Bodega SOMMOS Garnacha integra en su colección dos nuevos vinos elaborados a partir de cepas viejas de garnacha en vaso, Araia y Tias, procedentes de las parcelas de viñedo que SOMMOS tiene en la zona de Murero (Zaragoza), dos vinos de elaboración muy limitada (4.586 y 3.446 botellas, respectivamente) cuyo valor diferencial radica en los suelos en los que se cultivan sus uvas, que les proporcionan una personalidad única.
José Javier Echandi afirma que, “tras años estudiando el viñedo, nos dimos cuenta de que las uvas, pese a ser de la misma variedad, cultivadas en la zona por el mismo equipo humano, presentaban perfiles completamente distintos. Por ello, nos propusimos perfilar sus peculiaridades en dos vinos diferentes. Así, Araia es jugoso, amplio y con cierta estructura en boca, fiel reflejo del suelo de arcilla del que proviene. Por su parte, Tiaso es mucho más afilado, fresco y vertical, y recuerda la mineralidad de la pizarra sobre la que se asienta”.
Respecto a la elección de sus nombres, deriva de los celtíberos, primeros pobladores de Murero, que encontraron en esta tierra una riqueza mineral sobre la que asentaron su hogar, y que perdura hasta hoy: Tiaso significa “pizarra gris” y es el nombre con el que llamaron a la piedra con la que techaban sus casas, y Araia corresponde a la denominación que dieron a la tierra de labranza, la “arcilla roja”.
Debido a la especial orografía de la zona de Murero, algunos de los viñedos de SOMMOS se encuentran muy separados entre sí. Por ello, a simple vista se pueden apreciar diferencias muy evidentes en las composiciones minerales de cada viñedo, ya que en algunos predomina el rojo de la arcilla, que permite una mayor absorción de agua y cepas con más “madera” (troncos más gruesos y enroscados). Mientras, en otros, la ladera está completamente compuesta de esquistos de pizarra gris, donde las cepas sufren más estrés para encontrar el agua y, por tanto, su producción es menor.
SOMMOS Garnacha es la bodega de SOMMOS ubicada en Murero (Zaragoza), donde su equipo cultiva viejas cepas de garnacha en vaso para elaborar vinos capaces de reflejar la expresión de un terruño único: suelos de arcillas y pizarras, un clima continental extremo, marcadas pendientes y pequeñas producciones son algunas de las peculiaridades que determinan el carácter de sus vinos.