En el segundo día de las fiestas laurentinas, Huesca ha vivido este 10 de agosto su jornada más solemne: la procesión de San Lorenzo, bajo un sol que parecía querer fundir la piedra. Pasadas las 9:30, tras la actuación de los Danzantes de Huesca frente a la basílica, el cortejo ha partido recuperando una tradición perdida desde 1957: que los Danzantes abrieran paso al santo. Con sus espadas largas y cortas, divididos en dos bandos que imitaban un combate, han marcado el ritmo metálico del recorrido, siempre al son de la Banda de Música de Huesca dirigida por Alejandro Escuer y guiados por el mayoral Francisco San Emeterio.
El itinerario ha llevado la peana de plata del siglo XVI, con doce escenas de la vida y muerte del mártir, desde la Basílica de San Lorenzo hasta la Catedral y de regreso por los Cosos. Han participado la alcaldesa Lorena Orduna, la concejala de Fiestas, Nuria Mur, ediles de PP, PSOE, VOX y el concejal no adscrito; el presidente de la Diputación de Huesca, Isaac Claver; la consejera de Servicios Sociales del Gobierno de Aragón, Carmen Susín; la diputada Ana Alós; la senadora Melania Mur; la presidenta de la Comarca de la Hoya, Mónica Soler; los alcaldes de Barbastro, Fernando Torres; de Grañén y diputado de Cultura, Carlos Sampériz; y de Graus, José Antonio Lagüéns; así como altos mandos del Ejército y la Guardia Civil. Junto al santo, el obispo Pedro Aguado y el prior de la Real Cofradía de San Lorenzo, Joaquín Almerge.
El desfile ha transcurrido sin incidentes, con una participación más alta que otros años y muchísimo público a pesar del calor. Solo algunos silbidos y una pancarta reclamando la recuperación del Seminario de Huesca, desplegada junto a la casa de Ramón Acín y Concha Monrás, han roto la solemnidad. Las habituales reivindicaciones del Jai Alai se han transformado en una lluvia de pétalos verdes.
Las altas temperaturas, más propias de un horno que de un día festivo, no han frenado a los numerosos altoaragoneses que, con trajes regionales de diversas comarcas pirenaicas, han llenado el recorrido. Un año más, el día grande de San Lorenzo ha latido al compás de las espadas, la música y la devoción.