San Lorenzo reúne a los oscenses que llevan Huesca por el mundo en el corazón

Más de ochenta oscenses en la diáspora han participado en la recepción ofrecida por el Ayuntamiento en las fiestas laurentinas

Periodista
13 de Agosto de 2023
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Huesca homenajea a los oscenses en la diáspora en San Lorenzo

Más de 80 oscenses en la diáspora han participado este domingo en la recepción institucional que ofrece el Ayuntamiento de Huesca, a la que acuden con mucha ilusión y agradecen que su ciudad se acuerde de ellos, porque todos la llevan en el corazón.

Este acto ha reunido a oscenses que han regresado para las fiestas de San Lorenzo desde Marsella, Praga, Múnich, Irlanda del Norte, Inglaterra, Ámsterdam, Andorra, y, en España, en Ciudad Real, Málaga, Toledo, Cáceres, Madrid, Logroño, Cuenca, Gerona, San Sebastián, La Coruña, Zaragoza, Tarragona y Barcelona, además de representantes de las Casas de Aragón en Toulouse, Madrid, Blanes.

La acogida en la Casa Consistorial se ha iniciado en el Salón de Justicia y ha comenzado subiendo los grados de emoción con la primera jota interpretada por Antonio Pertusa y otros componentes de la Agrupación Folklórica Santa Cecilia.

La alcaldesa de Huesca, Lorena Orduna, acompañada por los miembros de la Corporación municipal, ha trasladado a los asistentes que está muy orgullosa de que representen a los oscenses fuera de la ciudad. Les ha pedido que lleven el sentimiento oscense y el nombre de la ciudad como bandera a todas partes del mundo.

“Ser oscense es un sentimiento, una emoción, un orgullo, y lo tenemos que reivindicar -ha apuntado Orduna-. Mi obsesión es que esta ciudad se ponga en el mapa otra vez, que todo el mundo sepa y conozca la maravillosa ciudad que tenemos. Os pido que levantemos la voz, que digamos muy orgullosos que somos de Huesca, que seáis la voz de esta ciudad maravillosa”.

La alcaldesa, que vivió ocho años en Burgos por motivos laborales de su padre, comprende el sentimiento de los oscenses cuando no pueden participar en las fiestas. “Mis tías nos llamaban por teléfono y mi madre lo levantaba y oíamos a los Danzantes desde Radio Huesca; llorábamos como locos. Yo tendría unos 10 o 12 años y no podía entender que fueran las fiestas de Huesca y que no pudiera estar disfrutándolas con mi familia”, ha contado respecto a algún verano que no pudieron regresar a la ciudad.

La Agrupación Santa Cecilia ha cerrado el acto con otra jota que ha llegado al corazón de todos los presentes y 'S´ha feito de nuey', que ha creado una emoción de alta intensidad que ha hecho brotar las lágrimas en muchos de los presentes.

La recepción ha continuado en una zona exterior del Ayuntamiento donde las historias de vidas fuera de la ciudad recorrían los corrillos del aperitivo, en el que también ha participado la corporación.

Historias como la de Clara Bolea Muro y Azucena Cabrero, que se conocieron en Huesca hace 46 años y se reencontraron en Blanes en un ambulatorio, la primera trabajando y la segunda como paciente. “No nos reconocíamos, pero cuando vi su documentación le dije: ¡pero si eres Azucena!, y ya reanudamos nuestra relación fuera de Huesca”.

En Blanes, donde llegaron a ser vecinas, se suelen reunir y hablan “cosas de huesqueta, anécdotas, noticias de conocidos, si cierra algún establecimiento…”, algo que les da mucha pena.  Ahora ambas están jubiladas y pueden venir más a Huesca, donde también se juntan cuando coinciden.

Clara Bolea es presidenta de la Casa de Aragón de Blanes, que fue creada hace 20 años y cuenta con 143 socios. Se fue de Huesca en 1988 y recuerda en una ocasión que le tocó hacer guardia en San Lorenzo. “Me acuerdo de estar llorando por no poder venir, de pasarlo muy mal. Luego me lo monté para poder estar”, señala.

Valora este acto de recepción del Ayuntamiento. “Me parece bonito hacer un homenaje a los que no estamos y además a las casas de Aragón, que hacemos tanto -ha apuntado-. Organizamos una feria y ponemos productos de Huesca como trenza de Almudévar, longaniza de Graus, quesos de Radiquero, vino del Somontano…  Hacemos dos misas baturras que se llenan, organizamos comidas, cantamos jotas, y llevar la bandera de Aragón no es tan fácil ahí como en otros sitios”, resalta.

Azucena Cabrero vivía de joven en la plaza de la Inmaculada, donde mantiene su casa. Se tuvo que ir a Barcelona con 18 años y desde entonces sus estancias en Huesca, donde nacieron sus hijas, son intermitentes, siempre moviéndose por trabajo. Todavía recuerda que le ponían el chupinazo desde el teléfono o alguna ocasión en la que descorchaba a las 12 en punto del día 9 una botella pequeña de cava escondida en el baño para que nadie le viera”.

Azucena, además, fue mairalesa hace 50 años, cuando José Antonio Llanas era alcalde. “Fue increíble la experiencia”, recuerda. También su hija, Lorena Barrio, fue mairalesa del barrio del Casco Antiguo y tuvo la propuesta su nieta el año pasado, aunque la familia decidió no aceptar porque la pequeña es nacida en Cataluña y no querían quitar el puesto a alguien de la ciudad.

También ha acudido a esta cita laurentina Luis Paraíso, con sus hijas Emma y Olivia. Vive en Praga desde hace diez años, donde creó su familia. “Vivimos con mi mujer y mis hijas, trabajamos ahí y muy contentos”, y vienen a Huesca “en verano, en Navidad… cuando podemos”, apunta.

Entre esos viajes a Huesca incluye siempre las fiestas de San Lorenzo. “Los años de la pandemia fueron un poco raros porque veníamos con mucha ilusión y veíamos que no era como antes, pero ahora ya se ha retomado y muy bien. Con las niñas se viven las fiestas muy diferentes, mucho mejor”, considera Luis.

Ya el año pasado participaron en esta recepción, que considera “muy especial”. Cuando conocieron que se hacía este acto se apuntaron rápidamente. “Es muy bonito que se acuerden de nosotros”, agradece.

Ve Huesca un poco más parada de lo que le gustaría. “Falta industria, falta movimiento. Cuando vuelves para las fiestas vienes con mucha alegría y te encuentras con todo el mundo, pero siempre piensas: nos vamos fuera por trabajo, por qué no podríamos tener ese trabajo en España o en Huesca. Dar un poco de pena ver que hay más oportunidades fuera que en España”, traslada.

Luis Paraíso ejerce como oscense y dice orgulloso que en su nuevo trabajo ya sabían dónde está Huesca. “No tenía que decir que está cerca de Zaragoza. Cuando contaba que nací en Huesca me decían: ah sí, el Pirineo, Jaca… Se conoce y me sorprende, te sientes mucho mejor que tener que explicarlo”, indica.

Elisa Luna ha acudido a la recepción a los oscenses que viven fuera con su marido Cornelius y sus hijos Telma, Miguel y Paula. Se fue a vivir a Múnich en el 2007 y trabaja en la Universidad Técnica de esta ciudad alemana. “Este año nos hemos enterado de esta iniciativa del Ayuntamiento y hemos venido a celebrar con los oscenses en la diáspora”, apunta Elisa, que no todos los años puede disfrutar de San Lorenzo.

“Algunas cosas siguen siempre igual, y otras van cambiado y me alegra, como la zona peatonal, el carril bici, iniciativas como la Ciudad de los Niños y las Niñas que se ven desde la distancia con mucha alegría, porque es una ciudad que se brinda para estas cosas”, considera.

Elisa se muestra muy unida a su tierra y a sus orígenes, algo apunta que no cambia con la distancia. “Estoy contenta de ser de donde soy”, proclama.

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