Huesca Ciudad Compasiva: "Queremos dar calidad de vida en el proceso de morir"

Javier Moraleda y María Pilar Tejero explican los objetivos de la asociación en su aniversario ante un Salón Azul del Casino abarrotado

01 de Junio de 2025
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Presentación de Huesca Ciudad Compasiva
Presentación de Huesca Ciudad Compasiva

Huesca Compasiva, Comunidad que Cuida ha sido presentada esta semana, coincidiendo con su aniversario como una asociación que actúa ante la realidad de la soledad y la sensación de abandono en la enfermedad avanzada: "Queremos dar calidad de vida en el proceso de morir". Es la proclama de María Pilar Tejero y Javier Moraleda, su presidente, para esta conjunción entre los profesionales y la comunidad, en un acto celebrado en el Salón Azul del Casino abarrotado a pesar de la severidad de la temática, constatación de una madurez admirable.

Huesca Compasiva es un fenómeno que surgió en lugares distintos y distantes del mundo, como explicaba María Pilar Tejero, como Australia, de grandes urbes y muy alejadas, o India. Bajo el marco de los cuidados paliativos, van de la mano pero son distintos, expone Javier Moraleda. La creación de las redes vecinales para el acompañamiento en el final de vida surge de necesidades como la falta de recursos, las distancias... "En España, desgraciadamente, todo el mundo no accede a los cuidados paliativos".

La Coral Diego de Pontac dirigida por María Ángel Leo

Destacaba María Pilar Tejero la importancia de "la fuerza de la comunidad. Si nos unimos, somos invencibles. En el equipo de atención es importante la fuerza profesional, médicos, enfermeras, trabajadores sociales, psicólogos. Pero también muy valiosa la red de acompañamiento voluntario formada por la comunidad, por nosotros, por nosotras, por todas. Es una red de atención integral que abarca todo, lo sanitario y lo emocional, porque a veces solo vemos la enfermedad, si la vemos más deteriorada física o intelectualmente... Pero sigue siendo una persona con sus valores, pensamientos, sentimientos... Hay que cogerlo todo y hay que crear un tejido sólido" como ha expuesto en el caso de Granada.

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"Donde no llegan unos, llegan otros. No hace falta estar en la cabecera de la cama de una persona enferma, puedes ayudarle con una llamada telefónica, semanal o una videollamada o llevándole medicamentos, o acompañándole a una visita médica. Hay tantas maneras de estar cerca de las personas y de ayudar...", agregaba Tejero.

Ha aludido a las connotaciones semánticas, por la analogía con lástima. "Y, sin embargo, es algo más profundo, hay mucho de empatía y de comprensión. La compasión es la capacidad de reconocer el sufrimiento y acercarnos a las personas que lo padecen, no mirar a otro lado, con compromiso, responsabilidad y respeto. Es ver con los ojos del alma y actuar con el corazón" en unos tiempos en los que tenemos fijada la mirada en los teléfonos móviles.

Tras aludir a la etimología del término, "com-patuor" (con los que sufren), ha añadido que "es con pasión, con intensidad, con sentimiento fuerte, con fuerza emocional. Es una palabra potente". Sus componentes fundamentales son reconocer el sufrimiento, resonar emocionalmente, hacer algo, tener un verdadero deseo de aliviar el sufrimiento, escuchar sin juzgar, acompañar sin imponer y amar sin condiciones".

"La compasión brota de dos fuentes: la innata, que la sienten profunda y espontáneamente; y también la podernos desarrollar con prácticas que la cultivan como la meditación, la autoescucha y el autoconocimiento. Esto nos aporta liberar la mente, porque cuando la liberamos no juzgamos, somos más libres. Es liberarnos para poder estar.

María Pilar Tejero y Javier Moraleda
María Pilar Tejero y Javier Moraleda

En España, el movimiento se ha extendido por Badajoz, Pamplona, Guecho, Sevilla, Vic, Vitoria, Santurce y Huesca. En una ciudad compasiva, han de implicarse el ayuntamiento, empresas, universidad, centros educativos, asociaciones en colaboración, profesionales sanitarios y la población para garantizar "el funcionamiento combinado y eficiente. Tenemos que ir a una".

Ha aludido específicamente a "los niños, a los que apartamos de la muerte, y yo lo veo antinatural personalmente. Fallece un abuelo y al niño se lo llevan a casa de unos amigos para que vean lo menos posible todo el proceso. Yo creo que es un error, porque nacer y morir es lo que tenemos seguro en esta vida, y a veces los niños pueden aportar mucho en esa visión que tienen clara y libre. A lo mejor no entrar a saco, pero de una manera bien explicada y aplicada. Por eso hablamos de una visión intergeneracional".

Los resultados son muy buenos en las ciudades que se aplican las políticas compasivas como revelan las encuestas. "Los pacientes mejoran sus condiciones, tienen alguien con quien estar, con quien expresarse... A veces hace falta hablar, y otras no hace falta hablar y solamente estar ahí jugando a las cartas. Necesario, estar. Las personas que cuidan también llevan una gran carga, porque no hay mucha red de apoyo. Cuando alguien llega y apoya emocional o presencialmente, disminuyen la sobrecarga, la depresión, la ansiedad y hasta se va menos a urgencias".

FUSIÓN

Javier Moraleda tomaba la palabra para explicar que se unen las dos circunstancias: "Los cuidados paliativos y el movimiento de ciudades compasivas. Normalmente, el primer impulso es llevar a cuidados paliativos porque acompañamos el proceso de morir. La diferencia está en que hay que asegurar los recursos de paliativos que tiene que haber, si hace falta dos equipos específicos, camas, acuerdos con residencias para largas distancias... Eso es institucional y como sociedad lo tenemos que reclamar. pero, como no mola hablar de lo de morir,... Si ahora nos dijeran que hay matrona de lunes a viernes por la mañana, nos echaríamos las manos a la cabeza. Si nos ponemos a parir, que sea de lunes a viernes de 8 a 15. Si no, que atienda el que está de guardia".

"Uno de los pilares del movimiento de inclusión social es saber de lo que hablamos y pedir los recursos que tenemos, pero no tenemos que encauzarnos a que la institución lo resuelva todo. Ahí entra la parte comunitaria y ponernos en marcha para cuidarnos unos a otros, porque hay viajes a urgencias que se pueden evitar con un acompañamiento con más manos en casa porque el cuidador se ha roto. La institución y los profesionales tenemos que estar sobre todo en la formación y la comunidad nos tenemos que implicar y por eso los que estáis aquí ya se os supone una mirada compasiva porque no queréis mirar a otro lado", agregaba el profesional de paliativos.

Javier Moraleda ha explicado la misión, "cuidarnos unos a otros de forma compasiva y en todas las esferas de la persona, no sólo el control de los síntomas físicos, sino lo psicoemocional, social y teniendo en cuenta el núcleo espiritual que nos define. Cuando hablamos de acompañamiento espiritual en medicina, hablamos de atención centrada en la persona, no en religiosidad. Que ponemos la mirada en la persona".

Tras los valores del respeto y la compasión que engloba todo, Moraleda enfocaba la visión en "crear el camino que nos dirigirá a la atención integral de todas las necesidades". Hay tres pilares en el movimiento de ciudades compasivas: "Formación es el primer paso. En este tiempo ya tenemos un compromiso de hacer formación continuada gratuita al voluntariado y a la comunidad en general, porque se puede acercar quien quiera. Para acompañar a otra persona la herramienta somos nosotros, y la forma de prepararlos para acompañar es trabajar con nosotros mismos. En realidad, este movimiento es un cambio de paradigma estructural. Los talleres están orientados a autoconocimiento: hemos hecho muchos de meditación, gestión emocional...".

María Pilar Tejero tomaba la palabra para enumerar las actividades ya impulsadas: club de lectura cada dos meses, "mortertulias o death café, un café de la muerte, encuentros donde se habla libremente de la muerte, de tus experiencias, miedos, pensamientos. Es un espacio para compartir de forma distendida y relajada mensualmente, y también han comenzado en centros de salud".

Se han desarrollado cinefórum, talleres de meditación, de "tu poder innato", eutanasia y sedación paliativas, cultivo de la compasión, enfoques terapéuticos para el alma desde la perspectiva del psicoanálisis y la logoterapia, y está previsto un club de poesía y formación específica y básica para el voluntariado en el el fin de vida

Javier Moraleda ha cogido el relevo para incidir en la formación básica para el voluntariado y específica para el acompañamiento. "Colaboramos con el Foro Iberoamericano de Espiritualidad dirigido por el doctor Enric Benito, en el que estamos los 30 profesionales de paliativos de España, Portugal e Iberoamérica" que preparan los cursos que espera poder traer a Huesca. "La herramienta eres tú, vamos a trabajar contigo para que puedas acompañar".

Finalmente, Javier Moraleda exponía que por primera vez, en Primero de Medicina, en la asignatura de Introducción al Humanismo, dio una clase en Huesca sobre "de acompañamiento espiritual. Estuvimos hablando de cosas como espiritualidad, compasión, sufrimiento, a chavales de 18 años en las mismas aulas en las que hace 30 años yo estaba viendo cosas que no me cuadraban en la vocación que me había llevado a estudiar Medicina".

Marta Escartín y Javier Moraleda
Marta Escartín y Javier Moraleda

Otro pilar es la divulgación y difusión con acciones como esta propia presentación, las "mortertulias" que dirige Nati y la propuesta de entrar en escuelas e institutos para docentes y alumnos. "Hay que hablar de estas cosas. Hablar del proceso de morir y del sufrimiento previene el sufrimiento. No se trata de obsesionarse, pero lo que no sirve para nada es mirar para otro lado. El acompañamiento a la persona en el proceso y a los que están con él es fundamental, pero la filosofía de las ciudades compasivas es la pregunta: quién pasó más tiempo con el enfermo en su habitación? ¿El médico? No. Sus cuidadores, sus amigos, su familia, se necesitan manos y formadas. Ese es el compromiso que lanzamos a la comunidad para todos".

EL RESPALDO DE MARTA ESCARTÍN

Marta Escartín, concejal de Servicios Sociales, ha recordado que se cumple un año desde la presentación del proyecto Huesca Ciudad Compasiva, "que busca implicar a nuestra sociedad en el cuidado de las personas al final de la vida", bajo el liderazgo de su presidente, Javier Moraleda, y María Pilar Tejero. "El cuidado y el alivio, nuestro acompañamiento, son fundamentales en los momentos más vulnerables de la vida".

"En un mundo donde la medicina avanza a pasos agigantados, es importante recordar que la verdadera atención se encuentra en la empatía y en el apoyo humano". De ahí la trascendencia de Huesca Ciudad Compasiva pore su compromiso con el refuerzo de la comunidad, la creación de redes de apoyo y voluntariado para atender a las personas más frágiles y vulnerables. "Esto no es sólo un gesto de solidaridad, sino un acto de humanidad y de humildad que puede cambiar vidas". 

En la búsqueda de una ciudad más compasiva y acogedora, "juntos, podemos hacer una diferencia en la vida de las personas y en nuestra comunidad", y concluía Marta Escartín por una apuesta por una ciudad donde "la compasión, la bondad y el cuidado sean fundamentales".

Tras la palabra bien hablada, llegaba el momento del verbo hecho canción con la Coral Diego de Pontac dirigida por María Ángel Leo, que creaba una atmósfera espiritual con el An Irish Blessing de James Moore como principio de un concierto que derivaba en Ennio Morricone y su Gabriel's Oboe (de la película La Misión), inicios de un repertorio espiritual ajustado a la ocasión.

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