El psiquiatra Javier Olivera subraya que "no somos conscientes de cuánto condicionan las emociones nuestras decisiones", un factor clave para entender nuestras respuestas y cómo estas influyen en el día a día. Estas reacciones, automáticas y adaptativas, operan en gran medida de manera inconsciente, lo que puede conducir a elecciones apresuradas que serían diferentes si nos detuviéramos a reflexionar. La capacidad de reconocer y gestionar estos impulsos es esencial para tomar decisiones más equilibradas.
Durante su conferencia titulada Ingeniería emocional, presentada en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner como parte de un acto organizado por el Colegio de Graduados en Ingeniería e Ingenieros Técnicos Industriales de Aragón (Cogitiar), Olivera abordó cómo trabajar con nuestras reacciones internas de forma metódica. Explicó que, aunque las respuestas instintivas suelen dominar en primera instancia, es la racionalidad, guiada por el lóbulo frontal, la que permite dotarlas de sentido y utilidad. El equilibrio entre lógica y sentimientos resulta imprescindible para una vida más coherente y satisfactoria.

Además, el especialista destacó el papel del arte como una vía para enriquecer la experiencia humana, permitiendo expresar aquello que, de otro modo, sería difícil de comprender. Sin expresión ni sensibilidad, la vida perdería gran parte de su profundidad, enfatizó Olivera, quien también ofreció herramientas prácticas para mejorar la regulación personal, destacando el autoconocimiento como la base de cualquier cambio significativo.
Olivera, jefe de Sección de Rehabilitación de Salud Mental y profesor asociado de Psiquiatría en la Universidad de Zaragoza, explicó que adaptó una charla sobre inteligencia emocional para conectar con el público técnico del evento, haciendo un guiño a los ingenieros al plantear este enfoque estructurado para el manejo de las emociones. "La ingeniería emocional consiste en aplicar técnicas para resolver problemas emocionales de manera organizada", comentó.
Describió, además, cómo el cerebro humano se organiza en tres niveles: el reptiliano, encargado de las respuestas instintivas; el límbico, que regula las emociones; y el lóbulo frontal, donde reside la razón. Según el experto, aunque las emociones son universales y compartidas con otros mamíferos, lo que hacemos con ellas es lo que marca la diferencia. "El lóbulo frontal es como el ingeniero del cerebro", indicó, y explicó que su correcto funcionamiento es esencial para equilibrar la respuesta emocional y racional.

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
Olivera destacó la importancia del autoconocimiento y la gestión emocional a través de la inteligencia emocional. "La tendencia a dejarse dominar por las emociones puede ser innata, pero es posible trabajar en ello. Aprender a identificar nuestras emociones y evaluar si nuestras reacciones están justificadas es el primer paso para no dejarnos llevar por pensamientos catastróficos o desbordes emocionales", afirmó. Explicó que esta habilidad es fundamental para evitar reacciones impulsivas y mejorar el bienestar personal.
En su conferencia, Olivera presentó ejercicios prácticos para ilustrar cómo las emociones pueden desbordarse, como el síndrome de Capgras, un trastorno en el que las personas creen que alguien cercano ha sido reemplazado por un impostor. Explicó que este trastorno ocurre cuando la desconexión entre el reconocimiento racional y emocional altera la percepción de las personas, lo que afecta profundamente las relaciones.
"Hay quienes controlan mejor ciertas emociones, como el miedo, pero tienen dificultad para manejar otras, como la rabia. Esto depende de la persona, el momento e incluso el tipo de emoción. Sin embargo, todas pueden ser trabajadas", señaló Olivera, destacando que la inteligencia emocional es una habilidad que se puede desarrollar con práctica y autoconocimiento.
Para Olivera, el manejo adecuado de las emociones es clave para enfrentar situaciones difíciles. Subrayó que la capacidad de gestionar nuestras respuestas emocionales permite una vida más equilibrada, donde la racionalidad actúa como herramienta para regular los sentimientos.

LA CONEXIÓN EMOCIONAL A TRAVÉS DEL ARTE
Olivera aprovechó la charla para conectar estas reflexiones con la relevancia de las artes y las humanidades como contrapeso emocional. "No todo es técnica; necesitamos las artes porque nos conectan con lo emocional. Es un complemento esencial para entender el mundo desde una perspectiva más humana", afirmó.
El psiquiatra propuso ejercicios prácticos para ayudar a los asistentes a explorar sus emociones a través de la música y el cine. Invitó a cerrar los ojos y sentir las emociones que transmiten canciones icónicas como la banda sonora de Tiburón, para evocar el miedo, o la nostálgica Piensa en mí de Luz Casal, utilizada en una conmovedora escena de una película sobre una mujer con Alzheimer que, al escuchar la música, recupera su capacidad de moverse y bailar.
Olivera finalizó su intervención con una reflexión sobre cómo las emociones son universales y esenciales para entendernos a nosotros mismos y a los demás, subrayando que, aunque su manejo puede ser aprendido, su presencia es inevitable y profundamente humana.