Roldán del Alto Aragón protagonizaba la noche llevadera del martes 12 la sesión de jotas en el Paseo Carlos Vidal del Parque Miguel Servet con un repertorio muy popular, muy laurentino y muy humorístico con la presenciación de José Luis Urbén, en una velada que paulatinamente, conforme se alejaba la amenaza de lluvia tras cuatro gotas mal traídas, ha sido concurrida y con un público entregado.
Con una estructura sencilla de canto y vistosa de baile, se iniciaba la actuación con la popular Jota de Aguas que daba pie a las voces que actuaban en "soneto", dos cuartetos y dos tercetos aunque invertidos, primero los de tres y luego los de cuatro. Heterogeneidad y diversidad. Carlos Solans, de Santalecina, invitaba con "La feria de Périz" a asomarse a la ventana de la jota. Le sucedía en la escena Lourdes Urbén, de Gurrea de Gállego, cantándole a "San Lorenzo, yo no sé que tiene Huesca, que aunque seas de fuera el corazón late fuerte. Y esta parte la culminaba el pequeño Lucas Pascau, desparpajo puro de Santalecina, con sus "Ventanicas de Cristal".
La Jota del Rabal, siempre llamativa, ponía el intermedio entre canto y canto con la plasticidad que caracteriza la composición en torno al popular barrio zaragozano.
La voz navarra de "la campeona", como definía José Luis Urbén, de Merixell Mora, la navarra de Villafranca segunda en el último Certamen Extraordinario en Zaragoza, llevaba a los sones de "la fiesta laurentina, donde quiero ser la albahaca" y quisiera ser la peana. Desde Maella, Maxi Miravall aseguraba que cuando la jota es más brava es al regresar del campo. Y Lucía Claver, de Samper de Calanda, entonaba con poderío "A San Lorenzo inmortal, cuando la jota se canta" al oscense hace llorar. José Luis Urbén proclamaba que "el amor es como un niño que se enfada y tira el pan".
La Jota del Ta y el Te es un magnífico remedio para refrescar cualquier recital. Es como relajarse para volver a entrar en faena con esas Cerezas de Carlos Solans, la Morenica y de Tardienta de Lourdes Urbén y esas deliciosas tres rondaderas interpretadas por el menudo Lucas Pascau, ¡menudo cómo es!
Para venirse arriba, pocas interpretaciones del grupo de baile como la Jota de la Dolores, que eleva los corazones de todos y da pie a una parte extraordinariamente llamativa. Primero, Merixell Mora, con El Canto de Aragón, "que es la jota de Aragón que más bravura alcanzará, cuando canto en oración a San Lorenzo inmortal". Maxi Miravall ponía su poderío al servicio de la más interpretada, la que todos deseamos en cualquier celebración, el Sha feito de nuey. Lucía Claver, por su parte, emocionaba con Pulida Magallonera, "que me canten La Olivera, anda y dile al Santo Cristo". Y José Luis Urbén cerraba esta etapa con "el traigo mi albahaca a tu puerta, San Lorenzo".
Se avecinaba el cierre con tres puntos álgidos, el primero el Gigantes y Cabezudos de Echegaray y Caballero, "luchando tercos y rudos, grandes para los reveses, somos los aragoneses gigantes y cabezudos".
Un momento muy entrañable para José Urbén con su relato de Caminito de Monlora del compositor Francisco del Val al que el propio Urbén le ha dado su sello personal.
Y el colofón, tradicional, la Jota de San Lorenzo, que no por experada emociona y levanta el ánimo menos. Así sonaba como apogeo de Roldán del Alto Aragón, en un concierto humilde pero concebido con muy buen gusto.