible calor mientras los técnicos solucionaban el problema.
Volvamos al principio con la pieza instrumental de la rondalla que ha dado origen al programa titulado El Ebro y dedicado a los afluentes del gran río y a otros de todo Aragón: el Arba, el Jalón, el Gállego, el Cinca, el Martín, el Guadalope y, como colofón, el propio Ebro.
Cada uno de los ríos eran introducidos por un pequeño audiovisual en el que era descrito y complementado por las manifestaciones culturales y folclóricas. El arranque con Alejandro Elbaile con el Arba y la preciosa villa de Uncastillo, Julia Barlés con el Jalón dedicado a la mujer bilbilitana en Al jurarme tu querer y Clara Atarés con el beso que le dio al Jalón p'a que al Ebro lo llevara y en el Pilar lo dejara.
Hacia el gran Gállego, el Paloteau de Lanuza para dejar paso a las voces de Ixeya Guallart con La Fama, Silvia Abad con Y dígale al campanero y el dúo Lorenzo y Clara Atarés con "Echar escalera a tierra".
Tránsito hsta el Río Cinca con la delicada jota de baile Les Aiguadors con las entrañables Dones de Faldetes para dejar paso a Óscar Bernet con Quiero Ser Campanero, Silvia Abad-Andrea Mora y los carteros Aragón gállego y Cinca, y Lorenzo Atarés con Cantaba un día una moza y la fertilidad de Monzón, Fraga y Torrente.
Al Río Martín se llegaba por la Jota de Híjar antes referida, lugar de fértiles huertas y hermoso folclore. Se ocupaban de cantarlo María Caudevilla y Carmen Gavín en dúo, y posteriormente Marta Val y Andrea Mora, para desembocar en el canto grupal de Sierra de Luna.
Se profundizaba en el carácter que los ríos han aportado a los aragoneses. Era ya turno del Guadalope y de la simpar Jota de Calanda, para poner voz a Alcañiz Carmen Gavín.
Uno de los momentos estelares de la velada, en la que lucía la rondalla y gustaban voces y bailes, fue la irrupción de la campeona de Jotalent, la grañenense Sheila Gavín, que alzaba hasta los oídos de Carlos Vidal su portentosa voz.
José Domingo Gavín, en Y dile que no entro a verla fundía el Algás y el Matarraña para que el beso suba a Nonaspe por la Virgen de Dos Aguas.
El preludio al final ha sido el Río Matarraña con la Jota de Baile El Bolero de Valderrobres. Marta Val y Silvia Abad interpretaban el Faro Marinero, Javier Abad exponía al auditorio entusiasmado su tono lírico y llegaa el canto grupal "El Ebro nace en Fontibre y entra en el mar por Tortosa, y alegre vive su cauce con el compás de la jota".
Tras el Coro de Repatriados, el final apoteósico antes de la jota laurentina de despedida, Gigantes y Cabezudos que hace vibrar a los espectadores. Y, como el río lleva, el río se va, y fluye hacia el final que no es sino el principio de un año hasta que Estirpe retorne a este escenario en el que ha solventado una incidencia y se ha negado a ceder al apagón. Es la luz de la jota.