Pastelería Galicia de Tordesillas recibirá el domingo el II Premio Vicente Ascaso Martínez, que será un hito más en la estrecha relación de dos establecimientos emblemáticos y señeros en tierras vallisoletanas y oscenses. Un abrazo simbólico entre las leyendas que son el oscense que da premio al galardón y los antepasados de Álvaro y Diego Galicia (sexta generación), que ahora rigen los destinos de una gran empresa cuya expansión es extraordinaria hasta el punto de que conseguimos hablar con Álvaro cuando se encuentra en Ciudad de México, donde tienen un gran mercado en muchos supermercados de la capital centroamericana.
Álvaro Galicia explica la "muy buena relación con la familia Ascaso. Ellos han seguido de cerca lo que hacemos y quiénes somos, exactamente igual que nosotros seguimos de cerca lo que hace Pastelería Ascaso, lo que desarrolla y cómo se está extendiendo. Son buenos amigos. Ellos admiran el trabajo que hacemos, igual que nosotros de ellos. Es todo recíproco y fue una sorpresa cuando nos dijeron que querían otorgarnos un premio en Huesca, que nos habían propuesto como candidatura y ha salido adelante. Estamos muy, muy agradecidos con Huesca y con toda la organización".
Palabras de cariño a sus anfitriones. "Es un homenaje a toda una historia de la empresa, también a Vicente Ascaso. Saber que el premio con su nombre cae con la gente que lo trabaja con ilusión y siguiendo la artesanía no puede venir de mejores manos. Tanto por nuestra parte como de Ascaso tenemos que estar muy contentos".
El responsable de Pastelería Galicia asegura que Ascaso tiene "una gama de dulces espectaculares. Nos encanta el Pastel Ruso, los panettone que hacen nos encantan, su pastelería individual, toda la parte de pastas nos gustan mucho. Son grandes profesionales que trabajan muy bien la materia prima y los tenemos como referentes".
Extiende su consideración hacia la pastelería de Huesca. "Tenéis muy buenas confiterías, trabajáis muy bien el dulce. Nosotros nos hemos quedado sorprendidos cuando viajamos a Huesca. Mejor que nadie valoramos las elaboraciones y nos sorprende mucho la calidad y el nivel de Huesca. En Valladolid también tenemos un buen nivel de pastelería, pero nos sorprendió mucho lo bien que trabajan el dulce en las diferentes confiterías de Huesca".
Admite Álvaro Galicia que "el chocolate lo trabajáis muy bien. De hecho, uno de nuestros proveedores de chocolate, que es Valrhona, trabaja también con Ascaso y también nos puso un poco de enlace. Es de admirar lo amantes que sois del chocolate y lo bien que lo trabajáis, así que un habitante de Huesca tiene que estar orgulloso de que se puedan consumir tan buenos productos".
175 AÑOS DE HISTORIA
Los padres de la actual generación, Carlos Galicia y Ana Pascual, acompañarán a Álvaro y Diego este sábado después de un verdadero palizón del primero de los hemanos desde Ciudad de México. El esfuerzo merecerá la pena y, de paso, servirá para conocer la virtuosa labor de esta empresa que tiene 175 años de historia, cuando Fermín Galicia fundó la Pastelería Galicia, "una historia de tradición y sucesión con los años. Es un negocio familiar, una pastelería que tenemos recetas centenarias y somos conocidos como referentes en Valladolid capital y alrededores, aunque estamos en Tordesillas".
Con dos puntos de producción, dos zonas de almacén, dos tiendas de venta física y una online, extiende su reputación también por la marca Polvorón El Toro y la posterior Dulces el Toro, más industrial, con su fábrica aparte de ir conservando "el obrador tradicional, artesano de Pastelería Galicia". Así pueden extender por toda España y a nivel internacional la actividad. Si una de las claves es una ejemplar sucesión entre generaciones, "a día de hoy estamos experimentando el mayor crecimiento de nuestra empresa, con más de un 170 % en los últimos cinco años y cada ejercicio crecemos un 20-25 %, y nos estamos haciendo referentes en el mundo de la repostería". En el grupo, laboran alrededor de 50 trabajadores.
Curiosamente, sostiene la pujanza de un producto hoy en cierto declive como es el polvorón. "En nuestro caso tiene muy buena demanda y salud porque nos hemos ganado un hueco en el mercado y tenemos cada vez más ventas. Pero el sector del polvorón, a nivel nacional, se ha quedado un poco ralentizado. Es un producto muy tradicional y las nuevas generaciones van solicitando otro tipo de dulces e innovaciones. No perdemos tanto fuelle con el polvorón como con el turrón, que se ha ido reinventando, ha tocado ya techo y las ventas en macro no aumentan".
Pastelería Galicia es una demostración del afán de modernización del sector. "Lo cuidamos mucho porque trabajamos mucho el diseño. Nuestra idea era transmitir con el packaging la calidad que tiene el proyecto a simple vista y, al final, el producto merece la pena. El packaging le da un plus y el contenido que hay dentro le ayuda a que tenga más calidad y mejor presencia. Cuidamos mucho la imagen. Y, además del polvorón, un producto que trabajamos muy bien es el hojaldre, somos muy expertos en trabajar bien el hojaldre. Nuestro producto más vendido es la palmera de hojaldre. También trabajamos bien el chocolate, la bollería y las pastas artesanas. Tenemos un gran surtido".
La gran casa de Tordesillas está introduciendo la tecnología y la maquinaria, "pero nunca renunciamos a la mano de obra, porque las máquinas necesitan alimentarse, tener un cuidado. Armonizamos trabajo manual y automático, para mantener esa filosofía artesana siempre que no sea una automatización completa, y la queremos perpetuar durante los próximos años".