El magisterio de Rosa

09 de Noviembre de 2022
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Porque en la vida no hay más realidades que éstas: un destello de sol, un aroma de rosa, el son de una voz; y aun así de vanas y efímeras son lo mejor del mundo, lo mejor del mundo para mí. Luis Cernuda.

Rosa ha legado su aroma y el aroma de Rosa se perpetúa, se eterniza. Entre un destello de sol y el son de una voz. No son vanas ni efímeras, pero sí son lo mejor del mundo. Se ha despedido para siempre y durante siempre y el violonchelo de su tocayo de apellido, Pau, se ha entonado, y con él las voces de agradecimiento de la Huesca noble, leal y millones de veces invicta. Mi wasap se ha inundado de sentimiento y de gratitud con la noticia virtuosamente tejida por Myriam. Por una vez, Rosa ha sido la que recibe, porque delante tenía otra orfebre. Ella, que tanto ha decorado la vida de todos.

Recibir en vida epitafios propios del día después es justicia, de esa que Concepción Arenal disociaba del favor y de la generosidad. Nacho Bernad la definía como una persona muy especial, de las que transmite mucha luz y siempre cercana. Una excelente persona, apreciaba el presidente de la Real Academia de Medicina, Luis Miguel Tobajas. Miguel Escuer agradecía el lujo y honor de haber compartido cartel del Comercio de Huesca durante 25 años con Rosa. "La Correría no será lo mismo. Rosa es un ejemplo de profesionalidad y talento con un talante único. Ahora a disfrutar del júbilo", apostilla Pedro Camarero. Loreto, en su juventud, asocia la transformación de la Correría en calle comercial moderna a Rosa. Y, todo, en lo personal y lo profesional, es verídico, exacto. Pero la dimensión no se redondea sin su humanidad, que arranca un buen día en un pequeño lugar.

La forja de un gigante requiere de un entorno especial. Entrenar de bebé los pulmones en Bandaliés tiene su impronta. En el Abadiado hasta la oración demanda una voz más alta y más clara. Como la de ella, o la de Pichichi. O ahora la de Lourdes Marsó, que muy probablemente sea la clienta más fiel de la Iglesia de Santa María. Los de Bandaliés saben que la obra maestra exige a los mejores alfareros. A los Abió en lo explícito, y a todos cuantos allí sirven a la causa del pueblo en lo metafórico. Y es probable que ese amor de Rosa por la belleza provenga de la hipnosis que produce contemplar esas manos redondeando el barro de las vasijas.

La belleza no sólo es estética. Es ética. Profundamente ética, la carta de recomendación que nos gana de antemano los corazones como la definió Schopenhauer. Buscar con ahínco el alma evidente de la creación y también la oculta, esa que amalgama por debajo la estructura de la perfección, es un compromiso y un servicio. Sin ellos, no existe hermosura aunque lo parezca. Es tan sólo oquedad, un trampantojo. Esta última modalidad, fatua, engendra personajes ostentosos y vacíos, emperadores desnudos a los que sólo ríen las gracias los imbéciles. El encanto armado desde la humildad es el que obra el milagro de decorar viviendas lujosas con el gusto de la discreción, de departir profesionalmente con grandes empresarios y volver a Huesca a seguir con la conversación dejada el día anterior con sus amigas-clientas, de concebir su amistad con Jesús Mari Ruiz de Arriaga alejada del utilitarismo que cualquiera pretendería, de rezar por Manolo y gozar en las comidas con los amigos. Sin más límites que los horarios que, en sus confines, dejan una preciosa estela del recuerdo de los abrazos.

Rosa es grande porque siempre se ha adelantado a todos, porque tiene esa perspicacia que, sin embargo, no le impide ser transparente en las relaciones humanas. Y en las empresariales. Ha dejado huella tan honda que la leyenda de Ramiro el Monje (que le transmitió su espíritu de justicia a través de la calle que es suya) empezó cortando rosas en la leyenda y acabó decapitando coles. Herejía era agostar tan bella flor. La Correría es, por su impulso, por su entusiasmo, rúa de nobles sin necesidad de título. El destino de las tiendas que allí se instalan es como el dedo de los emperadores romanos pero sin capricho: quien se embebe del espíritu de aquellas pioneras comerciales que hace unos lustros deslumbraron al mundo está salvado, quien no perecerá en su propia ceguera.

Supongo que es tiempo de que Rosa deje su magisterio. No le veo yo diciendo retail a la tienda (sería una decepción, tanto como la que sufrió Manolo cuando eché tabasco al ternasco, ¿recuerdas?). En el fantástico Congreso de Comercio e Innovación de Barbastro, brotaron de la palabra de expertos un decálogo de conclusiones y la prueba del algodón es la comerciante-modelo de la Correría. Siempre le ha importado tanto el cómo como el qué, laas compras en su casa son experiencias, no le hace falta decir conglomerado a quien tanta comunidad ha cincelado, ponerse en la piel del cliente es su especialidad sin llamarle "phygital", es audaz y auténtica, su optimismo le impide ver holocaustos "amazónicos" y sin embargo viene advirtiendo desde años ha del problema del relevo generacional, ha sido una revolucionaria en la transgresión de conceptos viejunos, modernizadora y además mira a la cara a las personas. Motivo principal para que, ya emérita (como el Papa o los Reyes, ¡qué grande!), la conferencia de apertura del II Congreso Aragonés de Comercio e Innovación en Barbastro sea pronunciada por Rosa Casals (que, por cierto, luciría ese Germana de Foix a la emprendedora de fuera del Somontano con una elegancia sin parangón). Gente de carne y hueso, pero de menuda carne y de menudo hueso. Y para que el Brindis de Navidad de la Asociación de Comerciantes de Huesca esté coprotagonizado por ella (y por la asociación que quieran), porque la memoria es un arcón lleno de oportunidades y permite remembrar aquellas primeras Semanas en las que sus talleres de envoltorio de regalos, de adornos y de escaparatismos deslumbraban más que los más conspicuos ponentes. Bueno, y ya de paso yo también iría encargando alguna placa de calle, que tampoco estaría mal otorgar a alguien en vida para que no nos digan que estamos muertos. Innovación para el callejero, ya.

Me voy a permitir una postdata. Para alborozo mío, la primera vez que conocí a don Ángel Pérez Pueyo, recién aterrizado en Barbastro, le dijo a mi mujer con su talento misericorde que detrás de toda gran mujer hay un gran hombre. Voltear de esta manera el aforismo con cambio de género reconforta. Pues bien: detrás de Rosa está José Luis, Luis y Genaro. No, no es que se haya vuelto polígama. Es la triple personalidad de esa santísima trinidad que es Laguna Monreal, el alter ego de la magnanimidad de Rosa. Como Rosa fue el alter ego de la benignidad de José Luis. Que Dios los tenga millones de años en nuestra gloria.

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