Hace algunos años, en el Tubo de Huesca, un chico de 23 años experimentó una parada cardiaca y ninguna de las personas que se encontraban a su alrededor supo cómo debía actuar para ayudarle. Este evento marcó un punto de inflexión para la conciencia comunitaria sobre la necesidad de divulgar entre la población los conocimientos necesarios sobre reanimación cardiopulmonar (RCP), especialmente entre la más joven.
Mónica Beltrán, desde entonces, ha impartido en institutos y otros espacios horas y horas de formación en soporte vital y este jueves hacía lo propio en la plaza de Navarra, en el marco de la Ruta Enfermera que pretende divulgar la labor que realiza esta profesión y responder a las preguntas que tenga la población sobre cuestiones relacionadas con la salud.
"Solo el 30 por ciento sabía qué hacer en un caso así -ha indicado respecto al suceso referido en el Tubo- y nuestra aspiración es que al menos se elevara ese porcentaje al 90 %".
Reaccionar eficazmente en situaciones de este tipo puede salvar muchas vidas, cada minuto cuenta, por ello es muy importante reconocer cuándo nos encontramos con esta urgencia, llamar a emergencias y utilizar desfibriladores cuando sea necesario. Familiarizarse con el uso de estos dispositivos puede marcar una diferencia significativa en un desenlace.
Ilustra este objetivo con un ejemplo ocurrido en las piscinas de Almériz, donde la intervención rápida de personas no vinculadas con el ámbito sanitario permitieron salvar la vida de un usuario de estas instalaciones.
En cuanto a la accesibilidad de desfibriladores en la ciudad de Huesca, Mónica Beltrán ha señalado que, aunque hay algunos ubicados estratégicamente, la cantidad disponible es limitada. Una vez reconocida una parada, la persona que va a intervenir debe primero contar con la protección adecuada y comenzar la reanimación: realizar 30 compresiones en el centro del pecho, seguidas de dos respiraciones. Hay que mantener esta técnica hasta que llegue la ayuda profesional.