El barrio de San Martín trabaja "desde ya" para mantener toda la programación habitual de las fiestas tras la solución municipal

La concejala Oliván ha anunciado que les proporcionarán una carpa climatizada para 2.000 personas y asumirán los gastos de seguridad

07 de Octubre de 2025
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Baldesca Oliván y Lorenzo Inglán, en la rueda de prensa. Foto Myriam Martínez
Baldesca Oliván y Lorenzo Inglán, en la rueda de prensa. Foto Myriam Martínez

La Asociación de Vecinos Juan de Lanuza, organizadora de las fiestas del barrio de San Martín de Huesca -del 8 al 16 de noviembre-, ha mostrado su satisfacción tras el anuncio realizado esta tarde por el Ayuntamiento de Huesca de que las celebraciones contarán con una carpa climatizada con aforo para 2.000 personas y que se hará cargo de los gastos de seguridad. A pesar de la premura de tiempo -falta un mes-, la asociación trabaja "desde ya" para poder ofrecer una programación en la línea de la que viene desarrollando en los últimos años.

Este nuevo giro al asunto se produce después de que la concejala de Participación Ciudadana, Susana Oliván, remitiera un comunicado como respuesta a la rueda de prensa que por la mañana han ofrecido la presidenta de la Junta vecinal, Baldesca Oliván, y uno miembro de la Comisión de Fiestas, Lorenzo Inglán.

En ella, ambos habían anunciado la suspensión de las dos verbenas de fin de semana y de la tradicional fiesta Luna Lunera San Martinera, debido a problemas logísticos, de seguridad y a la imposibilidad de garantizar el bienestar de asistentes y trabajadores.

La decisión, calificada como “muy difícil de tomar”, respondía a las "deficiencias" del espacio asignado por el Ayuntamiento en sustitución del Palacio de Congresos, donde se celebraban desde hace unos años los actos principales.

Según han detallado, fue el 10 de septiembre cuando el Ayuntamiento les informó que todos los eventos —presentación de mairalesas y mainates, verbenas, Luna Lunera y fiesta infantil— tendrían que trasladarse a la carpa, y que la cena popular tampoco podría celebrarse allí por motivos logísticos.

Desde entonces, el comité del barrio solicitó de manera reiterada la instalación de la carpa grande de siete cuerpos y climatizada, utilizada hasta 2012, dada la baja temperatura y humedad características del mes de noviembre, así como información técnica del espacio y del escenario para poder planificar sonido, iluminación y requisitos de seguridad. Estas solicitudes, han asegurado, no obtuvieron respuesta.

Se da la circunstancia de que fue la entonces alcaldesa de la ciudad, Ana Alós, la que decidió que las fiestas se trasladasen de la Plaza de toros al Palacio de Congresos, argumentando que la primera ubicación no reunía las medidas de seguridad imprescindibles.

En una reunión del 30 de septiembre, mantuvieron un encuentro con una comisión integrada por técnicos de participación ciudadana y fiestas, sus concejalas, policía, bomberos y servicios generales, y se enteraron “casi de rebote” de que la carpa sería más pequeña y sin climatización.

Además, el 1 de octubre, la Policía Local les exigió requisitos de seguridad y sanitarios adicionales, como reducción de horarios y controles de acceso, que incrementaban gastos en ambulancia y servicios sanitarios, imposibles de asumir en el escaso margen de tiempo antes del envío del programa a imprenta.

Baldesca Oliván y Lorenzo Inglán lamentaban profundamente esta situación, pero subrayaban que la decisión no implicaba una negativa a invertir en seguridad o bienestar, sino que respondía a la imposibilidad técnica y logística de garantizar un mínimo de confort y seguridad para vecinos, vecinas y visitantes.

Los organizadores subrayaban, asimismo, que una carpa pequeña, sin climatización, con suelo de albero y tableros, y con bocas abiertas por seguridad no ofrece condiciones viables para celebrar eventos en noviembre. "En teoría están buscando soluciones", pero la asociación de vecinos estimaba que ya no había tiempo.

La sala polivalente del Palacio de Congresos cuenta con una capacidad para 2.200 personas, la carpa de siete cuerpos puede albergar hasta 1.700, y cuando se empleaba, en la primera verbena incluso era necesario cerrar las puertas por afluencia.  La que ahora se propone sólo puede acoger a 1.040.

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Más allá del tamaño, insistían, el principal problema lo constituía la climatización, fundamental para garantizar el bienestar de los grupos, trabajadores de barras y visitantes, ya que en noviembre las condiciones exteriores hacen inviable permanecer en la carpa sin calefacción adecuada. Por estas razones, la organización había decidido suspender las verbenas, y agregaban que habían comunicado al Ayuntamiento de esta medida ante la falta de alternativas viables.

"Nos dicen que debemos utilizar la carpa para igualarnos a otros barrios, pero no es lo mismo celebrar las fiestas en marzo, mayo o junio que en noviembre", sostenían.Pese a las cancelaciones, esperaban unas fiestas grandes, de hermandad, respeto, cariño y amistad, con la habitual afluencia de público.

 

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