Belén Viviente de Estadilla, el más grande de Aragón, una delicia costumbrista en torno al nacimiento del Niño Jesús

Esta tarde se realizan los tres últimos pases de una recreación preciosa que zambulle al espectador en el entorno del Cristo hace 2024 años

29 de Diciembre de 2024
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El Nacimiento en el Belén Viviente de Estadilla. Foto Sonia Blanco
El Nacimiento en el Belén Viviente de Estadilla. Foto Sonia Blanco

Esta tarde, a partir de las 20:15 horas, se bajará el telón imaginario de la más grande teatralización del Belén en Aragón, en Estadilla, donde desde el día 21 durante cinco jornadas se han interpretado magistralmente 80 escenas con más de 250 figurantes que han convertido la villa en una representación fidedigna del costumbrismo que imperaba a nueve kilómetros de Jerusalén, con los montes de Judea como marco, allí donde se inició la más fascinante historia de la humanidad.

Emulando al redentor, la Asociación L'Algareta ha obrado el milagro de la belleza y la trascendentalidad. Si la vida está en los detalles, el de Estadilla merece efectivamente la consideración en mayúsculas de Viviente, porque aquel prodigio de hace 2024 es recreado con una pulcritud que inunda todos los rincones del pueblo. Y lo hace, además, con un foco, con un fin, con algo que va más allá de una preciosa teatralización: la rehabilitación del tejado de la Iglesia estadillana. La casa de Dios y, como Dios, del Niño Jesús que es el protagonista de un relato fascinante.

Este sábado, en los tres pases, cientos y cientos de visitantes han disfrutado de todos los matices que discurren, contando una historia sagrada y mundana, en el Belén del nacimiento del Mesías. Tal es la plasmación fidedigna de aquellos tiempos que no faltan dromedarios ni el río, una corte real y el comienzo de todo: con la Virgen María embarazada, San José y la mula buscando posada.

A lo largo de la ruta, que ha crecido respecto a otros años, una cardadora de lana, lavanderas junto al pozo, alfareras, panaderas, fruteras, mercaderes, la posada, carniceras, pesadoras, comerciantes de frutos secos, guisanderas, el ejército romano con sus siglas SPQR (Senatus Populusque Romanus) en el escudo imperial, herreros, afiladores, fabricantes de espadas, hojalateras, tejedoras, cesteros, ovejeros, bordadoras y planchadoras, animales domésticos, desgranaderas, vendedoras de perfumes, borriquillos, pobres y, para que no falte nada, el recaudador de impuestos. Y, para buscar aun más el sentido sobrenatural, el ángel anunciador desde las alturas.

Para que nada se extrañe en la contextualización evangélica, los olivos que protagonizarán en la vida de Jesús la escena de Getsemaní que sucedió en el Monte de los Olivos a la Última Cena, y que además dan el fruto del Somontano que, en una expresión terrenal, se convierte en otra mercancía, la turística, para promocionar el territorio. Que no sólo de pan vive el hombre, por lo que al final del trayecto la organización ofrece una tostada de pan impregnada del oro líquido.

Estadilla luce bellísima en esta magna expresión teatral y humana. Una villa impulsada por la voluntad de sus vecinos, de sus gobernantes y de su sociedad civil hacia una gran obra de arte que admiran cada año miles de personas procedentes de los más distintos lugares del mundo. Y que, como colofón, deja al albedrío de los visitantes integrar la Puerta de los Deseos de Estadilla en una proclamación universal de los buenos propósitos, con cientos y cientos de papeles colgados que reflejan a las gentes de buen corazón. Feliz Navidad, feliz año sea el que sea.

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