"Alberto García Moyano también ha recorrido más de media España en su moto, parando de bar en bar y de tasca en tasca, y fue en una de estas excursiones cuando se enamoró de la longaniza de Graus, típica de la Ribagorza aragonesa. Con su tocinillo y toda la potencia del condimentado, la del bar Brasil de Huesca merece el viaje: el sitio es un flipe y comerte dos de sus longanizas con huevos y patatas hace que el mundo pareza un lugar mucho mejor".
En El Comidista de El País, han recogido recomendaciones del reconocido experto gastronómico Alberto García Moyano, abogado que sobre dos ruedas recorre España y que ha centrado su ranquin último en los 21 mejores establecimientos del país para comer salchichas y productos similares. Ahí, en lugar de privilegio, el Brasil, Coso Alto, 24, con todo lujo de detalles para situarlo.
Con esa descripción sugerente, en la que incorpora la certeza de la transformación del mundo a la que contribuye la buena gastronomía, Alberto García Moyano describe la emoción que conocen -casi- todos los oscenses por la contundencia y autenticidad en la cocina, por un lado, y por otro el trato cariñoso y amable de Alegría Blan, un modelo de vocación restauradora con su marido Álvaro que han transmitido a su hijo homónimo (el del Café Bar Álvaro).
Más allá del servicio con sonrisa incorporada de la familia y particularmente de Alegría (gráficamente escenificado en los almuerzos laurentinos y de toda fecha señalada, pero no necesariamente circunscrito a este tiempo sino que trasciende a lo largo de todo el año), una clave asoma inmediatamente este mediodía, cuando al conocer la publicación de El País nos hemos presentado para constatar algo que no necesita comprobación: su disposición generosa.
Rápidamente, ha preparado dos platos de longaniza con huevos y patatas, con un aspecto tentador, y los ha mostrado orgullosa. Uno de los secretos, en conjunción con su habilidad culinaria, es la procedencia. Enseña incluso la factura: Casa Melsa, de Graus, más de siglo y medio elaborando una de las joyas de la corona de la gastronomía aragonesa. Cada lunes, la icónica empresa grausina fabrica la longaniza fresca. Todos los martes, llegan a destino más de una veintena de kilos para el Brasil (y otros tantos para el Álvaro).
Detalles que, aunque no explicita, ha dimensionado con su fina capacidad catadora Alberto García Moyano. Matices que simplifican, en lo esencial, el complejo compromiso de Alegría y de Álvaro con sus clientes, con sus amigos y con Huesca. Los mejores sirven lo mejor para los mejores. Una ecuación más complicada de lo que se pudiera imaginar. Por eso quien la resuelve, como Alegría, escala siempre hasta el podio sentimental de los buenos comidistas.