Ha pasado un mes desde la 13ª Marcha Aspace y aún dura la resaca… emocional, claro. Porque más de 10.300 personas convirtieron un domingo cualquiera en una fiesta multitudinaria, familiar y un poco épica.
Ahora, con los pies ya descansados, en el centro ha surgido una pregunta fundamental: ¿Cómo damos las gracias a todos los que han colaborado, patrocinado y empujado este evento hasta convertirlo en lo que ha sido?
La respuesta llegó pronto en este nuevo capítulo de #EnMarcha: con un almuerzo. Que, como todo el mundo sabe, es una forma universal de decir “gracias” y comienza a ser un clásico que acompaña a la cita senderista.
Lo más complicado era decidir qué tipo de convite. Los hay que llaman a la calma. “Queda tiempo”, dicen. “Ya lo haremos sobre la marcha”.
Otros proponen un clásico infalible: almuerzo de alforja. Cada uno trae lo suyo, lo pone en común y que el menú lo decida el azar. Ideal para los que no cocinan, pero con alto riesgo de terminar con siete tortillas, tres latas de atún y ninguna servilleta.
Luego está la opción contundente: almuerzo estilo San Lorenzo. Huevos fritos, longaniza, chorizo, patatas y una chulla que no entre en el plato.
No faltan quienes apuestan por algo más campestre, o quienes, con cierto tono conspirador, proponen aprovechar el vino que sobró de la marcha y convertir el homenaje en una “marcha de resaca”.
En medio del debate gastronómico aparece Pedro -que cuando habla de arroz, lo hace con la seriedad de un cirujano- y se ofreció como cocinero. Prometió un arroz caldoso de los que hacen historia. Y añade, con convicción: “el secreto está en dejarlo reposar”.
Pero lo que no quedaba claro es si hablaba de dejarlo reposar una hora o un mes, y por si faltaban ideas, surge también la opción de almuerzo de gala.
Así que, de momento, el menú es una incógnita, pero seguro que van a preparar algo con mucho cariño. Y el brindis saldrá solo, con palabras que todos entendemos: "Qué suerte conoceros".
La nuestra, suerte la nuestra, por conoceros a vosotros.