La ductilidad de la Sociedad Deportiva Huesca

29 de Noviembre de 2023
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La Sociedad Deportiva Huesca se ha convertido en un ente dúctil. Es un ser acomodadizo, condescendiente, de condición tan blanda que es capaz de inspirar unas palabras y las contrarias. El presidente puede decir el 8 de noviembre que hay alguna oferta y se está en el intercambio de documentación, y el 28 que no ha habido ningún contacto del posible comprador con el posible vendedor que es la Fundación. Lo uno y su contrario indistintamente, en veinte días. Para que luego canten que veinte años no es nada. No digamos su guarismo en jornadas de veinticuatro horas.

La asamblea, que tuvo su preludio en la conferencia de Gonzalo Ávila de análisis económico y financiero de la Sociedad Deportiva Huesca, fue una balsa de aceite. Intrínsecamente, que así sea puede ser bueno -si es por convicción-, regular -por resignación- o malo -por indiferencia-. Es muy malo, que no creo sea el caso, si es por temor a la furia oratoria de quien ostenta el poder. Pero, sea como fuere, la verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero. Si nos atenemos a la charla del prestigioso economista ratificada por los guarismos asamblearios, la pérdida de 7.825.000 euros haría estremecer a cualquier empresa. No me imagino a una compañía con esa cuenta de resultados en las que la Junta de Accionistas no estuviera ambientada por rayos, truenos y tsunamis. Un aumento de los ingresos del 2,8 % y de los gastos del 8,5 %

Pero, para contextualizar, porque para eso uno se chupó el aluvión de datos del especialista en un salón de actos de la Diputación desertizado -algo que también debiera conllevar un análisis-, vamos a poner en la voz del propio Gonzalo Ávila algunas consideraciones expuestas que contradicen una visión triunfal del plan de ajuste -que ojalá podamos elogiar, que no celebrar porque es obvio que conlleva dolor personal-. La primera de todos, la aludida del déficit anual de 7,8 millones. La segunda, la valoración del club que, con criterios algo discutibles y haciendo una mensuración de los últimos años, cifraba en 34-40 millones que, sin embargo, reducía a 6 en un escenario pesimista al que atribuía una posibilidad del 40 % (asusta) y a -5,5 millones en un escenario no profesional, esto es, con descenso a 1ª RFEF, al que adjudica un 10 % de opciones, que no es nada desdeñable.

En el plano del ajuste, que estimó imprescindible (sí o sí), sostuvo Gonzalo Ávila que llegaba al menos un año tarde, justo el ejercicio con 7,8 millones de pérdidas con la consiguiente dentellada de tiburón blanco a las reservas, admitiendo que podía ser un intento por tomar el ascensor hacia la Primera (difícil con el proyecto del Cuco Ziganda). Y agregó un epitafio: "Naturalmente, que la Sociedad Deportiva Huesca se olvide de fichar", porque tiene que darse un saneamiento profundo -o una ampliación de capital- para ajustar el límite del coste del personal deportivo ahora mismo excedido en tal barbaridad de dinero que es impensable otra posibilidad que la de una compraventa.

Significa esta última expresión que, efectivamente, hay que acudir a la fe del presidente que tras la asamblea apreciaba tal mejoría en el equipo que probablemente no hará falta ningún fichaje en el mercado de invierno, visión que por optimismo irradia irrealidad en un equipo que ha sabido marcar 11 goles en 17 jornadas y es, de lejos, el menos realizador. Pero doctores tiene la iglesia. E incluso hay doctores de la iglesia que han bajado al infierno de las hogueras.

Con estas premisas, difícilmente rebatibles, efectivamente hay que ponerse a rezar a San Lorenzo -y, como reserva, San Judas Tadeo, patrón de los imposibles-, porque la sucesión de minas antipersona que se están poniendo a la venta al grupo tan mentado insensata como falsariamente -uno lleva décadas de experiencia en información económica como para saber que la discreción es la compañera de las operaciones exitosas- ha colocado la relación -que sí la ha habido, incluso con intercambio de documentos muy a duras penas- en esa parte del juego en la que la lejanía hace exclamar "frío, frío". Al borde de la congelación. Cuando más se necesitaba, cuando más silencio requería, cuando menos trabas demandaba. No, no hay motivos para el optimismo, sino para el realismo, porque sólo desde esta plataforma se puede mejorar y crecer. La autocomplacencia ha hundido grandes buques. Y el Huesca es nuestra insignia.

P.D.: Analizadas estas cifras y conceptos, decida el lector si hay motivo para celebrar la asamblea. Ni pongo en duda ni afirmo la buena voluntad y el esfuerzo, pero esto va de números. Cada cual analice y juzgue con su libre albedrío.

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