Jesús Vallés: "Es una oportunidad histórica de recuperar para la naturaleza el santuario de Cotatuero"

El activista medioambiental y escalador estima que era "importantísimo reparar ese crimen atroz que se cometió contra los Pirineos"

07 de Mayo de 2025
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Un montañero colocando el cartel de avertencia
Un montañero colocando el cartel de avertencia

Siete personas comenzaron la jornada este martes a las 6:30 de la madrugada con el objetivo de quitar las clavijas de Cotatuero. Al frente, Jesús Vallés Gracia, reconocible por su activismo desde hace años, con episodios memorables como el del lindano y su lucha para que cerrara Inquinosa, y, a sus 69 años, capaz de escalar especialmente cuando hay una causa que merezca la pena.

Es el caso que motivó la acción de ayer. "El Parque Nacional de Ordesa nació con una herida mortal, que son las clavijas de Cotatuero, que fueron colocadas por un lord británico, Buxton, que se permitió el lujo en 1881 de alquilar el monte de Torla y contratar a unos herreros para que instalaran las clavijas y, de esta manera, les cerraban la huida a la población de bucardos que vivían en el sanutario de Cotatuero".

Prosigue el relato de aquel aciago episodio de la historia no suficientemente conocido o valorado. "Cuando huían, los bucardos se encontraban por sorpresa que los cazadores que habían subido por las clavijas les cerraban el paso. Y, como hay un abismo encima y otro debajo, no tenían escapatoria. Fue una masacre. En aquella época, por las revistas ilustradas se puso de moda entre los aristócratas cazadores venir a Ordesa a cazar los últimos bucardos".

Advierte Jesús Vallés que el santuario de Cotatuero-Gallinero, al que se accede por las clavijas, es la única zona del Parque Nacional que está soleada prácticamente todo el año, hay unas praderas muy extensas, hay mucha agua... "Era el paraíso para los bucardos y, a pesar de quedar exterminados, por la querencia que tienen estos animales, volvían allí. Los fueron matando poco a poco y unos poquitos se refugiaron en la ladera enfrente del valle, lo que es la Umbría de Pelay, donde se han exterminado porque ahí hay mucha nieve, mucho frío y no hay comida".

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En consecuencia, afirma uno de los impulsores de la Asociación Pirineoswilderness, era "importantísimo reparar ese crimen atroz que se cometió contra los Pirineos, porque se exterminaron los bucardos y también la Peña Gallinera hace referencia a que vivía ahí una gran población de urogallos que también fueron cazados".

Ilustración de la caza de bucardo hace siglo y medio
Ilustración de la caza de bucardo hace siglo y medio

Explica gráficamente que el símbolo del Parque Nacional "es la roca, una naturaleza muerta, como si ya hubieran renunciado a la fauna de los Pirineos, y se trata de corregir esa tendencia: que los montañeros, los escaladores, demos un paso atrás y el Parque Nacional pueda tomar posesión de ese santuario que es el centro vital, ecológico del Parque de Ordesa y pueda corregir esa deriva de agonía que tiene ahora mismo la naturaleza en Ordesa".

CARTELES DISUASORIOS

Respecto a la reacción de la FAM advirtiendo de los riesgos de quitar las clavijas, la contestación es de un montañero. "Hemos sido muy cuidadosos. Primero, ayer tuvimos que escalar incluso en hielo porque toda la zona está cubierta todavía de hielo y nieve. Ahora mismo, nadie va a poder llegar por allí y nadie va a poder ponerse en peligro. La meteorología no lo permite".

Además de esta circunstancia temporal, han "colocado ocho carteles avisando del riesgo, del peligro. No se pueden pasar las clavijas, con el lema "Clavijas de Cotatuero cortadas, Ordesa Vivo". Además, ayer, en el último momento, cuando abandonábamos Torla, dejamos una comunicación a la Dirección del Parque Nacional. Nosotros pensamos que está ya muy señalizado, que todo el mundo lo va a saber".

Vuelve a su discurso de necesaria conservación. "Ahora mismo, es la oportunidad que tiene el Parque Nacional, una oportunidad histórica de recuperar para la naturaleza ese santuario, que se ha convertido tristemente en un parque de aventura. Y, a las empresas de aventura, que comprendo que llevan por allí a sus clientes, les digo que en el norte de Huesca hay muchas fajas tan bonitas y tan hermosas como la de Cotatuero, la de Las Flores".

"Vamos a dejar que Ordesa respire y pueda haber alguna esperanza"

Por activa, recomienda un cambio de actitud. "Vamos a dejar que Ordesa respire y pueda haber alguna esperanza, porque hay otros parques nacionales muy cerca de aquí de los Pirineos, la Vanoise en Francia y su hermano gemelo en la frontera, el Gran Paradiso en Italia, donde hay una población cercana a un millar de bucardos, que es el antecesor del nuestro, porque todos esos animales hace cien mil años vivían en todas las cordilleras de Europa. Y la única en que se ha extinguido ha sido en los Pirineos. Y las clavijas han tenido una gran responsabilidad".

Puntualiza que los bucardos franceses o italianos son "primos hermanísimos del original de Ordesa". Establece un paralelismo con la reintroducción del oso con especies pardas de Eslovenia, algo más corpulentas que el pirenaico. "Son todos de la misma camada".

Y, consecuentemente, los nuevos bucardos "estarían en el paraíso. Italia es un país que nos quiere mucho a España. He escalado montañas de Gran Paradiso dos veces" y sigue con la comparativa. "El emblema de Gran Paradiso, que tiene 80.000 hectáreas, es el bucardo, pero lleva protegido desde el siglo XIX. ¿Y cuál es el de Ordesa? Unas rocas, una naturaleza muerta, sin animales. La gente de Huesca, Aragón, de España no nos podemos resignar a esa agonía. Es necesario un giro al devolver a la naturaleza sus territorios, sus santuarios para que se puedan reconstruir los delicados equilibrios ecológicos. Y necesitan unas especies. Sin ellas, Ordesa se irá degradando y es cada vez más un parque de aventura".

Enfatiza que éste, precisamente, es el "momento de evitarlo y el Parque Nacional tiene ahora una oportunidad muy buena porque ninguna empresa va a tener inconveniente a dar un paso atrás, renunciar a esas fajas, porque lo que sobran en el norte de Huesca son fajas. Hay muchísimas, pero esa realmente es vital para la naturaleza".

Se enorgullece, en cualquier caso, de que hace doce años el Parque de Ordesa atendió su petición de que "se prohibiera la escalada con taladro industrial. Si no se llega a conseguir esa prohibición, ahora mismo Ordesa estaría cosido a taladros. El oso, el bucardo, el lince, los urogallos, no entienden de política, todos tenemos la obligación de impedir la extinción de nuestras especies".

SIN IDEOLOGÍA NI CARNET

La Asociación Pirineoswilderness, creada con dos compañeras, estaba en su origen asociada a Los Verdes SOS Naturaleza, pero "en la defensa de la Naturaleza yo no le pregunto a la gente su ideología ni su carnet, sólo si están dispuestos a proteger las especies que están en peligro de extinción crítico".

Le acredita un largo historial reivindicativo desde que en 1985 comenzaba la Asociación de Defensa del Pirineo Aragonés (Adepa), que trabajó por los aterrazamientos en la Sierra de Guara, salvar el Hayedo Turia y trabajo para el cierre "de la fábrica más contaminante de Europa, Inquinosa".

Al final, en realidad, se siente ligado a Ordesa de manera especial, con 52 años escalando y también viendo morir a algunos compañeros. "Pero esas paredes tan inmensas me han tratado siempre con mucha delicadeza. Y llega un momento en que te das cuenta de que hay que devolver a la montaña todos los bienes que nos da. Y eso empieza por proteger a sus criaturas".

Sigue haciendo alpinismo a sus 69 años, en su último viaje a América subió cinco montañas de 6.000 metros de altitud. "¡Debemos tanto a los Pirineos...! Los escaladores le debemos toda nuestra vida. Es el momento de percatarnos de la fragilidad, de la delicadeza de los Pirineos. Nos parecen muy grandes, pero son una cordillera pequeñita, y la presión humana es cada vez mayor. Empezar por escatar ese santuario de Cotatuero-Gallinero es un buen comienzo. Creo que el Parque puede coger un impulso tremendo y me consta que hay muchos profesionales, biólogos, conservacionistas, que van a saber gestionar con sabiduría y prudencia, y los montañeros tenemos que dar un pasito atrás y renunciar a ciertas excursiones".

"Es el momento de percatarnos de la fragilidad, de la delicadeza de los Pirineos"

En todo caso, no hay una incompatibilidad con determinadas prácticas. "De momento, los escaladores que escalen las paredes de El Gallinero, con el equipo que llevan especial, sí pueden bajar por las clavijas haciendo un rapel, pero esas marchas en verano que son cien, doscientas personas diarias, pasando por ahí, eso es incompatible con la conservación del santuario".

Explica el operativo de este martes. "No creas que no hubo peligros. Las clavijas, a las ocho de la mañana que llegamos ahí tras andar de noche, estaban recubiertas de hielo y fue bastante peligroso subir por ellas". Las siete personas participantes se distribuyeron la faena: "Mientras un equipo quitábamos las clavijas, otro equipo colocaba los carteles, y otro se ocupaba de la logística de llevarnos y traernos. Todo se organizó y salió bastante bien. Con la ayuda de la montaña y la pericia, porque estaba todo recubierto de hielo e, intentabas poner un seguro en la clavija, y al estar helada, a la mínima extensión, se te salía y te quedabas sin protección".

Y se muestra orgulloso de los siete intervinientes. "Cada uno tiene su pensamiento, pero hay una cosa que nos une, que es el amor a la montaña". "Hemos dejado una parte sin cortar y en lo alto hemos puesto un cartel de PELIGRO, que por allí no se puede bajar. Ahora mismo, la montaña tiene un mes perfecto porque no se puede escalar, la Faja está cubierta de hielo. No hay una situación de peligro. La Federación se excede en esas previsiones. Hemos puesto ocho carteles en todos los caminos que van a Cotatuero". Y Jesús Vallés, dicho lo cual, considera su misión cumplida.

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