Un estudio de la Universidad de Michigan habría identificado la canción capaz de regalar la mayor dosis de alegría al ser humano… o eso sostiene Puro Relajo. Según la banda navarra, si la bailas y la cantas, quince años de felicidad ininterrumpida se te conceden como si fueran un sortilegio. "¡Quince años, quince años!", coreaban junto al público oscense, casi sin creerlo, mientras el aire se llenaba de risas y aplausos. ¿Quién no se avendría a cambiar tres minutos por quince años de dicha? Y entonces, como obedeciendo un conjuro colectivo, toda la abarrotada Plaza de Navarra se conectó manos con hombros y comenzó a serpentear sobre el pavimientoal ritmo contagioso de El chacachá del tren, dejando que la música hiciera su magia.
Huesca vivió anoche uno de esos momentos que se graban para siempre en la memoria colectiva. El 12 de agosto, en pleno corazón de las fiestas de San Lorenzo, Puro Relajo -integrado por David García (voz y bajo), Jorge García (guitarra y voz), Txuma Gallués (acordeón y voz), Eneko Irigoien (trompeta) y Iosu Burguete (trompeta)- confraternizó con público desde el primer acorde hasta la despedida sentida del Adiós con el corazón.
Nada más iniciarse el concierto, David García expresó lo contentos que se sentía de estar en Huesca, aunque sin olvidarse de lo que llamaron su “primer amor”: Santa Cilia y Siresa. Recordaron también sus actuaciones anteriores en Jaca (en dos ocasiones), en Pirineos Sur, así como en la propia Huesca y en Binéfar, en un guiño cómplice a toda la provincia que les ha acompañado en su trayectoria.
La ciudad tenía muchas ganas de verles, y lo demostró con creces: la plaza se llenó hasta la bandera, en una de las convocatorias más multitudinarias de los últimos años. Pero lo más especial fue la actitud del público oscense que, aunque suele mostrarse más comedido, anoche rompió el molde: cantó, bailó, aplaudió y se entregó de principio a fin, igualando en entusiasmo a la energía arrolladora del grupo navarro.

Hubo muchas canciones dedicadas: La feria de las flores para Antonio y Felisa, de Loscorrales; Palmero sube a la palma para Rosi, de Binéfar; y fueron interpretando otras tan queridas como Soledad, o La mochila azul.
A continuación, la banda propuso al público "batir un récord mundial" que, según bromearon, estaba hasta ese momento en poder de Sabiñánigo: el mayor porcentaje de personas en una plaza bailando un vals por parejas. “Hemos puesto cámaras por las farolas que detectan el movimiento”, anunciaron.
Animaron también a las personas que estaban en las escaleras y en la terraza del Casino a buscar compañero o compañera y ponerse a la faena, pero advirtiendo: “Que nadie les quite el sitio, que llevan allí desde las 7 de la mañana”. El reto se saldó con éxito: un 97% de participación frente al 95 % de Sabiñánigo.
En otro momento de la noche, Puro Relajo propuso un “baile como una ola”, moviéndose de un lado a otro, cogidos del brazo con quien estuviera al lado, para cantar juntos a la amistad. La imagen de toda la plaza unida, balanceándose al compás, quedará en el recuerdo como símbolo de la magia de las fiestas.
Y entonces llegó el momento que hizo vibrar a toda la plaza: el público se entregó por completo al Chacachá del tren, contagiado por la energía de la banda.
SIguió la divertida noche con la broma de que Antonio Banderas había viajado a Huesca en un helicóptero que había aterrizado en El Alcoraz. Pero quien sí estaba realmente a pocos metros era Toño Julve, que cuando se lo indicaron subió al escenario -como hizo en la actuación de Puro Relajo en el Palacio de Congresos- para cantar junto a ellos Volver, volver, lo que desató una nueva ovación.
A lo largo de la velada, las canciones siguieron fluyendo sin pausa: Se me olvidó otra vez, No volveré; María, contigo me quiero casar; Échame a mí la culpa; Ay, Chavela; Adelita, Esta noche no alumbran las farolas del mar, El vals de las mariposas, No te vayas de Navarra, Clavelitos, Vous voulez avec moi; No, yo no me casaré y algunas más que encontraron inmediato eco en lo que parecía una auténtica legión de fans.
La banda quemó los últimos cartuchos con temas como El ritmo del garaje, No dudaría, 15 de agosto, o El dance de las espadas, manteniendo a la plaza en movimiento y entusiasmo constante. El concierto se cerró con broche de oro, el mítico “Adiós con el corazón” y fuegos artificiales, que casi parecían, por un instante, los que se lanzan desde el Casino oscense el 15 de agosto, no por su vistosidad pero si por la emoción.
Al término del concierto, Iosu Burguete comentó a este periódico que había sido “una gozada" actuar en Huesca. "Llevamos varias actuaciones en la provincia y se nos está recibiendo con mucho cariño: Jaca, Sabiñánigo, Pirineos Sur, Binéfar… Es una reunión de gente que viene a pasarlo bien, a gozarla y a disfrutar de la fiesta en un ambiente muy sano y muy majo”.
"Estamos muy agradecidos, porque está siendo un año muy bonito y estamos disfrutando mucho del cariño de la gente. Es muy grato que te reciban así”, recalcó.
Quedó la sensación de que Puro Relajo no solo había hecho cantar y bailar a Huesca, sino que el hechizo se habia cumplido. Durante unas horas, y tal vez más allá, miles de oscenses fueron dueños de aquellos quince años de felicidad que prometía El chacachá del tren, condensados en dos horas imborrables para el recuerdo.