Siempre Cajal. La esencia de un genio

Consultor, conferenciante y autor.
24 de Octubre de 2022
Ramón y Cajal

Profundizar en la vida de Santiago Felipe Ramón y Cajal resulta apasionante. Indagar en la esencia del personaje, con sus zonas grises, sus virtudes y defectos, su genialidad o su rebeldía, es tremendamente interesante. En sus escritos y reflexiones descubres la biografía de un personaje excepcional. Aunque todavía no acabamos de creérnoslo Cajal está a la altura de Galileo, Newton, Darwin o Einstein.

Nuestro científico más universal tenía las tres claves que en mi opinión debe cumplir todo emprendedor: creatividad, constancia y conocimiento. Elementos que facilitarán el camino de cualquier persona que decide perseguir un sueño.

Creatividad

Creatividad, curiosidad y rebeldía para cuestionar lo establecido con objeto de buscar nuevos caminos. Elementos esenciales que le llevaron, en el año 1888, a desarrollar lo que se denominó “la doctrina de la neurona” en la que, frente a la teoría reticular ampliamente extendida, demostraba la individualidad de las células nerviosas.

A un tipo especial de estas neuronas, las denominó las mariposas del alma por la forma triangular de su soma o cuerpo celular. Alude a ellas como “células de formas delicadas y elegantes, las misteriosas mariposas del alma, cuyo batir de alas quién sabe si esclarecerá algún día el secreto de la vida mental”.

Constancia

Constancia y paciencia para no desfallecer a pesar de las dificultades. Ramon y Cajal, a pesar de que tenía una inteligencia privilegiada, siempre la menosprecio. Así lo certifica su siguiente comentario: “No he sido un superdotado, sólo un aragonés testarudo y paciente. Cuando un aragonés decide ser paciente que le echen alemanes”

En el año 1889, contra viento y marea y costeándose el mismo el viaje, en un vagón de tercera, Santiago viaja al Congreso de la Sociedad Anatómica Alemana celebrado en Berlín. Una vez allí, todos los investigadores se distribuían en mesas donde mostraban sus preparaciones, pero por la mesa del español no pasaba nadie. Cajal no estaba dispuesto a rendirse. Se levantó y se dirigió a una mesa poblada de gente donde se encontraba Albert Rudolf Von Kolliker, uno de los científicos más reputados del momento. Lo arrastro a su microscopio y le dijo: ¡Mire! Y lo que vio le maravilló, de hecho, posteriormente aprendió español para leer las publicaciones de Cajal y a partir de allí llegarían muchos reconocimientos y galardones

En el 1878 Cajal se presenta a las cátedras de anatomía de Zaragoza y Granada y fracasa en ambos intentos, aunque están amañadas él lo achaca a su falta de don de gentes y a que le cuesta hablar en público. Competencias que posteriormente logrará dominar con su voluntad de hierro.

Conocimiento

Nuestro más afamado investigador poseía un amplio conocimiento en lo suyo, en diversos campos y un aprovechamiento de las nuevas tecnologías que iban surgiendo. Además de una integridad a prueba de bombas.

Además de su obsesión por el sistema nervioso, se interesó por la fotografía. De hecho, en esta disciplina mejoró unas placas fotográficas que contaron con notable éxito y que pudo comercializar. En su biografía plantea que si hubiera encontrado un socio inteligente y con algún capital hubiera explotado una próspera industria que se estaba iniciando en España.

En Valencia fue muy conocido por la práctica de la hipnosis para tratar determinadas dolencias. Una actividad que también le hubiera proporcionado amplios beneficios si hubiera decidido hacerlo de forma onerosa.

Le apasionaba la gimnasia, la vida sana y el contacto con la naturaleza. Era habitual de cafés y tertulias como elemento clave para su desarrollo. Fue un notable escritor y se interesó por la filosofía.

En 1906 la academia sueca le concede el Premio Nobel de Fisiología y Medicina que comparte con Camilo Golgi. Cajal sigue siendo el único nobel español en ciencia que ha desarrolló toda su carrera en nuestro país.

Detalles de un genio que curso sus estudios de bachillerato en la ciudad de Huesca, lugar en el que descubriría el maravilloso mundo de la fotografía. Aquí cursaría clases de dibujo con León Abadías y ejercería de Barbero en la calle La Correría. Y en los márgenes del Isuela disfrutaría de su pasión por la naturaleza.