Nadie se ha reservado un ápice de lo que llevaba dentro. El Colegio Mayor Ramón Acín ha celebrado su fiesta anual en el salón de actos de la Facultad de Empresa, donde lo único vacío ha sido las butacas que excedían el aforo requerido para los 101 estudiantes que, durante dos horas, han rendido tributo al personal del centro dirigido por Esther Puyal, a sus compañeros y a la amistad que han fraguado para siempre.
Cuando ha habido que llorar, las lágrimas han brotado sin medida. Si era preciso aplaudir, las palmas sacaban fuego. Si vocear, como sólo lo hacen los jóvenes en ese umbral de la adolescencia a la madurez. Si reír, como si fuera una competición de carcajadas. ¿Que era hora de confidencias? Pues sin criba, sin límites. El cóctel de emociones ha sido embriagador.
La lección magistral de vida y emociones ha estado precedido por la interpretación del Coro Universitario con un góspel y el Gaudeamus Igitur. Alegrémonos pues. El himno universitario ha dado pie a la pasión de la directora, Esther Puyal, recientemente partícipe en la red nacional de colegios universitarios que demostró que cada uno es un mundo y le reafirmó en los aspectos positivos de estos 40 años que han reunido en las dependencias a cuatro mil personas de inquietudes, culturas e intereses distintos. Un universo diverso en el que, cada una de ellas, ha arribado cada año con un "par de maletas cargadas de ilusiones, de ganas de aprender, de problemas y aspiraciones distintas".
Los valores se han acumulado en torno a la convivencia, la voluntad de equipo, la tolerancia, la amistad, la solidaridad. "Crecer es aprender a convivir con los demás" y se ha edificado un "espíritu familiar para formar a los estudiantes precisamente en valores. Además de talento, tienen muy buen talante".
El balance, ha asegurado Puyal, "es sobresaliente" por la confluencia en un círculo virtuoso en el que han sido definitivos los apoyos de las personas e instituciones que han respaldado, como la vicerrectora, Marta Liesa, aquí presente, con su respaldo personal y su interés. Extensiva gratitud al rector y la vicerrectora de Estudiantes, a los equipos de administración, recepción, cocina, cafetería, limpieza, mantenimiento y seguridad. Ha barnizado sus figuras, con nombres y apellidos, con admiración y respeto porque gracias a ellos, a su "talante y empatía", se ha podido cumplir "la misión. Un gran equipo con calidad humana".
En mañana de aplaudos, ha agradecido a los coordinadores aquí presentes, a Edu y Miguel, a Lucía, Eloy y Daniela. Y singularmente a los colegiales finalistas (los que concluyen su estancia) y a los becarios (que superan el ecuador).
A su compromiso, ha agregado la "responsabilidad que conlleva ser becario, que es un colegial modelo. Ser colegial significa formar parte de una gran familia con su diversidad, formar parte de comunidad de aprendizaje, comprometida con los valores democráticos de la libertad y de la igualdad, comprometida y responsable socialmente". Y, sin embargo...
Sin embargo, "el camino no termina aquí". "Hoy es un buen momento para pararnos, tomar conciencia de lo recorrido. Hay muchos caminos. Un buen camino es el que nos ayuda a crecer, que tiene corazón". Ha invitado la directora a recorrerlo "sin miedo y sin ambición". Y ha parafraseado a Carlos Castanera para reclamarles que "no seais prisioneros de vuestros miedos". No es fácil, porque a veces tendrán "que perder para ganar, pero luchad siempre para alcanzar vuestros sueños. Las personas felices saben cómo afrontar problemas, resistir, no rendirse. No dejéis nunca de crecer y aprender. Sed personas de grandes deseos". Finalmente, tras ofrecer su apoyo "en cualquiera de los espacios y actos con estos valores", les ha incitado a moldear un espíritu crítico y creativo".
Uno de los coordinadores, Miguel, ha puesto oleadas de emoción sin dejar de agradecer a todos, por una experiencia que, incluso, a él le ha servido para encontrar el amor en el Colegio Mayor Universitario. Daniela Pérez, Raquel Soler y Alejandra López han desvelado algunas de sus vicisitudes de estos años, y han asegurado que el acto de este sábado no es una despedida. "Estamos celebrando lo que encontramos aquí".
Sin reservas de estímulos, el tiempo de los finalistas ha enumerado la multitud de vicisitudes desde sus primeros meses, con mascarillas, hasta hoy. Mucho que contar, confidencias que son secretos a voces aunque algunos inconfesables, algún que otro exabrupto cariñoso y la confirmación de que "han sido los mejores años de nuestras vidas", así como, utilizando el tono jocoso, que estudiar está sobrevalorado.
Tras la imposición de las becas y la proyección del ingenioso video de los finalistas, el cierre final con las palabras de la vicerrectora del Campus de Huesca, Marta Liesa, que ha desprendido cariño en un día muy especial, "el fin de una etapa y el inicio de una nueva prometedora". La dispersión hacia sus destinos por toda España e incluso por otros países de procedencia como Alemania o Reino Unido.
Estos años "nos han enriquecido a todos, a vosotros y nosotros. Hemos compartido los valores de la inclusión y el intercambio de experiencias". Y ha pedido que se animen a aprovechar la oferta del Campus, con los cinco másteres activos y los doce programas. "Nunca os rindáis, porque el trabajo y la formación os va a hacer brillar".