Fallece Fernando Gutiérrez Ramón. Guti, la alegría de la Escuela de Hostelería

Profesor durante más de treinta años de generaciones de futuros cocineros, artista y un humanista bajo su chaquetilla

05 de Octubre de 2025
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Guti, segundo por la derecha,on compañeros en la Escuela
Guti, segundo por la derecha,on compañeros en la Escuela

Fernando Gutiérrez Ramón ha fallecido con 57 años de edad. Alma de la Escuela de Hostelería San Lorenzo, alegría entre los alumnos, carácter y amistad con sus compañeros, artistazo y maestro de la afabilidad, el Guti ha sido atacado por el órgano que tanto cultivó, el corazón, en el Clínico de Zaragoza. Su fallecimiento ha provocado una consternación similar a un tsunami emocional entre los cocineros de la provincia, de los más grandes a los más humildes, porque a todos enseñó y a todos acompañó.

Guti nació en Huesca en el seno de una familia admirable. De su padre, Fernando, todo un señor, y su madre, Teresa Ramón, una artistaza increíble y admirada universalmente, brotaron su hermana Maite y él, que desde el principio tuvo clara su aspiración profesional.

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Fernando estudió en Guayente el primer curso de Hostelería y luego en la escuela instaurada y todavía en mantillas de Huesca. Tras un paso por una guardería en Ejea de los Caballeros en la que consiguió plaza, se incorporó como profesor en 1994 en la Escuela San Lorenzo, que un año después se trasladaría a las actuales dependencias. Allí coincidió con Andrés Cantos, con el que fue uña y carne, hoy emocionalmente afectado. En el centro, expresaba toda su personalidad.

Fernando Gutiérrez en la escuela
Fernando Gutiérrez en la escuela

Punto y aparte, su personalidad era profundamente artística. De hecho, su madre, la gran Teresa, anhelaba que se dedicara más a las artes plásticas. Fernando era un escultor extraordinario, y hay muestras en casa y también creó piezas extraordinarias para las Semanas Gastronómicas de las que fue alma en la cocina y en las manifestaciones creativas, como aquel delfín gigante para una de ellas. Sus amigos, como Andrés, albergan en sus salones de estar algunas piezas increíbles. En los apuntes de las recetas, sus dibujos que asemejaban cómics ilustraban tanto como los ingredientes y las elaboraciones.

Fernando Gutiérrez desarrolló la red propia de un líder emocional. Tuvo tantos alumnos a los que instruyó y con los que practicó que generó una increíble familia que trascendía lo profesional. El Guti era compañero de fiestas, consejero de técnicas y un anfitrión maravilloso. Un organizador increíble de semanas gastronómicas o matacías, de exhibiciones prácticas y celebraciones. Algo de lo que puede enorgullecerse legítimamente su hija María, que era su sentido de vida.

Guti en San Lorenzo haciendo un selfie. Era la alegría
Guti en San Lorenzo haciendo un selfie. Era la alegría

Hace poco más de quince días, Guti se sintió mal. Estaba pálido y se ausentó de la Escuela para acudir al médico. Desde Urgencias, fue trasladado al Hospital Clínico de Zaragoza, donde le repitió el infarto. Han sido dos semanas de lucha por la vida, todavía hablando con compañeros, seguro de que iba a superar este mal trago. Pero la parca se ha personado este domingo 5 de octubre con toda su violencia. Sólo así podía vencer a un ser formidable, maravilloso, hercúleo no sólo por su constitución sino fundamentalmente por la fortaleza de su alma. Guti descansa hoy después de dejar un reguero de humanidad y de humanismo, de arte y de oficio, de magisterio y de ministerio. Deja ayunos de su grandeza a alumnos y profesores, a su gran amigo Andrés, a Teresa. Se va el mejor con otro mejor, Javi Pardo. Le toca descansar. Un abrazo enorme, amigo.

La familia recibe en el Tanatorio de Huesca, calle Fraga, desde las 9 hasta las 11:30 del lunes, día en el que se oficia el funeral a las 17 horas en la Catedral de Huesca.

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