Ya están aquí, después de un desembolso de 12.000 euros (ha habido aportación municipal y otras ayudas), las faldas de la peana de San Lorenzo que sustituyen a las de 1958 después de la denuncia de un ciudadano sobre el fundamento de la Ley de Memoria Democrática. La Real Cofradía de San Lorenzo ha completado el cambio solicitado bajo advertencia de la correspondiente sanción tras un proceso arduo por imperativo legal, que no por convicción. No en vano, son muchos los cofrades que, duchos en la realidad histórica, recuerdan que la peana (de Leopoldo Navarro) y sus faldones bordados por Antonieta Sanagustín fueron el fruto de una suscripción popular, esto es, una manifestación desde el pueblo.
Pero el caso es que esta misma tarde ya lucen en la entrada de la Basílica de San Lorenzo en torno a la espectacular peana que acompaña al busto del santo en las solemnidades, fundamentalmente las de las fiestas laurentinas.
El escudo, con la exclusiva leyenda VV Osca (Urbs Victrix Osca, Huesca Ciudad Victoriosa), ha adquirido unos relieves más simplificados respecto a los faldones originales. Está en el frontal el emblema de la ciudad, y en la parte posterior el de la Real Cofradía de San Lorenzo, de riquísima historia.
Cabe recordar que la peana y las faldas que sostienen la escultura de San Lorenzo fueron sufragadas por suscripción popular con aportaciones de miles de vecinos, entre ellos empresas e instituciones, hasta alcanzar una cifra superior a los 119.000 pesetas. La idea fue lanzada el 18 de enero de 1958 por la Comisión de Fiestas presidida por Emilio Miravé, quien recordaba a los vocales Arguis, Calasanz, Lafarga, Río y Jaime, con Sampietro Charte como secretario, que cada año la Archicofradía de la Vera Cruz prestaba la del Cristo del Perdón para que San Lorenzo pudiera salir en su fiesta. La Comisión aportó 25.000 pesetas y comenzó lo que hoy denominaríamos, en nuestra fiebre anglicista, "crowdfunding".
La suscripción popular comenzó el mes de mayo y se prolongó más allá de las fiestas. El 10 de agosto de 1958, la peana fue bendecida por Hildebrando Antoniutti, Nuncio del Papa en España, ante la mirada atenta del alcalde, Mariano Ponz Piedrafita, el gobernador civil Riera Aísa y el presidente de la Diputación Enrique Riera, en presencia de los ministros de Agricultura y Obras Públicas, Cirilo Jánovas y Jorge Vigón. El emisario del pontífice destacaba ante el obispo Lino Rodrigo y un joven Damián Iguacen que Huesca, con esta acción y en medio del solemne Jubileo, había dado "pruebas evidentes de profunda fe católica".
Aquellas faldas que bordó Antonieta Sanagustín han sido sustituidas hoy por otras distintas, más sencillas, admirables, pero sin aquel alma. Sirven para la causa laurentina igual, pero los dedos de Antonieta dejaban un tacto inigualable.