El pabellón del Isuela ha acogido este martes una representación singular en la que el estudiantado de primer curso del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de Unizar ha puesto en escena los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con una sensibilidad y una fuerza expresiva sobresalientes. A través de una serie de montajes coreográficos y teatrales, el alumnado ha convertido el cuerpo en lenguaje, la crítica en arte y el compromiso en espectáculo.
El grupo inaugural ha trabajado el ODS 4, centrado en la educación de calidad, y ha estado integrado por Jorge Acosta, Miguel Alonso, Miguel Álvarez, Pablo Beá, Tirso Blanco y Marcos Casorrán. Han transmitido, sin palabras, la importancia de una enseñanza universal, inclusiva y transformadora.
Bajo el nombre “Copacabana”, el segundo grupo ha abordado el ODS 6, relativo a agua limpia y saneamiento, con una metáfora visual en la que una gota de agua recorre distintos países, encontrando realidades desiguales. Ibai Aguerri, Irene Antona, Nerea Aranda, Sancho Biarge, Unai Campo y Saioa Carranza han dado vida a este viaje simbólico con una carga emocional notable.
Con el montaje “El hospital”, el grupo “Los justicieros” ha escenificado los ODS 5 y 10, vinculados a la igualdad de género y reducción de las desigualdades. Jorge Aragón, Asier Barcelona, Martín Bazán, Jorge Carrasco y Jaime Navarro han representado, a través del entorno hospitalario, los obstáculos cotidianos que aún persisten, y cómo la colaboración puede superarlos.
“La madre tierra” ha sido la creación con la que Juan de la Cuesta, Roberto García, César Garrido, Alberto Herrero, Nacho Herrero y Víctor López han visibilizado el ODS 13 sobre acción por el clima. Los cuatro elementos naturales, convivientes con la humanidad, han mostrado la tensión entre el equilibrio ambiental y la negligencia humana.
El equipo “Los Gorilas” ha ofrecido una crítica rotunda sobre el daño ambiental con “El retroceso de la evolución”, abordando los ODS 14 y 15, enfocados en la vida submarina y terrestre. Victor Díaz, Adrián González, Rodrigo Lasheras, Martín Latorre, Javier Malón y Carlos Martín han denunciado el deterioro ecológico mediante un recorrido por la historia humana.
El grupo “Las 4 mosqueteras”, formado por Elsa Fernández, Sara Fernández, Ruth Larrosa y Daniela Marín, ha dramatizado el ODS 3 sobre salud y bienestar con la obra “Más allá de la silla”, una historia de superación donde el sedentarismo y los malos hábitos ceden paso a la transformación personal tras un evento crítico.
Otra actuación destacada ha sido la dedicada al ODS 12 sobre producción y consumo responsables. Daniel Nogarol, Juan Notari, Diego Oliván, Raúl Pinacho, Manuel Pradas y Duarte Ramos han desarrollado una sátira en torno a las decisiones de compra y sus consecuencias en salud y sostenibilidad.
Sofia Mendia, Alejandra Morales, Marina Pablo, Marta Pérez, Izarbe Puyo y Beñat Sancet han creado “La Ciudad Cambiante” dentro del grupo “The Changers”, centrado en el ODS 11 de ciudades y comunidades sostenibles. Han retratado el proceso de transformación urbana impulsado por la necesidad de una vida más armoniosa con la naturaleza.
La obra “El dinero sí que da la felicidad” ha sido una propuesta crítica y visualmente rica sobre los ODS 8 y 9, que tratan de trabajo decente, crecimiento económico e infraestructuras. Pablo Moreno, Pablo Muñoz, Martín Murguía, Santiago Peña, Diego Puyuelo y Adrián Sanz han mezclado acrosport, ritmo y metáforas visuales para ilustrar la economía actual.
Por su parte, “Los Villanos” han explorado los ODS 16 y 17 -paz, justicia y alianzas- con una fábula de poder y conflicto titulada “Paz Mundial”. Diego Sarasa, Óscar Suárez, Pablo Torrijo, Javier Viñuales, Sergio Salas y Lorién Sarrasí han escenificado la lucha por conservar el equilibrio del planeta frente a la ambición.
En el montaje “El valor de una moneda”, Mario Buil, Javier Dalmau, Guillermo Guerras, María Jiménez, Laura Regadío y Alejandro Salanova han trabajado sobre los ODS 1 y 2, referidos al fin de la pobreza y hambre cero, narrando cómo un pequeño gesto puede desencadenar una transformación social profunda.
Por último, el grupo “Las mosqueperras”, integrado por Ainara Zapatero, Sara Zilbeti, Leire Zunzarren, Daniela Fernández, Elena Murillo y Mara Sahagún, ha cerrado con “Una tragedia sostenible cuanto menos”, una tierna historia sobre energías renovables, centrada en el ODS 7, energía asequible y no contaminante. Un niño y su madre descubren juntos el poder transformador de las fuentes limpias.
UN MUNDO MEJOR
Las profesoras Charo Romero Martín y Carmen Mayolas Pí, responsables de la coordinación de este proyecto interdisciplinar, han explicado el enfoque y la estructura del proyecto desde una perspectiva pedagógica integradora.
Romero ha indicado que la actividad ha sido desarrollada conjuntamente por varias asignaturas de la Facultad, entre ellas Sociología, donde se han trabajado los temas vinculados a los ODS, ya que el objetivo ha sido concienciar tanto al estudiantado como al resto de la comunidad sobre la importancia de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Cada uno de los doce grupos de trabajo, denominados grupos de montaje, ha recibido uno o dos ODS asignados, a partir de los cuales ha debido elaborar una representación utilizando los recursos motrices trabajados especialmente en las asignaturas de Deportes Gimnásticos, que imparte la profesora Mayolas, y Actividades Corporales de Expresión, a cargo de Romero. En esta última, ha explicado, se han abordado contenidos como expresión corporal, coreografía, teatro y teatro de sombras, todo ello con el fin de articular un lenguaje escénico desde el cuerpo.
Ha apuntado, igualmente, que colaboran con el profesor de Psicología, con quien se explora cómo y por qué una persona decide asumir -o no- determinados ODS en su vida cotidiana, y de qué manera los aplica o implementa. A partir de esta base, se imparten clases prácticas en ambas asignaturas, que son de carácter eminentemente práctico.
Según ha destacado, el alumnado dispone de muchas horas libres que utiliza de forma autónoma, dando lugar a propuestas muy heterogéneas. También ha subrayado que no solo se pretende que comprendan los mensajes vinculados a los ODS, sino que se apropien de ellos desde un punto de vista simbólico y artístico, de forma que puedan superar barreras como la inhibición o la vergüenza a mostrarse en público.
Las profesora han percibido una evolución muy positiva en el alumnado desde los primeros días del curso hasta la actualidad, y han valorado que el resultado final es un producto muy defendible, contextualizado dentro del entorno educativo. Romero ha considerado, incluso, que algunas representaciones podrían presentarse en un teatro convencional, aunque ha precisado que el objetivo principal no es lograr un rendimiento escénico de competición, sino trabajar la concienciación y el esfuerzo colectivo.
Carmen Mayolas ha añadido que, en este proyecto de innovación, lo que se pretende es concienciar a los estudiantes, y para ello han propuesto acciones-reto, que son los propios alumnos quienes elaboran y plantean a sus compañeros. Estas iniciativas se recogen en una encuesta en la que cada alumno selecciona el "tip" de aquella acción que se compromete a realizar durante seis meses. Transcurrido aproximadamente un año, se retoman dichas acciones-reto y el alumnado evalúa el nivel de cumplimiento, reflexionando sobre si su compromiso ha sido real y, en caso de no haberlo alcanzado, sobre los motivos que lo han impedido.
Romero ha destacado que este aspecto es lo más novedoso del programa, ya que en muy pocos lugares se lleva a cabo un seguimiento al año siguiente para comprobar si la acción ha tenido efecto.
Mayolas ha subrayado que, para ellas, lo más importante es que el alumnado se comprometa con la sostenibilidad, y ha considerado este proceso como su granito de arena para mejorar el mundo.
Ambas han expuesto ejemplos de esas acciones-reto que los estudiantes han decidido emprender, como apagar las luces al salir de una habitación, usar más la bicicleta en lugar del coche, reducir el uso de plásticos con envases reciclables, reutilizar el agua de la ducha para el inodoro u organizar talleres de confianza e interacción. Han insistido en que se trata de pequeños gestos al alcance de todos que pueden contribuir a un mundo mejor.