Bajo cero en zonas calientes de guerra: Pirineos-Ucrania ya rueda con alimentos

Los ocho expedicionarios del 'Grupo de Salvación' han arrancado desde la frontera con Rumanía por carreteras nevadas y con un gran ánimo

21 de Noviembre de 2022
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La gran misión Pirineos-Ucrania comienza su trabajo de abastecimiento de alimentos

7:40 de la mañana. Una ráfaga de imágenes hace vibrar el teléfono móvil. Nos transporta hasta la frontera con Rumanía. El Grupo de Salvación Pirineos-Ucrania (rebautizado por el sacerdote oscense Macario Olivera al añadir los tres primeros vocablos a la identificación geográfica) aparece con buen ánimo. Están cargando los alimentos (hay hasta 25.200 kilos) que durante una semana rodarán hasta sus destinatarios de la población invadida por las tropas enviadas por Vladimir Putin. Los resistentes tienen hambre y frío y, como dijo el cura, el cuerpo es imprescindible para el alma, para el ánima, para el ánimo. Es una paradoja: con -3º, arrancan su preciosa misión hacia zonas calientes de la guerra, allí donde se reparte de todo menos peladillas.

Son conscientes de la alegría que reparten con esas legumbres y con todas las viandas en aquel país que se ha convertido en un valle de lágrimas, de desolación, de muerte. Es su segunda expedición (la primera en marzo) y el cabo primero Javier Martín sabe a lo que se enfrenta. Los dos javieres, Pepe, Luis, Valentín y Jesús, la traductora y el médico sienten un peso de la responsabilidad.

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Nos tienen a todos de su parte, lanzando nuestro aliento hasta casi tres mil kilómetros de distancia. Han contado con el apoyo de Fundación Ucrania Une Corazones y la organización benéfica FP ZSU (FF.AA.UA) Side by Side, ambas con sede en el país en guerra. El viaje ha sido posible gracias a las donaciones de alimentos de empresas como Conservas Cidacos, Celorrio, MCA Spain y Alimenco, transportados gracias a la Fundación del Grupo Sesé y Verticalia Rehabilitaciones. La organización y el asesoramiento han corrido a cargo de la Asociación Profesional de Cabos de la Guardia Civil.

Y, sin embargo, en los países en conflicto la compañía anímica ayuda, pero allí están ellos ocho en medio de un paisaje de devastación. Ciudades destruidas, caminos bombardeados, cielos amenazantes por la aviación. Toda precaución es poca. En la guerra, se muere y, para evitarlo, se ha de matar en ocasiones. El Grupo de Salvación es consciente de que los corredores humanitarios en ocasiones se convierten en eufemismos. Lisa y llanamente. Los explosivos y la munición son ciegas y sordas, imparables. Javier Martín ha vivido su trayectoria profesional entre balas y bombas, no en vano sirvió a la Benemérita en el País Vasco, rescató secuestrados y enterró víctimas de ETA. Sabe que los detalles son indicios y que la observación es una de las mejores armas defensivas en la prevención. Irá ojo avizor, ejercerá de instructor de su "comando". Plasmará en fotografías la mirada de los ucranianos. Y volverá, porque de eso se trata. Con la misión cumplida. Con despensas provistas de buenos alimentos. Con una abuela y su nieta que vienen a vivir en la paz española. Todos se sentirán más ricos... de espíritu. Y pensarán, como en la mítica serie serie de televisión protagonizada por Dick Van Patten, que para hacer el bien "Con ocho basta".

Y, cuando les recibamos como los héroes que son, se convertirán en el orgullo y la identidad de nuestro pueblo. Pero, de momento, ahora van a 3 grados bajo cero por una carretera impredecible, nevada, con la que darán calor a los ucranianos. Que Dios les acompañe.

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