Las calles de Barbastro están en ebullición con miles de barbastrenses orgullosos, turistas cuya curiosidad queda saciada por la magnitud del espectáculo, hacendosas y hacendosos elaboradores y los hornillos a tope para sacar cerca de nueve mil crespillos en la Fiesta de Interés Turístico Regional que organizan el Ayuntamiento de Barbastro y el omnipresente Grupo Tradiciones.
Son ya veintinueve años de un encuentro afable fascinante que cada edición, además, homenajea a una persona en la que concurren los méritos suficientes y hasta sobrados como en esta ocasión Rosario Solórzano que es agasajada por Tradiciones, que acumula tanta experiencia como vida la Fiesta del Crespillo y, además, con hornillo propio, que eso es pedigrí del bueno, del que se gana gota a gota de sudor, paso a paso de pulcritud y sabor.
Los catorce hornillos tienen sus nombres y apellidos. Además de Rosario, Dorita Mur, Jovita Pardinilla, los "nenes", de Valentia, los comerciantes, el de los celíacos, el de las amas de casa... Todo impregnado de la profunda personalidad de todos y cada uno de los barbastrenses. En esta ocasión, además, Estada ha sido la villa invitada.
Una bonita novedad es la innovación de Valentia, la asociación que atiende a personas con discapacidad intelectual, que entre las muchas capacidades y habilidades de sus usuarios ha sabido extraer un magnífico crespillo texturizado.
En la fiesta, siempre destaca la presencia de las Damas Infantiles y Mayores de Barbastro.
El alcalde de Barbastro, Fernando Torres, ha querido destacar también a Elita Davias que el 20 de marzo de 1994 tuvo la idea de poner en valor el crespillo, como el primer edil explicó esta semana en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Zaragoza en un acto organizado por la Academia Aragonesa de Gastronomía. Aquella "fiesta humilde, sencilla, en el Paseo del Coso hubiera celebrado sus treinta años de no ser por la pandemia". Una Fiesta declarada de Interés Turístico Regional y que "tan orgullosos nos hace sentir a los barbastrenses".
El primer edil también ha aludido a Fernando Noguero y a esa sorpresa que es el crespillo: "Cómo de una borraja se puede hacer un producto tan sabroso, tan bueno y que signifique tanto. Gustó mucho en el acto de la Academia, y vinieron veinte chavales de Periodismo de la Universidad San Jorge, esa tradición. Que el crespillo se elabora en torno al 25 de marzo para que se preñen las oliveras". También ha referido que, tras propuesta el año pasado del periodista Ángel Huguet, ha solicitado para el año próximo presencia inspectores del récord Guinness para la elaboración de crespillos, "que dignificará más y pondrá a Barbastro en el mapa nacional e internacional".
Un centenar de voluntarios están repartiendo los crespillos en bandejas que emergen de los hornillos donde se combinan sabiamente huevos, harina, azúcar, leche, aceite de oliva, anís, levadura, gaseosa y anís en grano que convierten las hojas de borraja en crespillos del Barbastro en uno de esos milagros del conocimiento humano y la provisión que nos da la tierra.
Cerca de noventa kilos de harina, azúcar y miles de huevos, cincuenta litros de leche, 230 litros de aceite veinticinco litros de anís y otros dos kilos de anís en rama, levadura y gaseosas transforman las horas de borraja en una delicia para el paladar.
Barbastro se convierte, además, de guardiana de las tradiciones, en este caso en torno a la fiesta de la Encarnación que desde tiempos ancestrales erigió la parte aparentemente más humilde de esta verdura en una delicia que además incorporaba la simbología de la oración para pedir al Supremo una buena cosecha de olivas.