Benasque ha vivido el día grande de sus fiestas en el que la tradición hace vibrar el espíritu y las sensaciones de siempre vuelven envueltas con más capas de recuerdos y vivencias. San Marcial está en el centro y el Ball dels omes logra el acercamiento y traslada la emoción y devoción, con el color, la música y el dance.
El sonido de las campanas y los cohetes han precedido a la misa baturra presidida por la imagen del patrón en una iglesia llena. Las campanas de nuevo han anunciado la salida de San Marcial del templo portada por los cofrades y con los danzantes, con el tradicional chaleco negro sobre camisa blanca, delante para iniciar la procesión por las calles, haciendo sonar sus las castañuelas decoradas con cintas de colores.
El himno de Riego es con el que se baila a San Marcial, con el que los benasqueses llegan a la plaza del Ayuntamiento y con la imagen del santo bajo el tilo ha llegado el momento más esperado del Ball dels omes, que inician los cuatro mayordomos con adornos florales en la cabeza y una flor en la boca y siguen el resto en grupos de edad, para girar luego alrededor de la plaza, donde numeroso público disfruta de esta tradición que sólo se mantiene en Benasque, Eriste y Sahún. Es entonces cuando se produce el tradicional cambio de mayordomos. Los mozos que han organizado las fiestas durante el año ceden la responsabilidad a los que asumirán la tarea el año que viene.
El ball de Benás continúa con las “marradetas” que va acercando a los danzantes al santo, cada vez más apretados hasta el fin de la música.
Los actos festivos han continuado en Benasque con la jota de Aires Monegrinos, grupo tradicional en estas fiestas, y con la orquesta Monecristo, y este sábado protagonizará la jornada el Ball de les dones, a las 19 horas.