La comunidad ucraniana ha entregado a Huesca una bandera de su país como símbolo de “amistad, esperanza y solidaridad” y de “gratitud a la ciudad y sus vecinos”, una gratitud que ha sido mostrada en todo momento por quienes han participado en la plaza de Navarra este viernes en una concentración para conmemorar el primer aniversario del inicio de la guerra, en la que las protagonistas también han relatado el horror del conflicto y han dejado ver la fuerza que siempre aflora para seguir adelante.
“Tenemos en nuestras manos una bandera muy especial. Ha hecho un viaje largo para llegar hasta aquí desde Ucrania. Está dedicada a la ciudad de Huesca y su gente como agradecimiento por la ayuda recibida durante tiempos difíciles de guerra. Lleva firmas de los soldados ucranianos, hombres y mujeres que quieren expresar su agradecimiento”, ha dicho Tetyana Fetysova, que ha guiado el acto. “Esta bandera simboliza la amistad y la solidaridad que se ha desarrollado entre nuestras comunidades. Que esta bandera -ha continuado- sea un símbolo de esperanza y solidaridad y que nos recuerde que todos juntos podemos superar cualquier obstáculo y enfrentarnos a cualquier reto que se nos presente”. La bandera ha sido recogida por el alcalde de Huesca, Luis Felipe, quien ha participado en esta concentración acompañado de distintos miembros de la corporación municipal.
El agradecimiento se ha trasladado también por parte de Tetyana a los Servicios Sociales, Cruz Roja, Cáritas, Banco de Alimentos, Asociación Juntos por la Infancia, Cruz Blanca, grupo de voluntarios del Colegio de Abogados de Huesca, del Colegio de Médicos y de la Policía Nacional, entre otros. “Desde el primer momento se han mostrado involucrados y han hecho todo lo posible por proporcionar a las persona que han llegado desesperadas en busca de un refugio el apoyo necesario para hacer frente a sus necesidades. Vuestra solidaridad ha marcado una gran diferencia en la vida de estas personas, brindando un rayo de luz en los momentos de gran incertidumbre”, ha valorado.
La vicepresidenta de de la Asociación Ucraniana de Residentes en Aragón (Aura), Yuliya Gayevska, ha continuado con los agradecimientos, en este caso a las farmacias -y sus clientes- Rapún, Ciriza, Central, Santamaría y Altermir; a Toyota Huesca, Carrefour Huesca, Mercería María y a Supermercados Alto Aragón y sus clientes. “La guerra sigue y tenemos que trabajar y ayudar. Ahora hay mucha necesidad, por lo que pido que nos donéis un poco, que para nosotros será mucho”, ha recalcado.
Julia ha comentado que muchos conocidos en Huesca le preguntan cómo aguanta. “Mal, pero estamos aquí”, ha respondido. En este tiempo ha vuelto dos veces a Ucrania, a su ciudad en el Oeste del país. La segunda fue en Navidad y lo que encontró fueron las calles vacías, casas sin calefacción, sin luz, todo oscuro. “He hablado con mucha gente y cada historia te da ánimo para seguir trabajando y luchando desde aquí. No se quejaba nadie, al revés, me daban ánimo”, ha comentado.
Aura es la asociación más activa de España. “Hemos enviado 19 camiones con material, seis ambulancias, cinco todoterrenos, un miniautobús… Es un trabajo duro, pero llega el agradecimiento de soldados y civiles, que nos da fuerza”, ha asegurado. También ha relatado que el Hospital Militar de Zaragoza hay 30 heridos muy graves, y que 28 soldados ya han vuelto a Ucrania. En este sentido, ha agradecido la labor del personal sanitario del Miguel Servet y del Hospital Militar.
EL PESO DE LA TRAGEDIA
En la concentración se ha recordado que ciudades y pueblos de Ucrania “han sido reducidos a escombros; las casas y edificios han sido destruidas y las infraestructuras básicas como hospitales, escuelas y carreteras están gravemente afectadas”. Además, la guerra “ha dejado a cientos de miles de personas desplazadas de sus hogares. Han sido forzados a huir de sus casas para escapar de la violencia y la inestabilidad. Hoy sentimos el peso de la tragedia -ha expresado Tetyana-, la preocupación por el futuro de Ucrania y de nuestra gente”.
“Desde el inicio del conflicto, los ucranianos han enfrentado enormes desafíos, han luchado contra una fuerza militar superior, han soportado bombardeos y asedios constantes. Sin embargo, en medio de la adversidad, hemos visto la fuerza y valor de nuestro pueblo que sigue combatiendo por su libertad y su dignidad”, ha remarcado.
Ese horror ha sido trasladado por jóvenes ucranianas que han vivido desde el principio la guerra y que este viernes en Huesca han expresado en español y ucraniano parte de esas vivencias. Harina, de Mariúpol, ha relatado la falta de electricidad, de calefacción, los bombardeos continuos que no permitían salir de casa a buscar agua y alimento, ni siquiera daban prácticamente un respiro para cocinar en fogatas. “Si una de estas bombas caía en un edificio de nueve pisos, se derrumbaba y cientos de personas quedaban atrapadas debajo de los escombros. No había rescatistas, la gente gritaba pidiendo ayuda, pero no podíamos hacer nada por ellos; una semana después, estas voces iban cediendo”, ha relatado.
Su noche más aterradora fue del 10 al 11 de marzo. “Fuimos bombardeados con lanzamisiles -ha narrado-. Nuestro hijo menor estaba durmiendo con nosotros y recuerdo haberle gritado que corriera, pero se arrodilló, abrazó la cabeza con las manos y se quedó ahí. Los vidrios y fragmentos volaban hacia nosotros. Agarré la mano de mi hijo, vivíamos en el séptimo piso y teníamos mucho miedo, el edificio se movía de un lado a otro. Le pedí a Dios que si tenía que morir fuera rápido y sin dolor. Temíamos quedar atrapados debajo de los escombros”.
Nunca pudieron regresar a su casa, destruida y quemada como todas las de la ciudad. “Perdimos todo, nuestra casa, trabajo, familia, amigos; mi querida amiga Ángela murió con sus dos hijas. Esta es solo una parte de horrores que vivimos”, ha constatado.
Tras huir con su familia de la ciudad, “llegamos a España con lo poco que nos quedaba pero con la esperanza de una nueva vida. Gracias a la ayuda de muchas personas maravillosas hemos podido empezar de nuevo. Tratamos de seguir adelante y construir un furo mejor para nuestra familia”, ha finalizado.
"GRACIAS POR AYUDAR Y NO OLVIDAR"
Otra joven ucraniana ha valorado la fuerza de su país. “A pesar de todas las dificultades, nos mantenemos firmes y luchamos, no hemos levantado la bandera blanca, sino que defendemos la independencia de la bandera amarilla y azul”, ha expresado. “Si apoyas a los desplazados y soldados, ya sea moral o materialmente, si crees en el futuro de Ucrania, entonces con tu ayuda estamos a unos pasos de la victoria”, ha agregado. “Y quiero agradecer -ha indicado- a todas las personas que se preocupan, gracias por estar aquí hoy, gracias por aceptar a los ucranianos después de un año, por ayudar y no olvidar”.
Tetyana, otra de las protagonistas en la concentración, ha vivido en Huesca todas las etapas de duelo. “Hemos estado pensado mucho sobre cómo seguir viviendo: volver atrás, vivir en modo de espera que esta terrible guerra termine o aprender a seguir viviendo. No digo que lo olvides, es imposible, sino que le des un lugar en vuestro corazón a todo lo que pasó. Se quedará con nosotros para siempre, pero con todo, tenemos que seguir adelante”, ha explicado y ha valorado a todos los refugiados que han encontrado la fuerza para seguir adelante. “Vosotros también sois héroes”, ha dicho.
“Su presencia en nuestras concentraciones y su solidaridad –ha trasladado otra joven a los oscense- han sido una fuente de inspiración y fuerza para todos. Gracias por tomar tiempo para estar con nosotros, por compartir nuestras historias y nuestras luchas. Además de mostrarnos que no estamos solos en esta batalla. Cada uno de ustedes ha contribuido de una manera única y especial para ayudar a nuestra comunidad y poder hacer frente a los desafíos que hemos enfrentado en estos tiempos difíciles”.
Durante la concentración también se ha llevado a cabo un minuto de silencio “en honor a todas las personas que han perdido la vida durante este año de guerra en Ucrania”, además de recordar a las víctimas del terremoto en Turquía y Siria. “Cada vida perdida es una historia, una familia destrozada, una pérdida irreparable, una llama que se apaga, un sueño que se esfuma, una esperanza que se desvanece. Que este momento de silencio -ha deseado- nos permita reflexionar sobre la fragilidad de la vida humana, sobre la importancia de valorar lo que tenemos y sobre el poder de la unidad en los tiempos difíciles”.