En el cuarto capítulo aspaciano de #EnMarcha, Javier se despierta con una idea clara: encontrar el Monte Perdido. Tiene un propósito firme y no hay duda en sus gestos. Concha, siempre práctica, le recuerda que esa emblemática cima del Pirineo oscense ya se halló en su día. Pero Javier no se detiene. Porque a veces, aunque algo esté en los mapas, sigue esperando ser vivido.
Jesús se une a la aventura. Y no lo hace de cualquier forma: bien preparado, con ilusión y determinación. La ruta comienza y ambos se dejan llevar por la belleza del paisaje. Cielo limpio, montaña inmensa, y esa sensación de que todo encaja. Hacen una pausa para disfrutar de la comida que les ha preparado Concha.
La subida continúa. No hay barreras. La silla de ruedas de Jesús no es obstáculo, es parte del camino. Bien encordados, con apoyo mutuo, avanzan paso a paso, superando las dificultades. Duermen en un refugio, entre montañas, y al día siguiente reanudan la marcha con la misma energía del primer día.
Y entonces, tras el esfuerzo, la constancia y la compañía, llegan a la cima.
Allí, en lo alto, descubren algo que no esperaban. Una sorpresa. ¿Te la quieres perder? Tampoco te pierdas la 13 Marcha Aspace, que es la de la buena suerte.